sábado, 30 de junio de 2012

Desavenencias de un incomprendido


El poeta pensó que era un genio.

En algún momento creyó ver la arquitectura invisible de una construcción, y se extravió en los pormenores del poema, lo escrito lo engulló hacia un adentro que lo supo destinado a comprender todo esquema narrativo, la materia candente del cual estaba imbricada toda creación, porque intuyó (esto no podemos saberlo) que dichos algoritmos solo podían ser entendidos por pocas almas, y que el mundo ajeno, si no concebía apreciación alguna, estaba equivocado, limitando su juzgamiento al mínimo consuelo de percibir una suerte de musicalidad estética en el extraño poemario.

Puertas adentro, aquel niño-anciano era una leyenda, se cuidaba de no dejar marcas sobre los lugares que frecuentaba, porque asumía que algún día alguien diría “el estuvo aquí” y prefería entonces callar y proseguir, que a lo sumo se recordase la imagen de un caminante lleno de sombras, un andariego solitario, una figura siempre lejana, lidiando con el viento en el crepúsculo de su propio día. Un ausente de toda posible asociación, un balbuceo de una noche sin luna.
De ese hombre queda poco, algún que otro poema breve, alguna frase feliz, y una pretendida agudeza para opinar sobre asuntos que nunca llegaría a verbalizar en público.

Naderías…
Se trata, o se trató, al pasar de los años,
de naderías.
Pretendido barroquismo de quien no torna complejas las estructuras de su incompleto mecanismo.

A veces ocurre que las personas, llegando al ocaso de sus vidas, nunca terminan de comprender si, como dice Juan Forn en un artículo, dejaron de vivir su época para empezar a vivir en su mundo, eso algunos lo descubren tarde, otros simplemente no lo saben, o no les importa saber, si estando en alguna parte vivieron en realidad en su propio mundo, su propia caverna, su propia deidad, y entonces quedaron colgados del contexto que los demás construían acaso sin darse cuenta. Algunos fueron consecuentes con las circunstancias que sus acciones favorecieron, dejaron sin pretensiones el esbozo de una obra, nocturnos versos escritos con nerviosa caligrafía, anotaciones marginales, correcciones temblorosas, silencios recogidos de una mañana fría con un sol entibiando los cristales, la ocasional chimenea de sus días primeros y el humeante café, un cobertizo y un perchero, también una silla de mimbre.

Como se sabe, el mundo, testigo involuntario, nunca tiene la culpa. A lo sumo, el sol de aquella infancia, arrojó sus pájaros tardíos a un campo poblado de flores incompletas, cerrando un círculo sin componentes ni planos, como una esfera vacía de conceptos. 

De algún modo, aquellos poetas (agreguemos el plural), conservaron los manuscritos sin animarse a prenderlos fuego, tal vez porque esos poemas ocultaban verdades que algún día deberían desentrañar, tal vez porque las primeras palabras siempre son verdaderas, a pesar de su precariedad.

Yo una vez quemé la edición de un libro, precisamente el primero, recuerdo las circunstancias, había un balde de plástico, mi vida por entonces era un desasosiego sin parábola, había logrado escribir algo que parecía representarme, cierta idea de adolescencia frustrada y melancólica, “no quisiera que alguien lea esto dentro de algún tiempo” pensé, en realidad no recuerdo haber pensado esas palabras, como tampoco tuve necesidad de planificar que debía quedar o no de la obra, sentí que ciertos destinos debían cumplirse, y que si algún día alguien preguntase por aquella decisión, tener por argumento que es mejor recordar de ese modo aquellos poemas, dejarlos detenidos en aquel limbo, con aquellas cenizas. Después todo pasó como en una brevedad de siglos, el fuego y el humo del poema llenando la casa, una parte de la casa manchada de negro, de hollín y de soledad.

