martes, 29 de diciembre de 2015

Cavilando sobre aullidos


Omar Khayyam consideró a la vida como un bien no elegido, que solo debe ser devuelto con indiferencia, así a veces presiento mi relación con el poema, es algo que no logro dirimir, que no sé hacia donde me lleva.

Todo tiene que ver con la comprensión de la poesía, cuyo entendimiento se aleja mientras intento avanzar entre malezas.

Supuse una despedida, pero algo me turba,
En el medio, un jardín prolijo, una vida conflictivamente apacible, y estos balbuceos...

Dejemos por el momento, es tiempo de desear un feliz año, y que los lobos aúllen.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Las vocales de Rimbaud


Soneto de las vocales, de Iluminaciones

" A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales, 
algún día diré vuestro origen secreto;  A, negro corsé velludo de moscas relucientes 
que se agitan en torno de fetideces crueles, 
golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas, 
lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas; 
I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos 
en cóleras terribles o embriagueces sensuales; 
U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos, 
paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas 
que la alquimia imprimió en las frentes profundas; 
O supremo clarín de estridencias extrañas, 
silencio atravesado de Angeles y de Mundos; 
O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos! "

Arthur Rimbaud

Hace unos días, ingresando en la página Web de Sociedad Lunar, me encontré con un libro de Belén Gache, publicado en 2006, entre las imágenes, hubo una que me llamó la atención, un procesador de texto con las vocales coloreadas tal como las contempló Rimbaud en vida (entre las teorías figura la posible sinestesia del genial escritor), si fuera cierto, si es así como el poeta francés veía su escritura, “ver” este texto es algo parecido a un consuelo.

¿Cuándo iremos a adorar –los primeros– la Navidad sobre la tierra?

Leer las palabras según las leía Rimbaud, feliz modo de mendigar sobre la alquimia del verbo.

sábado, 19 de diciembre de 2015

El decálogo de la soledad


El decálogo de la soledad
La televisión que no
Un par de medias en el rincón
El cable del velador que no funciona hace un mes
La puerta que cierra mal pero no importa
Acostumbrarse a cerrar la puerta haciendo presión con la llave
Pensar que algún día debería cambiar la cerradura.
Siempre migas de pan sobre la mesa ratona
Una hilera de hormigas
Pasar la escoba antes de que oscurezca

Un plato con atún

Sé porque rememoro esto
Se porque supe que alguna vez no tuve llaves ni compromisos
Pero estaba concurrido, acompañado
Y no me importaba.

Ahora pienso que debería apreciar el día
Tengo mil motivos
Pero el pasado es como un lastre.
Entonces llega el día en que te dicen que mires hacia adentro
A eso lo llaman psicoanálisis
Alguien que pregunta algo, alguien que no sabe pero desea escarbar un corazón
Las palabras que no alcanzan porque la mesa es inmensa.
Encontrar el motivo, la infancia, los padres, algún complejo
Hacer el trabajo de ir hacia atrás y recordar porque pasaron las cosas que pasaron
Y yo se que soy bueno pero eso no alcanza.

Decido tomar un martillo para romper cada uno de esos espejos
Que al final del día
Solo quede una imagen.

sábado, 12 de diciembre de 2015

El extraño recorrido de una idea


Surge por necesidad, se expande bajo nodos que la multiplican, genera arborescencia, adquiere sustancia, pronto sus variables se prueban, mutan del plano abstracto al plano de las concatenaciones, obtiene un contexto, territorializa un perímetro, asume un carácter filosófico y construye identidad, aquellos que la disciernen no tardan en callar, abandonan el sentido de la idea, buscan guarecerse de alguna lluvia. Al poco tiempo la idea se transforma en otra cosa, el hilo conductor se disipa, y con el las intenciones, pierde historicidad, se torna absolutamente subjetiva, se la interpreta con interpretaciones desconociendo la fuente primaria, arroja briznas de ideas menores que pueblan otros planos, como fragmentos de un cometa en el medio de una constelación, luego disminuye la memoria, se deja de murmurar, muere con su tiempo, y en algún cenáculo se la nostalgia, hasta que otra idea nace, y el círculo, siempre invisible, se vuelve a completar.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Loro, campesino, obrero...



En esta vida, que no es ajena, el loro se repliega en el verde del campo amarillo, lo cercan las  alambradas y los desvaríos, sus alas baten en bajada un retroceso, que lo posa en un cerco rodeado de juncos, parece asumir esa vida de vuelo tibio y rasante, el graznido de los otros fantasmas que lo cruzan, anhelando morir entre los maizales...

En otra circunstancia esa misma sombra toma un trago mientras el rayo de sol naranja, percutido en los cristales, le devuelve un brillo en el rostro, el oro oculto en lo frondoso de su barba, que la opacidad del sol deja en evidencia. Entonces bebe en calma, un cuenco de agua fresca, ataviado con la estepa del hollado sembradío, esas largas telas manchadas de barro, que arrastran los cardos en la espesura, sabiendo que nunca llegará al horizonte, porque “ahí no hay nada”, salvo metafísica, vencido entre los silbos que recogen sin nostalgia la última hilera de verduras.

