sábado, 25 de agosto de 2012

Los poemas en esquema de relatos




Luego, al final del camino, se vuelve atrás, recorriendo una zona indeterminada, imprecisa, como de naturaleza muerta, pero que habilitará la conjetura de lo creado, para tal vez encontrar alguna probable dilucidación, cuando lo que tenemos es simplemente un poema atravesado de sombras.

A veces el poeta se despeña al vacío sin encontrar el esquema del relato, y lo que resulta de su escritura es algo complicado de entender. Contra esa confusión avanza el poema, articulando imágenes, socavando barroquismos que parecieran imbricados de violáceos raptos de lucidez.

Yo debería de aprender de poetas como WashingtonCucurto, que expresan sin rodeos el poema que camina, como si estuviera comprando frutas en el mercado, y todo eso; el trayecto, las personas, los tomates en las cestas, las verduras, la balanza, las rotas veredas amarillas, fueran y no fueran el poema, para entonces obviar toda metáfora, sojuzgar sin atravesamientos lo que ocurre, trazar una línea horizontal y ya, unir puntos, hacer un puente entre el poema y el poeta, si tal cosa es posible.

Entonces el poeta lavaría las manzanas en su casa y en el poema, con agua limpia y fresca, y por alguna razón se quedaría pensando si fue la primera vez que vio una manzana, en su casa, y en el poema.

y saberse íntimamente que es el poeta el que compra las manzanas en el poema, que allí aparece el agua fría limpiando la humana fruta, y que no tiene por qué pensar en la melancolía de los zapallos, ni en las peras verdes envueltas en papel violeta, ni en la soledad que no narró mientras ocurría el poema..

sábado, 18 de agosto de 2012

Los poetas que se apartan


El poeta se alimenta de materias fungibles y quebradizas.
Hasta hoy no se sabe de donde viene la niebla que manipula…
Milton de Lima Sousa

Pienso en aquellas almas que viven sus vidas como poetas pero apartados de los circuitos literarios, de las salas luminosas, de las voces concurridas.
Algo de todo eso le pasó a Milton de Lima Sousa, “el poeta más desconocido del Brasil” según lo refiere Rodolfo Alonso en su libro de ensayos poéticos “La voz sin amo”. Allí el escritor brasileño, interrogado en una carta, contesta lo siguiente:

"No entiendes por qué mi poesía no es valorizada en Brasil. Te explico. En primer lugar, como sabes, vivo enteramente apartado de los llamados medios literarios, organismo fantasma que generalmente crea las reputaciones en el país. No frecuento a los cronistas literarios ni conozco a las personas que circulan como críticos. Soy, por temperamento, más inclinado a convivir con el silencio y la soledad. Me repugnan las gimnasias de plaza pública. Impregnado de zen, no quiero nada más que crear mi poesía. Y aun eso es difícil, pues estoy obligado a salir de casa para ganarme el pan. Admiro a los grandes enclaustrados, comenzando por Emily Dickinson, quien, no habiendo dicho nada, dijo todo sobre la vida del poeta y de la poesía. Su lección es inagotable."

Cuántos poetas arrastrarán para si estas disquisiciones, libros bajo la forma de fotocopias que esperan ser descubiertos, poemas que se van olvidando en la niebla del tiempo.

Alguna vez, aquel poeta se encontró golpeando la puerta de una editorial, o tuvo la osadía de enviar sus fragmentos a un crítico literario. Este, a su vez, rodeado de montañas de manuscritos, le aseguró que en algunos meses podrá leer el poemario y brindarle una respuesta. Si queda, si resulta, es probable que el poeta deba costear una parte de la publicación, esto a veces incluye algún paréntesis seguido de innumerables puntos suspensivos….
Si no hay acuerdo, el poema vuelve a manos del poeta, quien sale a la calle con el manojo de papeles y la desesperación intacta.

Hay una mirada recurrentemente urbana en todo esto, la del poeta polvoriento que sale de una imprenta con los originales en la mano, no hay película que pueda retratar esta escena, donde pueda verse la mirada del poeta que lo tiene todo y a la vez no tiene nada, luego este mismo escritor va a una plaza de artesanos, acomoda los libros en el pasto, y deja un cartel que dice “poesía alternativa” sin saber bien que significa eso, ocasionalmente recitará sus versos en bares de mala muerte, soportando el lejano ladrido del amanecer. A su tiempo abrirá un blog y esperará ansioso los nocturnos comentarios.