Años después escribí que mi primer libro estaba destinado a la música, yo era el cantante, había una pianista y una concepción barroca del alma, el tiempo me llevó a publicar un presuntuoso libro sobre el espíritu adolescente, en la portada había un niño parado en un rincón, esperando al padre, o a la madre, quien sabe…

Vaya a saberse también, si aquel poeta se creyó un genio, y no hizo otra cosa que vivir en su mundo, y dejar de vivir en su época.

Si...
tal vez así fue.

miércoles, 20 de junio de 2012

Sobre la oralidad de la poesía


Hay quienes pueden reconocer, con cierto júbilo solitario, un atisbo de belleza en un poema recitado, como si se tratara de un pequeño fulgor, un éxtasis en medio de lo cotidiano, extraña felicidad de una ceremonia tardía.

Esto suele ocurrir en presentaciones de libros, cuando el poeta recurre a la oralidad, y con tono propio logra desandar un camino en el que los oyentes simplemente se dejan llevar, ingresando juntos a una caverna, o cruzando un puente, desconociendo que vendrá después. También suele pasar en los rincones sórdidos de ciertas tertulias literarias, donde aún es frecuente el rito de los cadáveres exquisitos, allí suele haber fugaces pasillos de espejos deformes que podrían representar el almíbar derramado de un oscuro barroquismo, clamando por ser oídas sus endechas, apreciadas sus entelequias, analizadas sus aliteraciones. Pero es en los bares, en encuentro de poetas, donde uno espera en silencio la comunión de la palabra, y a veces lo que viene del otro lado hunde un puñal efímero en el lector-oyente, cuando el poema pasa de la escritura a ser re-significado en la voz del poeta, dejándolo ir, dejando que se transforme en otra cosa.

Suelo pensar en esto cada vez que escucho un poema recitado por el autor, sin tener conocimiento previo de la escritura.

En un evento literario, con vasos de vino en las mesas pintadas de verde, perdido en las volutas de humo y los gestos teatrales, todo poeta que tome un micrófono, si lo que ofrece es algo infrecuente y genuino, escuchará unos murmullos callados de aprobación, pero aún así sería inevitable desbrozar la pregunta fatídica: ¿Cómo analizar un poema oral? ¿Se puede captar el entramado de lo creado mientras alguien lee en un pequeño círculo?

Recuerdo una noche perdida en el tiempo, en un centro cultural porteño, cuando algunas mujeres, poetas ellas, teatralizaron sus textos como medusas quietas y volátiles, mientras afuera hacía frío y al terminar los parroquianos se iban para comer un locro con empanadas y cervezas.
Yo aquella vez me tomé el colectivo a casa, intenté recoger alguna frase, alguna evocación, vino a mi mente el instante en que una de las escritoras hizo una figura en el suelo mientras recitaba con su libro sostenido en una mano, parecía querer decirnos que el fuego del poema se estaba desvaneciendo, provocó aplausos mientras apurábamos el resto de una botella blanca, más tarde, mirando pasar las veloces calles nocturnas desde una fría ventanilla, no me pude acordar de aquel poema, me acordé del vestido de la mujer danzando en el suelo, me acordé de la mano que parecía oscilar mientras recitaba, eso era el poema.

Ojalá no vuelva a leer esos versos, prefiero dejarlo en aquel lugar, con aquella danza, mientras todo lo nuevo estaba por suceder.

viernes, 15 de junio de 2012

Sobre las revistas de poesía

He aquí algunas revistas de poesía argentinas, que las disfruten, a medida que vaya encontrando otras se irán agregando.

Diario de Poesía
Información literaria, entrevistas, sección de crítica literaria, ensayo sobre poesía y poetas sin límite de países, con buenas traducciones y semblanzas, cada número trae un dossier sobre un tema determinado, un clásico. Sale desde Julio de 1986, con  periodicidad cuatrimestral.