Ahora se seca el sudor de su frente oscura, pensando en el puente que tensa la sombra de sus manos, un micro levanta polvo al pasar, en un alto de las tareas, que es cuando los obreros miran el crepúsculo creyendo entender, sintiendo los callos que se endurecen en silencio, apenas una ventisca de nenúfares en flor, o un manojo de cañas retorcidas por el sol y la sequía, acaso un pantano de aguas negras al costado de la ruta, un perro que cruza el puente recién construido, el acto que lo inaugura, el silencio que tal vez sea asombro, aquel estar sin poder saberlo.

Tres vidas
Un cuerpo.
El viento de la memoria que arremolina nuestra única certeza.

domingo, 29 de noviembre de 2015

El lento discurrir


Luna llena en el patio de casa, la línea del cable telefónico atraviesa las pequeñas nubes que pronto comienzo a olvidar, es la parte de la noche en que me recuesto a pensar lo que quisiera hacer al otro día, o al día siguiente, un whisky en una mano y un habano en la otra, y la tierra que gira alrededor de una circunstancia.

Pronto la línea atraviesa la luna incandescente, la infancia plateada desde cuyas huellas desandé los innumerables atavíos, el perpetuo discernir de lo que nunca exclamaré (y he aquí me deuda sin pagar, preguntándome quien es el que me interpela en esta soledad de laguna quieta, este discurrir sin sombra).

Así las cosas, miro la luna entre las volutas de humo, el único poste la transforma lentamente en un eclipse, desde donde observo solo hay claridad, y ganas de empezar algo nuevo.

Y antes que me olvide, comparto una faceta poco conocida del gran Alberto Laiseca, la poesía...

El crecimiento de las grandes aguas

Por ti me he vuelto extravagante
como un diablo extranjero.
Miro tus ojos y veo florestas oscuras con algo de amarillo.
Senos infantiles pero de inmensos vértices;
pies diminutos y perfectos.
Entre tus piernas una pequeña Diosa China desnuda.
Cuán clamoroso el brote de bambú,
el marfil rosado,
con que la deidad se corona
como atributo divino.
Me fascina tu pelo negro
sobre la convulsión marrón de los tapices.
Pero Grandes Oídos captan el roce de los dedos
antes de que éstos lleguen a tocar la piel.
Te miro en público y mi corrección se altera.
Sé demasiado bien que múltiples ojos lo registran,
mientras las verdes aguas de la vergüenza
amenazan tragarnos.
No comprendo por qué,
a causa de mi condición femenina,
y de tu Origen Celestial,
sería mal visto si dijese
que eres encantadora.


Poema escrito por una cortesana desconocida del palacio de Nancia a la Reina.
 

sábado, 21 de noviembre de 2015

Cada celda un poema


Buscar lo diametral, palabras que en el texto inclinen el eje de todas las balanzas, un vértigo que se tensa dentro del plano invisible. 
Retumbo que apenas es posible discernir.

Hacer un poema con celdas, cada celda un poema
que haya comunicación entre cada poema, que se puedan relacionar bajo un perímetro semántico, los poemas de arriba y los de abajo, los poemas siguientes, la misma medida, el mismo fondo, tejer relaciones hexagonales entre los textos, escribir en papel,  juntar las celdas de los versos, el núcleo de las concatenaciones

Que lo pautado en la periferia tenga sentido de periferia.

domingo, 15 de noviembre de 2015

El infinito aprendizaje


“Pensé entonces, con frecuencia, que si me hubieran hecho vivir en un tronco de árbol seco, sin más ocupación que mirar la flor del cielo sobre mi cabeza, me habría habituado poco a poco”

Albert Camus, El extranjero

¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo?
La pregunta no adscribe a una concepción canónica del tiempo, en algún punto su autoría me pertenece, porque en circunstancias propias de la opacidad tuvieron el destino de una parábola, recuerdo haberla pronunciado mientras la vida era reflejada en el espejo retrovisor de un recuerdo que se alejaba, esta vez me hice la pregunta mientras contemplaba la ventana de un micro que atravesó el lejano atardecer de un campo poblado de zarzas.

¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo?
-ayer leí sobre el Haka, los diferentes tipos de ceremonias que contemplan diversos significados tribales...
-Eso solo fue una noticia que leíste, no indagaste en el relato, no revisaste ninguna fuente
-la pregunta se reitera

¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo?
-Hace unos 6 meses, tal vez un año, leí diez capítulos de un libro sobre la creación de conceptos filosóficos
-el de Deleuze-Guattari...
-nadie te lo explicó, solo interpretaste lo que creíste entender
-no respondiste la pregunta

¿Cuándo fue...?
- no lo recuerdo

Ahora sí podes seguir mirando la ventana...

sábado, 7 de noviembre de 2015

La brisa que perdura


Sin saber si el tiempo se pierde en esta hojarasca que recojo, mientras los murmuros se aquietan ante el viento de la memoria, el silencio de una sombra que se posó en el barranco de su infancia, cuya brisa aún perdura entre azahares y magnolias, y nunca supimos como continuar, porque nada nos dijeron, si acaso eran ciertos los destinos que se dibujan en un papel...

sábado, 31 de octubre de 2015

El invisible mundo


Muchas veces busco entender el porqué de la línea ínfima que se pierde en un ovillo escabroso, rotas las puntas de todos los lápices, semejando el laberinto que nunca descubrí, el porque del poema que no pude terminar.

