domingo, 23 de agosto de 2015

El Cristo marplatense


Un día en Mar del Plata, un personaje conceptual ausente, que simplemente camina bajo una llovizna fría, no hay relato, veo las mismas escolleras que contemplé hace años, las aguas que rompen en las piedras incrustadas de mejillones, una flor pintada  en el acantilado rupestre, es entonces que a lo lejos aparece un fantasma que pareciera prepararse para entrar en el infierno, pasa a mi lado absorto en su contexto, como si no tuviera ningún rasgo ni sentido de pertenencia, tiene la apariencia de un cristo gauchesco, sería la mezcla exacta entre Jesús y el Gauchito Gil, lleva poncho y vincha, está descalzo y camina con las manos entrelazadas, la barba tan larga como el pelo, el poncho que parece ungido por alguna deidad, con terminaciones cocidas en cintas amarillas, el amarillo de la liturgia, los atavíos de las castas sacerdotales, imposible no mirarlo, a lo lejos le saco una foto, me quedé pensando en la otredad, ahora que estoy esperando un micro para volver a casa, mientras las estrellas titilan, frías, en esta distancia parecida a un recuerdo. 


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