La única revista de poesía argentina, la página web ofrece atractivas estructuras: entrevistas, auto-lecturas, video poemas y performances.
En la sección de novedades se accede a varios espacios: lecturas en vivo, presentaciones de poetas (ambos con videos), y luego la sección "bibliográficos" con informaciones sobre libros recomendados y lanzamientos de nuevas publicaciones.

Bajo el lema de “poesía actual” aparece esta interesante propuesta con entrevistas, artículos, poemas y estudios críticos.

Revista de poesía que abarca la producción literaria tanto local como internacional, agregando con el tiempo otras disciplinas.

Revista ilustrada de poesía, tiene por intención publicar textos hace tiempo ausentes de las librerías, presentar poemas nuevos, circular ideas y estéticas diferentes, tarea que permite rescatar voces de la literatura universal, ofreciendo múltiples secciones al lector/visitante.

Revista que cuenta con muchos y destacados colaboradores, tiene varias secciones: temas (con interesantes ensayos), versiones, críticas y poesías.

Revista de poesía y arte, cuenta con presentación de libros, fotos y videos.

Revista de literatura, arte y poesía.

Revista de poesía surgida en los 80,en plena dictadura militar, representó un desafío a la censura y estableció un lugar de confluencia para múltiples poéticas experimentales.

Literatura y poesías, notas, artículos, críticas.

Revista de cultura y poesía, con una estética muy lograda, cuenta con interesante crítica literaria, artículos y notas.

Revista Fénix
Poesía y crítica. Interesante sitio con escrituras, poemas y traducciones.

Revista Atmósfera
Este sitio ofrece interesantes propuestas: notas, ensayos, artículos críticos, textos que atraviesan diversas disciplinas, dibujos, poemarios y una sección que se encarga de "rescatar emotivamente" revistas de poesía perdidas en el tiempo, para recomendar.

Revista NAN
Revista periodística de arte y cultura, incluye entrevistas a poetas y artistas, notas interesantes sobre bandas musicales desconocidas, con buenos enfoques críticos. Como dice en su presentación, se trata de un proyecto periodístico que buscan tres inclusiones: la de artistas, colectivos culturales e instituciones a la difusión de sus actividades; la de públicos al conocimiento y aprehensión de informaciones alternativas; y la de periodistas a la práctica profesional. Todo en la búsqueda de modos alternativos de plasmar la producción artística y cultural contemporánea, independiente, autogestiva y comunitaria.

Fijando vértigos
Revista de poesía a cargo de la poetisa Cristina Berbari, con citas de Rimbaud y Octavio Paz, ofrece acceso a poemas y poéticas.

Revista Pájaro
Según los autores, se trata de una publicación cultural de contenidos regionales y distribución gratuita, con salida bimestral. El sitio incluye acceso a programa radial propio "radio pájaro".

Proyecto VOX: arte + literatura
Sitio Web que ofrece acceso a variadas alternativas. La sección revista incluye poemarios, artículos críticos, reportajes, reflexiones, ilustraciones y serigrafías. El material es abundante y la estética muy cuidada. 

Los asesinos tímidos 
Revista de crítica y opinión literaria. Impecable presentación, incluye entrevistas, reseñas, recomendaciones. Ha sido premiada por el Fondo Nacional de las Artes como mejor revista vía Internet.

Revista ciento cincuento monos
Revista de literatura, arte y crítica.

Revista no retornable
Incluye traducciones hechas por poetas de poemas en lengua extranjera al castellano.

Revistas que no tienen sitio web:

Los rollos del mal muerto
”una revista incómoda”, su director, el poeta Daniel Música, falleció en 2009, la revista tenía una publicación semestral, desde el año 2002. Cada número se compone de 8 páginas o rollos de 32 x 90 cm.

Barataria
Revista de Poesía, de edición semestral, se edita desde 1993.

Música rara
Revista de poesía y aledaños.