Pero sé que mientras haya en aquel fondo un árbol de flores violetas todo tendrá sentido.

Las pequeñas cosas de mi mundo invisible.

sábado, 24 de octubre de 2015

Donde todo es guardado


Vi el núcleo, el centro blanco, donde están guardadas todas las cosas...

Así empezaba el relato que traspasó un segundo mi rutina, un poco de luz en el espejo de la hoja plateada, el plano que oblitera la antesala del poema, mientras el devenir se aleja entre una hilera de lapachos en flor

soy yo” me dije, “soy yo”, el espantajo...

Las carreteras tornan pálidas todas las conjeturas, siento el temor de la sed, tratando de entender para que sirven los relojes, todo aquello que se mide, que cumple una función.

No sé cual es mi acto, la cortina roja y polvorienta oculta los rostros sostenidos por estacas, “hay una razón” me digo, avanzo unos pasos en el pasillo luminoso, lo primero que miro es la madera del suelo, los bloques de madera lisa, una voz sorda abre el círculo invisible, un cuerpo avanza y no soy yo, hice de ese espacio el sentido de mi existencia, la voz que pronuncié era un chillido...

Pupilas tiesas en la primera fila, la vista se pierde en una peluca rosada con un ojo gigante, el excesivo maquillaje de una anciana, la pollera que coció con bordados violetas, la vida que se iba en algún lado, y añorar después de todo, estos cuadros oníricos de películas que nadie recuerda, estas cosas que juntan tiempo.

lunes, 19 de octubre de 2015

Lo que no puedo alcanzar


Últimamente inicio ciertos textos con verbos en infinitivo, luego de este “recurso”  el hilo se extiende entre meandros sinuosos buscando bordear los páramos del poema, en todo este tiempo consigo vadear un puñado de conjeturas mientras el ejercicio de la palabra me deja estancado junto a una orilla, no hay momento en que no ocurra, estoy en un bote que parece visible, el leve discurrir del agua golpea en los remos, pienso en el devenir, iluminado bajo la débil claridad del sol entre los pastizales aplastados del camino, consigo ver hacia que lado se pierde el umbral, porque la poesía sigue su curso entre los ríos ocultos, porque una vez más no puedo alcanzarla.

sábado, 17 de octubre de 2015

Leyendo a Borges...


Me interesó este planteo de Martín Kohan en torno a los "mecanismos de intervención de los escritores tanto en la esfera pública como en la manera de construir narrativas que sobredimensionan la primera persona", tal vez porque he visto en algunos casos esa disyuntiva de venerar lo que en el fondo no se lee o se dejó de leer hace tiempo, y el ejemplo concreto recae en Borges, del cual valoraría nuevas relecturas tal vez imposibles de hallar en contextos donde las personas frecuentemente exhiben lo que viven y lo que son, o como diría Kohan "el que escribe y lo que se escribe son una y la misma cosa”.

Que el público idolatre a los escritores desde otro lugar (abordándolos por ejemplo en festivales de literatura como el reciente MALBA) no garantiza ciertamente la inmediata lectura de sus textos, volviendo al ejemplo de Borges “La admiración venerativa de su figura superaba con creces la disposición concreta a leer sus libros”, recordó Kohan, “Venerarlo y no leerlo, o venerarlo para eximirse de leerlo, llegó a ser un implícito literario.”

Acaso tengamos que recordarnos lo que subrayó el autor de Ciencias Morales, que la verdad del escritor “no está en otra parte que en su escritura”, cuya práctica nos permita abordar la pregunta que se hizo Josefina Ludmer en uno de sus tantos textos sobre crítica literaria (de donde incluso Kohan fue alumno):

¿Como salir de Borges?

sábado, 10 de octubre de 2015

Apuntes sobre trazos


Hago trazos, junturas de oleos negros que desplazo en una superficie blanca, fijo un lápiz apretando la punta hasta formar un cráter de carbón, me quedo observando el margen de la hoja, donde llega el vértigo mudo de un chirrido, inclino lo sopesado en un páramo de tonos grises, una brizna de claridades en un arroyo cuya infancia ha fenecido, pienso que se trata de pájaros...

Nada sale del plano, pequeña caja de cartón pintada con manchas de acuarelas, nada discurre porque así lo he decidido, lo labrado tiene contornos desfigurados por las teorías que invariablemente surgen, al final del pasillo alguien discute sobre el canon literario, parece una clase donde se venera lo que no se frecuenta, como un círculo dentro de un círculo, lejos del núcleo, interpretando interpretaciones.

