sábado, 25 de enero de 2014

Ir...

Ir hacia los páramos, donde las conjeturas pacen sus hilachas de juncos, en la orilla verde de la infancia. La luz del destello atravesando los naranjos, como un sueño líquido recogido en los bordes de las piletas. La huella en la que me detuve, entre madreselvas nunca profanadas, obliterando un jardín de hortensias y lilas, rodeado de piedras, subsumido en el poema sin concebir.

Cómo será arrojar la piedra, la única piedra de la hora quieta, cuando todo duerme, meros simulacros de una falsa calma. Me justifico vadeando el río, tomando mi camisa, mi sombrero, y mis zapatos negros, cuidando en la mañana un prado lleno de margaritas, un cielo celeste y la certidumbre de un pantano.

Me evado, este sortilegio nunca será horadado por antorchas deletéreas. Pintaré de blanco el muro de la conveniencia, se pudrirán todos los duraznos, y apenas alcanzará con regar las plantas, llegar al final del día, encender un fuego. El resplandor del cual no supe, el relato que no.

Y ahora que ha dejado de llover, puedo alumbrar lo que estoy escribiendo, porque la noche ha proferido sus aullidos, los áureos contornos de la poesía.

martes, 14 de enero de 2014

Juan Gelman 1930-2014...

si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre/una delicia falsa/una fuga en mi mayor/un invento de lo que nunca se podrá decir? ¿Y si fuera la negación de la calle/la bosta de un caballo/el suicidio de los ojos agudos? ¿Y si fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?

del último poema de su último libro, Hoy...

Poeta entre poetas
¿Cómo escribir que Gelman se murió?
Es cierto lo que dijo Eduardo Galeano, a veces la muerte miente, yo ya no le creo.
De algún modo el gran poeta argentino llevó el lenguaje a límites insospechados, incluso es posible encontrar a Gelman a través de una sola palabra (como "mundar" y tantos otros vocablos inventados), porque no solo las recogió calcinadas para devolverlas luminosas, sino que también las creó.

"Es horrible saber que moriré mañana / o que no moriré”.
Ahora puedo entender que quiso escribir, pero me duele saberlo después del después, leer ahora lo que no supe antes pretendiéndolo saber.

Gelman dejó al desnudo a la poesía, y luego la envolvió con palabras, hermosos atavíos. Fue demasiado lejos. Se trata de versos que desprenden viento, habitaciones donde entra el sol, un “arbolito sin hojas que da sombra”...

Acaso Juan Gelman abre una puerta ahora, mira al suelo de la memoria, pero alza los ojos.

Yo me consuelo.

Y si la poesía fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?