Nota: muchas de estas publicaciones, como así también la imagen de esta entrada, aparecen reseñadas en el blog Las Insulas extrañas. Quien suscribe solo actualizó algunas informaciones y agregó otras.

viernes, 8 de junio de 2012

El nombre (segunda parte)

La vez pasada, un amigo me escribió con motivo de esta columna, tenía que ver con el nombre, aquello que con su firma rubrica el creador algo más que su obra, por alguna razón el asunto sigue dando vueltas, no se porqué el nombre de algún modo vulnera lo que uno es, tal vez porque se puede asociar con determinadas circunstancias del artista en algún momento de su vida, en que ya deja de ser el escritor, el músico, el pintor, para pasar a ser algo así como una entidad pública, un adjetivo o representación simbólica de algo que lo excede.
Yo sigo usando un pasamontañas cada vez que abro este blog, llegué a creer que de algún modo esa elección permite cierta libertad para crear, pero a la vez uno, la persona que uno es y que construye desde su lugar en el mundo, no termina de salir nunca al ruedo, es una sombra y quizás una idea, asociada a un conjunto de supuestos y de sospechas, de algún modo el nombre es la firma simbólica de aquello que construimos subjetivamente, permite asociar conceptos, relacionar estéticas con razonamientos y vaya a saberse que otra cosa, en algún momento creemos (y seguramente así sea) que lo único que tenemos y no pueden quitarnos, es el nombre, donde perpetuamos un todo que apenas es nada, incluso me ha pasado a veces, con los poetas que leo, intentar recrear la mirada del escritor en el momento en que escribió su poema, y a veces pienso que detrás del pasaje de una obra solo hay un hombre común, del que poco se sabe, porque vive su vida horizontal, y porque decide ser invisible, y eso tal vez sea un don. Ese escritor probablemente apenas comprenda lo que hace, y quizás tenga por única ilusión terminar el día de un modo apacible.

Hacemos asociaciones del nombre, y parecería que en el mismo momento ese nombre pierde toda sustancia, pasa a representar algo exiguo, desasociando la obra que lo acompaña, y hasta sea posible que la obra misma termine consustanciada con otro significado producto de haber poblado al nombre de arquetipos comunes y símbolos ligeros.

Esto va más allá de mi entendimiento.

sábado, 2 de junio de 2012

Debería estar leyendo...


Debería estar leyendo, pero ocupo un tiempo pensando de que materia está imbricada toda creación, si aquello en lo cual discurro tiene algún tipo de correlato con lo que pienso de la literatura, si el tono corresponde con la forma, con la narrativa cotidiana soslayada en perpetuos palimpsestos, socavando ulteriores construcciones que parecieran dirimir un estado de plenitud, ejecutando músicas extrañas, convocando viejos fantasmas, buscando la palabra o la quintaesencia de los sentidos, explorando desde la quietud y cierta perplejidad, cierto trato solemne con lo creado.

A veces creo que mutilar escrituras es inevitable, en el medio de todo ese vértigo corrijo, anulo voces, silencios, bloques de escrituras automáticas, luego bosquejo alguna fuga, a veces hacia atrás, a veces proyectando lo no ocurrido, como esas memorias que se construyen alterando los tiempos verbales, es entonces que pienso que todo blog es un espacio de encuentro, donde los libros referidos puedan alcanzar una utilidad social, una estética correspondida, articulada con múltiples espacios arborescentes.

A veces pienso en mi poesía, y no logro entender del todo si lo creado se corresponde con el plano que mi subconsciente instauró desde un principio, aquello que hago sin demasiado esperar, que tal vez represente una arquitectura, el divisar de un pequeño destello, encontrando un atisbo, o tal vez una anomalía, con la cual reparar el complejo ejercicio, habitando una idea, un fulgor, o algo que simplemente ocurre, y creo que es entonces la mejor parte del asunto, el vaso de vino en la mano mientras miro un pedazo de cielo nocturno, al fondo de mi casa, donde por razones cosmológicas que apenas entiendo, siempre aparece,  en alguna parte del patio, la luna de mi infancia.