En el papel manchado de pintura, el trazo termina en un signo. Tiene la forma cóncava de una interrogación. Tan incierta como profusa.


Nadie lo ve.

domingo, 4 de octubre de 2015

La teoría de la oscuridad


Ponerse un pasamontañas a la hora de crear un espacio artístico, permite en cierto modo la posibilidad de elaborar contenidos sin necesidad de tener que utilizar un freno de mano, esto puede darse con los poetas que desean exponer en laboratorios literarios lo que piensan de la literatura, si tal cosa ocurre desde la intención de ocultar la identidad no es algo que esté bien o mal, es una elección, donde se prioriza la construcción de artefactos en un contexto determinado.

Es entonces cuando pienso en este personaje conceptual (al igual que los Residents, "enmascarado") que a veces dice lo que su autor no está seguro de admitir o argumentar, y que ya parece tener entidad propia, no en el sentido de la relación que un titiritero pueda tener con su títere, sino en la probable construcción de sentido que solo parece concebirse bajo la anónima adscripción de un recinto pasajero.

Sea tal vez un extraño signo en medio de tantos espejos luminosos, donde busco mostrar otro modo de hacer las cosas, como ya hace años que viene sucediendo, en el que un poeta elige escribir desde el anonimato, ilustrando lo que dice con los dibujos de su hijo.

sábado, 26 de septiembre de 2015

El hipnótico ritual de los Residentes


Viernes a la noche, camino por la vereda con un gorro verde, me quedo a la espera de un amigo, dentro de unos minutos estaremos viendo a los Residents en Niceto, me quedo pensando en esta banda que descubrí tarde, el mito de sus identidades ocultas, las más de cuatro décadas de trayectoria privilegiando los contenidos artísticos por encima de los nombres y las historias personales, la "teoría de la oscuridad", a la que adhiero, y el enorme impacto visual de sus presentaciones.

Finalmente entran al escenario los 3 músicos enmascarados y uno no sabe si en el fondo tenemos conciencia del extraño ritual que vamos a presenciar, bastan unas breves distorsiones para ingresar en una especie de túnel, donde se representa bufonescamente el prolegómeno de una obra hipnótica, desplazando sonidos e imágenes en diferentes planos oscuramente frecuentados.

En algún momento recuerdo esa sentencia de que el arte solo es puro si es anónimo, una serie de conceptos extraños en estos tiempos donde las exposiciones artísticas en redes sociales y programas televisivos conllevan un implícito musical para las bandas que surgen, la necesidad de trascender sin importar lo que se expresa, el factor creativo acompañado del juego de espejos en el que ciertos artistas gustan contemplarse.

Los Residents escapan de todo eso, y salen indemnes. Al final, cuando se van, me quedo cavilando si nos dimos cuenta.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Albores


Entre medio de los albores en el que pacen débiles junturas, atavío la única suerte que me desbroza.
Todo es una osamenta gris donde nada discurre...
He fabulado en los cimientos de mi vida plena -cuadernos llenos de asombros ingenuos- pulsando las cuerdas del devenir, aquello que transmuta en madejas sutiles que se imbrican, a medida que se avanza hacia un bosquejo plateado como el sol, las orillas claras donde se detienen los ausentes.

Me acostumbré a la idea de que todo envejece mientras estamos haciendo planes.

Así las cosas, estoy esperando que las palabras se parezcan a un estanque de agua quieta, que me pueda reflejar en los márgenes de mi propia disolución, y que al final del día recuerde bien el porqué de mi silencio.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Los poemas de Juana Bignozzi


Tanta vida para la literatura...

Alguna vez, por una consulta que hice a su correo electrónico con motivo de un proyecto literario, Juana Bignozzi me respondió a las pocas horas lo siguiente:

"Tampoco me gusta convertir todo el pasado en mito y hay experiencias y poetas que mueren con su tiempo..."

Ahora que se fue -¿cual será el cielo de los poetas?- no dejo de pensar si alguna vez aquello que soy morirá con su tiempo, y no es algo que pueda responderme, ni que tampoco alcance a dilucidar.

¿Que quedará? ¿un blog? ¿escrituras? ¿poemas?...

Juana Bignozzi es ahora un consuelo para muchos lectores que encontrarán en sus versos un modo de comprender su poesía, su inquebrantable lucidez.

Quedan los poemas, y eso es todo lo que podemos y no podemos tener.

sábado, 5 de septiembre de 2015

De lo vertical a lo horizontal


Buscar reconstruir aparejos entre pedazos de silencios, cuando todo lo que tengo es un tiempo que se deshace mientras hago de cuenta que tomo decisiones. La posibilidad de un texto horizontal, elaborado luego de bosquejar poemas verticales donde la luminosidad quedaba entrecortada (allí donde asoma una variable mutilada por el propio esquema del verso), y en ese problema sin resolver encontraba en los márgenes un entendimiento que completaba el campo semántico del artefacto literario, acaso una contradictoria manera de otorgar sentido a la escritura.