El poeta que apoya siempre el mismo rostro en la ventana fría de un colectivo. El poeta de los zapatos viejos. El poeta que balbucea en un café literario. El poeta que se vuelve una mala película de su propia escritura. El poeta que busca una crítica bajo la luna roja. El poeta que cuelga los poemas en un hilo. El poeta que vuelve del trabajo que nada tiene que ver con la poesía. El poeta de la familia que no sabe que es poeta. El poeta que se paró en la mesa. El poeta que bebió ginebra toda la noche. El poeta que escribe poesías…

En el medio de todo eso, hay alguien que se aparta, luego algo, el origen de algo, deja de saberse, o como dice Milton de Lima Sousa, al poeta “Una legión de seudos (seudos del no-ser)
Le hiere el plumaje, pero nadie sabe dónde el pájaro nidifica”.

sábado, 11 de agosto de 2012

jueves, 9 de agosto de 2012

El poder de la palabra...


Yo conozco el poder de la palabra,
            yo conozco su llamado poderoso.
Hay palabras,
            que levantan a los seres de las tumbas,
y marchan solas,
            sobre sus cuatro patas.
A menudo,
            hay palabras que se pierden
se tiran,
            no se imprimen,
                        no se publican.
Pero la palabra corre,
             ajustando sus tiradores,
resonando en los siglos,
            y se acercan los trenes arrastrándose
lamiendo,
            las manos callosas de la poesía.
Yo conozco el poder de la palabra,
                        más que muchos,
más que un pétalo caído,
            bajo el pie de la danza.
Pero el hombre,
            entrega el alma,
                        los labios,
entrega todo su esqueleto...
1- Me ama,
            mucho, poquito,
                        o no me ama...
Me rompo las manos,
             apretando los dedos,
y arrojo al aire los dedos rotos.
Así se rompen o arrojan,
            los pétalos de las margaritas,
cuando se adivina el amor en el mes de mayo.
Dejad que al rasurarme,
se descubra el pelo plateado de los años.
Espero,
            creo:
en los siglos de los siglos jamás me llegará
el día vergonzoso de mi sano juicio.
2-Ya son las dos.
            Tal vez ya estás acostada.
En la noche,
            la Vía Láctea,
                        hace su camino de plata.
No te apuro,
            con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
            ni molestarte.
Como se dice,
            el "incidente" ha terminado.
La barca del amor,
            se ha estrellado,
                        contra la vida cotidiana.
Estoy a mano contigo.
            No hay por qué enumerar,
nuestros dolores recíprocos,
                        desgracias,
                                         ofensas.
¡Mira el universo,
            qué silencio!
La noche,
            ha cubierto el cielo,
con su mensaje de estrellas.
En horas como ésta,
            uno se levanta y habla,
a los siglos,
            a la historia,
                        al mundo.
3- Ya son las dos...
            tal vez ya estás acostada,
o tal vez,
            tú también estás así como yo...
No te apuro ya,
            con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
            ni molestarte...


Del poema “Sin terminar”, VladimiroMaiacovski

A mi amor, su poeta preferido, en su cumpleaños…



domingo, 5 de agosto de 2012

La anulación de la subjetividad


En un documental de los hermanos Lumiere (Policemens parade Chicago, 1896) se puede apreciar un desfile militar, el momento exacto en que decenas de policías pasan delante de la cámara, rostros en blanco y negro con manchas móviles de hollín, de fondo se escucha un piano, pero lo que llama la atención es que todos los policías tienen el mismo bigote, usan el mismo sombrero, el mismo uniforme, la misma forma de caminar, pareciera que hasta tuvieran los mismos pensamientos.