En aquel bosquejo de anotaciones, cuando todo lo que pretendía era una construcción, tomaba como recurso habitar momentáneamente un espacio cuyo silencio estaba cubierto de violetas, un territorio imaginario donde poder desechar partes del poema, es entonces que con ciertos textos optaba por hundirme en esa figura abstracta, entendiendo que por esa grieta podía redimir mi sentido arborescente, desmalezando el predicado de múltiples adjetivos para poder justicar la verticalidad del poema.

Y tal vez allí estaba el error, o lo que se supone debía ser apartado, mientras los versos se desbrozaban, deshilándose, en hebras desprendidas bajo un viento que nunca existió.

Lo inalcanzable del poema.

El mecanismo de las palabras que nada tienen que ver con lo que representan, un aire pesado de libros viejos que pronto atomiza el único techo que opaca mi rutina.

sábado, 29 de agosto de 2015

Agujero negro


La idea de un agujero negro donde todo queda colapsado, sin poder salir, incluyendo la luz. Entonces, escribir en los márgenes, en espiral, donde sea posible ver todo aquello que cae, para que la noche no se cierne, húmeda, sobre nuestro desanimado criterio.

Hay una escritura que desanda lo hondo de lo que otros consideran esquemático (no hablo del alma ni de emociones conexas, sino de procedimientos abreviados, crípticos, que tal vez podríamos denominar "apuntes"). Por lo pronto esos desbrozamientos abren posibles interpretaciones, donde lo ígneo del texto se nos presenta recubierto de lobreguez bajo el entendimiento de la otredad. Es buscar con demasiada precisión un punto en el cual desatar una estructura oculta.

Literatura de la literatura, pero abrevada desde otras intervenciones, como si los fragmentos se condensaran en nuevos artefactos, disgregándose y ampliándose, sin ningún tipo de simetría. Y en este punto es inevitable tensar las palabras presuponiendo un infinito sin ningún tipo de lógica (que no haya tarea previa ni pretendido discernimiento), lo que menos me interesa es canonizar el horizonte desde donde intento marcar un límite. En el medio, surgen eventos donde participan algunas voces que buscan ampliar los mutilados poemas, hay quienes agregan flores a las ramas y hay quienes cortan los tallos pelados.

Yo me quedo parado bajo la sombra de un árbol, tratando de mirar un poema por dentro.

domingo, 23 de agosto de 2015

El Cristo marplatense


Un día en Mar del Plata, un personaje conceptual ausente, que simplemente camina bajo una llovizna fría, no hay relato, veo las mismas escolleras que contemplé hace años, las aguas que rompen en las piedras incrustadas de mejillones, una flor pintada  en el acantilado rupestre, es entonces que a lo lejos aparece un fantasma que pareciera prepararse para entrar en el infierno, pasa a mi lado absorto en su contexto, como si no tuviera ningún rasgo ni sentido de pertenencia, tiene la apariencia de un cristo gauchesco, sería la mezcla exacta entre Jesús y el Gauchito Gil, lleva poncho y vincha, está descalzo y camina con las manos entrelazadas, la barba tan larga como el pelo, el poncho que parece ungido por alguna deidad, con terminaciones cocidas en cintas amarillas, el amarillo de la liturgia, los atavíos de las castas sacerdotales, imposible no mirarlo, a lo lejos le saco una foto, me quedé pensando en la otredad, ahora que estoy esperando un micro para volver a casa, mientras las estrellas titilan, frías, en esta distancia parecida a un recuerdo. 


sábado, 15 de agosto de 2015

Poema de Sylvia Plath


Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

                                                              Espejo, Sylvia Plath

Descubrí tarde a esta poetisa, si es que alcanza el tiempo para descubrir a una escritora, en sus versos encontré pequeñas abreviaturas de silencios endebles, donde todas las cosas parecen desnudas. Impresiona advertir su soledad concurrida, ese mirar la pared hasta ser parte de su corazón, y me aquieta pensar que ese lago en el que la propia Sylvia se transforma y encuentra, no refleja otra cosa que su propia sombra, ahogándose y sentenciándose, muriendo en ella la anciana que nunca fue.

Es una historia triste la de esta mujer, y no cabe atravesar su poema de otro modo que no sea el literario, hacia ese rumbo sobrellevó lo poco que pudo persistir, y es -debería ser- la única vara que mida su poema.

domingo, 9 de agosto de 2015

Vos y el


“Vos y el”, así describiste una foto en la que estaba mirando el horizonte con mi hijo, esa foto decía muchas cosas, el mar era el mismo pero las aguas eran otras, no hacían falta los nombres, como no hace falta ahora nombrarte.

Todo lo que soy no sería sin tu compañía, ni la de quien alegra nuestras mañanas desde entonces.

Sé que estamos juntos, los tres, en el mismo horizonte, y todo lo que quiero es seguir despertando al otro día, al otro día, y al día siguiente.

Con vos
Y con el.



domingo, 2 de agosto de 2015

Perspectiva


La hoja en blanco, infinito espacio donde cabe toda intervención criptográfica, para luego inmovilizar con palabras un artefacto cuya construcción será motivo de permanentes cuestionamientos, buscando en ellos el sentido de toda perspectiva, y eso, perspectiva, es lo que necesita todo artefacto, la perspectiva que es recogida por el crítico, buscando representar bajo un sentido icónico el alcance de la obra desde un único punto de vista, la perspectiva que atraviesa el plano desde la propia estructura, y no puede haber estructura sin contenido. En todo este asunto lo que me inquieta es el plano ¿pensamos en el plano a medida que surgen los conceptos? ¿Es el plano un recinto donde van ingresando los conceptos? ¿Y que es entonces la perspectiva dentro del plano? ¿Acaso su arquitectura, su sentido estético?

A veces pienso que toda obra se sustenta bajo un carácter dinámico, donde en forma sincrónica van estructurándose las imágenes y las ideas, y ese permanente movimiento le otorga organicidad al poema, extraña envoltura sin contexto donde la realidad apenas se entrecruza en algún párrafo o pensamiento.

Apenas puedo ver por dentro lo que ahora no es posible dilucidar.

domingo, 26 de julio de 2015

Dirimir


Ofrecer pautas sin más puntuación que...
Diferir de las ideas como claustros de cal donde la nada es barrida a la hora convenida ese túnel debajo de la vida en el que los obreros cumplen su jornada– esa carencia, que no es mentira, pero cuyos trapos ¡alguna épica! Cubren las heridas, las invisibles desgarraduras de lo no aparente.

Salir del hoyo, al aire fresco, el cotidano vértigo de los esquemas cuadriculados –donde todo lo previsible tiene su llave y su candado– a veces creo que un sistema consiste en la arquitectura de un plano mayor, donde previamente se ubicarán los tableros organizados de las rutinas y las urgencias, cada llave un número y cada número la certeza de lo remendado, tiestos sobre tiestos, un legado que se frustra, porque su idea es inabarcable, la idea de un sistema donde quepa la felicidad, y mientras tanto la dura tarea, alcanzar la perfección, una línea de la película que vimos a la noche parecida a nuestro ostracismo –algo en esa mirada que parece un espejo– ¡y la noche amplia!

Ayer –en realidad hoy– vi la luna en cuarto menguante y un lucero debajo (que no sabemos si es debajo o si la ubicación se forja en espiral) y pensé que quienes habitamos la jungla no podemos situarnos en el contexto de la vida plena, aceptar la desnudez de los contextos, donde la luz es distinta, un vacío que no podemos dirimir...

¡Ay el plural! Volátil evidencia de una fuga prosaica que no puede sustentar el entendimiento de su propia comprensión, apenas puedo balbucear y en eso “estamos” de acuerdo, yo y mi pretendida multitud de multiplicadas arborescencias, y en este árbol, este cuadro de pinturas azules, solo hay un bosquejo que alguna vez enarbolé sin forma, y fue esa la única construcción que elevé a mi audiencia con el anhelo de un murmullo aprobatorio.

La única vez que cerré la puerta convencido de haber logrado algo.
Y nunca supe que –como este artefacto, que adentro tiene palabras y afuera simula una conversación– la luna que ahora parece fría.

sábado, 18 de julio de 2015

Mensajes que se guardan en recintos que se olvidan


Los mensajes se van acumulando, quedan a la espera de un momento acaso irresuelto, donde sea posible recordar porqué los hemos apartado en un recinto virtual, sin tener por destino el éter o la papelera. Parecen cartas encomendadas a la memoria, para recordarnos que alguna vez, por motivos que pronto olvidamos, optamos por suspender su lectura, en ese almacenar permanente que uno encuentra en la selva digital, y entonces repaso el listado de lo que guardo, y encuentro partes con las cuales trabajaré luego en construcciones nuevas, abrevando en las ideas como madejas donde urdir apreciaciones, tensando las palabras hasta encontrar nuevos significados, probablemente otros elementos simbólicos...

A propósito, algún día tomaré un texto clásico, lo elaboraré como si fuera una partitura, le agregaré trozos de ideas que tengan la virtud de una concatenación, e inauguraré sin urgencia la posibilidad de un despropósito, los críticos dirán de un artefacto fungible en relación a teorías propias de un sincretismo literario, después la estructura será llenada con una bolsa de palabras, el texto, la eventual arquitectura del texto, respetará sus variables y su esquema, pero se extenderá arborescente, para intentar desde su periferia habitar otros planos bajo otras secuencias narrativas, para cuando lo termine, me quedará la intrépida tarea de hurgar sobre sus tubérculos, lo que hay en esa tierra negra, cuando las palabras apenas se reconocen entre los amaneceres purpúreos de una madreselva.