Hace poco iba por una autopista, a lo lejos vi a un grupo de conscriptos desfilar rígidamente hacia delante, los brazos como estacas y las piernas en férrea sincronía, no parecía haber mucha diferencia entre aquel documental de fines de siglo y estos jóvenes de la era digital.  Relacioné ambas escenas con el pensamiento único, lo homogéneo, lo estandarizado o normativo, aquello que no admite la diferencia, ni la originalidad, ni lo caótico, donde toda acción va encuadrada con sus límites establecidos y previsibles. Solemnes como estatuas los hombres se cuadran ante la cámara, miran algo que se parece al futuro, tipos que en verdad fueron anulados en su forma de pensar, que no pudieron salirse de la hilera, que tuvieron todos los botones de la camisa abotonados,  una sincronía que debía ser perfecta, aceitada, cuyo diagrama debía cuajar en un tiempo sin verbo, y así fue, allí la palabra respeto implicó sumisión por la jerarquía, se llegó a la pirámide levantando la cabeza sin mirar a los ojos, así por años, sostuvieron de ese modo una actitud de servicio, un modo de entender el mundo.

En la película “La sociedad de los poetas muertos” el profesor John Keating (aquel gran papel del actor Robin Williams) les pide a sus alumnos que caminen libremente, sin embargo bastó que uno tomara la iniciativa para que los demás decidieran al unísono no ir contra la corriente y seguir la fila. Correspondiendo con el marco, los que estaban afuera aplaudían, y ese acto dejaba al desnudo el peligro de perder las propias convicciones frente a los demás, el temor a que cada uno experimente su propio camino.

Cuando se elige no elegir, como en el caso del documental, lo que se provoca es anular una subjetividad, a muchos digitadores del poder político les convienen estos sujetos, después solo necesitarán la televisión para tener ocupados al resto, hacer que no piensen, que no se salgan del corral, que mantengan una línea...
Los alumnos de la película en cambio tienen tan automatizada aquella estructura, ligada a las conductas familiares, que lo recrean involuntariamente, aún harán falta generaciones de filósofos y artistas para poder tomar el camino menos concurrido. Esto me hace acordar algo que leí hace unos años:
Que terrible que es ser solo un hombre, saber tan poco e ignorarlo casi todo”.

Así, anulación y distracción logran enrejar los cielos de quienes se creen libres mientras una mano ajena e invisible cierra el candado al final de la jornada.

Y creen elegir cuando llegan a sus casas y toman el control remoto, a una hora imprecisa, mientras esperan un plato de comida, muertos que no terminan de nacer.

jueves, 2 de agosto de 2012

Stroszek...

En 1977 un film de Werner Herzog titulado Stroszek ofrecería, en una sola escena, una dura metáfora sobre la deshumanización de la raza humana, al director le bastó utilizar animales enjaulados para expresar esta dicotomía.

Esta es la crítica de entonces, rescato una parte del texto:

Herzog es siempre impredecible, no hay forma de saber adónde nos lleva.  Sin embargo, dosifica in crescendo con tal habilidad la carga dramática que logra hacernos partícipes de los sueños, las desilusiones de sus personajes, su desolación, su desesperación y sus miserias. La escena final es probablemente una de las mejores secuencias rodadas por el alemán y resume el sentido total de la película: animales bailando enjaulados bajo neones (cual atracción de feria) tras un cristal repitiendo, ajenos a su naturaleza, una y otra vez la misma acción mecánica. Tremenda metáfora de la deshumanización y la mezquindad: Eva vuelve a vender su cuerpo, Clemens a los supermercados y Stroszek, invadido por la cotidiana e intranquila normalidad que le ofrece el nuevo mundo al otro lado del océano, decide acabar con su vida en un telesilla…

Luego ocurrió que un tal Ian Curtis, cantante de Joy División, después de ver esta película se terminaría ahorcando en la cocina de su apartamento, a los 24 años, y a días de salir para una gira por EEUU.

Me pregunto porqué ciertos corazones comprenden demasiado pronto estas disquisiciones existenciales, y si conviene revisar cuánto nos resignamos, día a día, a no darnos cuenta de lo mezquinos y deshumanizados que estamos. Ahora mismo aparece Stroszek,  diciendo algo simple pero que no admite interpelación alguna, es el pensamiento de un hombre sin vínculos de pertenencia con el contexto que lo habita:

Aquí ves un modelo esquemático que he hecho...de cómo se ve a Bruno por dentro. Están cerrando todas las puertas sobre el, y oh, tan educadamente.
Ahora estamos en América...y pensaba que todo iría mejor y alcanzaríamos nuestra meta. Pero no, a Bruno se le está dejando de lado como si no existiera, actúas como si no me conocieras de nada.

- nadie te da patadas
No, no físicamente. Aquí lo hacen espiritualmente...

El mundo no está preparado para estas almas.