domingo, 12 de julio de 2015

La programada distracción


Ahora que la televisión parece mostrar los prolegómenos de una distracción programada, me pregunto si soy yo el que está del otro lado de la pantalla, el que bebe de su vaso la última de las discordias, conjeturando -porque siempre lo he hecho- sobre aquello que está lejos de resolverse, cuando los finales no son finales sino más bien prolongaciones de una estafa cuidadosamente urdida, cuando los maquillajes no cubren los estudiados planos, ni las sonrisas parecen sinceras en su propósito, es entonces que me inclino hacia la idea de entender que todo en este mundo es una mera vicisitud, y me dejo caer en la silla incómoda, mientras las disrupciones se van troquelando a sí mismas, como si fuera posible observarlas en cámara rápida, y yo quieto, impávido, mirando la última luz del edificio apagarse, porque nos dimos cuenta que ya no había nada por hacer, salvo aceptar que somos parte del decorado, que a nadie le importará si la tarea queda incompleta, porque al final de la jornada siempre habrá alguien en nombre del sistema que pondrá los manteles en la mesa, tomando nota que lo correcto esté correcto, que nos hagan creer que siempre hicimos una elección.

sábado, 4 de julio de 2015

Epigrama de Heráclito


Dice Heráclito en uno de sus epigramas:
"la armonía oculta es superior a la manifiesta"

De lo cual podríamos desprender que la armonía manifiesta encubre un deseo de dogmatizar lo alcanzado por el propio ejercicio espiritual, y que de allí a la intención de territorializar una abstracción hay un paso ¿que se entiende por armonía? ¿un estado de "equilibrio, proporción y correspondencia" entre las distintas partes de un todo? ¿es acaso una concordancia donde los opuestos ejercen un constante balanceo cuya "oscuridad" y "claridad" se contraponen sin anularse? ¿y que hay cuando se pretende universalizar dicho alcance? ¿que se encubre en el acto de tornar visible para el otro lo que se obtuvo por la propia vía del entendimiento?

En este sentido la armonía oculta es un estado en el cual el sujeto ejerce un control y un dominio sin necesidad de exteriorizar su territorialización, ya que si su concepción es producto de la experiencia, dicha arborescencia habilita tanto la virtud como la certidumbre de un error original, discernimiento motivado por la imposibilidad de comprender las infinitas articulaciones del pensamiento, en donde es preciso ser consciente de su alcance y medida.

De lo cual se desprende que la armonía no debería dogmatizarse: solo consiste en alcanzar una verdad reflejada en un espejo.

jueves, 2 de julio de 2015

Documento de adhesión para Pablo Katchadjian


Coincido con esta propuesta, que si prospera le haría un bien a la literatura:

Tal vez sea lícito afirmarlo, si Borges se hubiese enterado de este artefacto de Katchadjian, muy probablemente lo hubiera celebrado, o al menos estaría complacido en contemplar los procedimientos que el mismo empleaba en su construcción narrativa.

Como bien lo expresa Horacio González: Un plagio, en Borges es no sólo el reverso de la originalidad, es su verdadero soporte cuando lo que se inventa se somete a la insensata paradoja de decirse a sí mismo “que hubiera sino irreverente no producir esa copia”. Al afirmarlo, sabemos que contrarresta el plagio dejando mínimas huellas de que está haciendo, que es lo contrario de aquello a lo que irónicamente él mismo se estaría condenando. Ente otras cosas, por eso lo festejamos.

Hace no mucho tiempo el creador de este experimento literario afirmó en una entrevista que si tuviera que "engordar" otro texto engordaría "El Aleph engordado", que lo deseable sería esperar unos 10 años, y que después de otro lapso similar de tiempo podría engordar el segundo "Aleph engordado" y así sucesivamente. Un mecanismo borgeano.

Ojalá lo dejen.

sábado, 27 de junio de 2015

El inefable desdén


Esta es la parte en que recojo los papeles, cuando el día era la noche y la noche una tardía ceremonia, bajo esta entelequia me cuesta discernir el sentido del vértigo, en ocasiones semeja un balanceo y por momentos parecen raptos que suben en espiral, sin conciencia de lo que el tiempo mide, insertos como estamos en una jungla donde todo se ve y donde nada se aprecia.

Hace ya dos meses que elegí trabajar en dos espacios, no sé porque lo hago, pero sé que me quita mucho tiempo, sobre todo cuando busco detenerme, intentar en silencio un trabajo con las palabras, y vaya a saberse porqué, me di cuenta, luego de leer unos versos de Osvaldo Lamborghini, que hacia ese lado debería ir mi escritura –una tensión aparente que el desdeñoso gesto reduce con indiferencia– en esa prosa que avanza sin dificultades entre formas nuevas, como si todo lo pronunciase por primera vez.

Porque a estas alturas, lo único digno que me queda con la poesía, es conversar conmigo mismo.

sábado, 20 de junio de 2015

Ejercicios líricos


Ejercicios líricos.
Alguna vez escuché esa frase.
Su construcción nace de una discordancia, se eleva entre promontorios y retumba en grave caída, apenas las nubes en los papeles pintados, una idea que traza una línea hacia un vértigo habitado, un esquema donde lo posible se alcanza a dirimir, cosas dentro de una cosa.

Solo son versos...

Si el día tuvo brisas de jadines abandonados el poema discurrirá sobre alguna ventisca, se moverá una brizna en el patio soleado de la infancia, y algo plateado se hará forma sin que los demás lo perciban, acaso aromas de limones y naranjos en la tarde quieta, la tarde con murmullos de los que apenas balbucean en otro contexto.

sábado, 13 de junio de 2015

Los opuestos en el poema


Convertir las discordancias en entramados donde los opuestos se complementen, para dicha tarea se necesita una extraña conciencia crítica, una puerta al fondo del pasillo donde sea posible ver un jardín poblado de arborescencias -el viento que todo lo cruje- sin advertir las convenciones y las premisas. En esa tensión es posible asumir lo nuevo, especialmente la forma, y que esos entrecruzamientos habiliten la posibilidad de conjeturar un arraigo.
¿conjeturar o conjurar?
La idea de un arenero donde nuevas construcciones puedan ser dirimidas...

¿Puede la poesía, desde candentes periferias, avanzar bajo estructuras combinatorias?

Hacia allí discurro, en esta hora no tan severa, mientras creo dilucidar, con inusitado interés, sobre los ejercicios líricos y los ejes conceptuales de improbables teorías, y acaso siempre, las eventuales curvaturas del poema.

sábado, 6 de junio de 2015

El poema de la vasija


El poema de la vasija es arrojado desde un puente, cae literariamente en una calle empedrada, se rompe en 38 pedazos, un crítico anuncia el despropósito: la vasija esta rota.
Hay un fuego que lacera el entendimiento del barro cocido, el barro de la vasija echo poema. Hay que juntar los pedazos dice el literato, dentro de un tiempo nos reuniremos a cenar y beberemos de la vasija, el poema, para entonces, podrá verse desde adentro.

Acaso sea el tiempo que todo poema necesita para ser inútilmente comprendido”, escribe, escéptico, mientras une cada pedazo.

sábado, 30 de mayo de 2015

Canción medieval


Escuchar una música lejana, como cajita ofreciendo destellos cristálicos, de los castratos apoyados en columnas de mármol, cantando de fondo -o musitando- mientras los bardos recitan, algo parecido a la redundancia, o tal vez los pajes, entremedio de una levedad -el rictus severo, las orejas puntiagudas- quietos como estatuas, mientras los pintan con un horizonte de fondo -un horizonte medieval-, bufones con medias a cuadros, los gorros rojos, sentados en círculo -siempre detrás una niña trenzándose el pelo- la secuencia que dura lo que un suspiro, sin doncellas ni arpas bellas -el verde césped, los blancos caballos- solo la cajita de cristal y el tiempo detenido, cuando los mitos todavía no existían, cuando todas las verdades podían escucharse.

sábado, 23 de mayo de 2015

Una caja...


Una caja
Un ramillo de papeles en la caja
Yo mismo

domingo, 17 de mayo de 2015

La vida plena


Sostener la pulsión, una línea finita, hasta extenderla en un murmuro que no es, una prolongación de la agonía, la sincronía horizontal de las alternancias, el mismo tronco, la misma tesitura. Después vienen las combinaciones, códigos cifrados, como los tambores en épocas pretéritas, las campanas que ya no suenan en las iglesias.

En el medio, llegué a pensar que si me dedicase a examinar las plantas mientras corto el pasto, mi vida sería mucho más plena.

sábado, 9 de mayo de 2015

Pasajero


Ayer tomé un tren que terminó pasando por una estación conocida, la misma que recorrí durante algunos años de mi pasado, y debo decir que en un momento imaginé que iban a entrar fantasmas, y que no tendría pretextos para evitar tener que conversar. Vi al joven que subía todos los sábados al mismo andén, con su mochila cargada de carpetas, pensando que tenía tiempo para divagar, o que tal vez no entendía el sentido del tiempo, lo vi sentarse de cara al sol, pensando que la vida no tenía porque reducirse a compartimientos estancos, donde los fulgores no pudieran ser lacerados, donde las familias se desperdigaban en el silencio de un gesto cansado, el tren era el mismo pero los rostros parecían curtidos por la destemplanza.

Luego, en el subte, una sombra negra me llamó la atención, era un hombre con los ojos como ascuas, en un estado de infierno absoluto, subió con sus harapos repartiendo papeles de diarios recortados, el papel era como un mensaje sin palabras, había que darle algo a cambio, y me pareció terrible la bolsa que llevaba en su mano, con restos de fideos que alguien arrojó, y que la sombra llevaba envuelta y aplastada, fideos fríos manchados de tuco que seguramente formarían parte de su cena, me costó entender si esa sombra era visible, o si todo fue algo que nunca ocurrió.

Luego lo de siempre, personas que detrás de una cuerda de colores intentan convencer que la vida no es tan dura, a veces lo logran, pero nadie les cree.

Así empecé una semana de doble trabajo, extrañando a mi hijo y pensando en mi mujer.