sábado, 28 de febrero de 2015

Cuestionamientos


Me encuentro ante una vorágine de sensaciones, donde proyectos, divagaciones y textos varios se atraviesan, existe en medio de ese viento una línea serena y horizontal como laguna tiesa en una tarde de verano, es un recodo cubierto de arbustos, donde me encuentro a la vez que me vuelvo inaccesible: breves escrituras en un blog de poesía.

Y lo que no puedo resolver es si pretendo ser invisible o visible en medio de esta cuestión, porque hay un nombre detrás, y una historia acaso común, sin embargo el seudónimo de este personaje conceptual me ha permitido cierta libertad a la hora de escribir, donde no tuve necesidad de poner un freno de mano cuando intenté volcar por escrito mis impresiones, es entonces cuando aparecen los cuestionamientos.

Alguna vez comenté que suelo realizar construcciones para luego cuestionar la construcción, permanentemente esa actitud me ha puesto en la situación de alguien que avanza y retrocede, ya sea por la necesidad de ampliar conceptos como por las dudas existenciales en torno a la imbricación de los mismos, así pasan los años, y parece mentira pero este blog cumplirá 6 primaveras en unos meses, un tiempo donde las pequeñas escrituras significaron una silenciosa compañía que mi reservado carácter tornaron borrosamente apacibles.

Y lo que me inquieta es el alcance de estos arrebatos. Hay un bosque ávido de ser interpretado, acaso deba sincerarme y dar por cierto que las palabras no alcanzaron a discernir un plano donde el poema simplemente ocurría, es sobre el dominio de conocimiento sobre lo que pretendo discernir, reconociendo en el acto mis limitados esfuerzos por comprender algo que se parece a la verdad y a la belleza, y que apenas puedo nombrar sin dejar de sentir que todo me abruma y me calla: la poesía

Continuar con el mamotreto o apagar todas las luces de este cuarto vacío, es esa la cuestión.

sábado, 21 de febrero de 2015

Donde también soy


Luego de estar un instante conectado a una escena pletórica –la mesa tendida, la luminosa empatía, donde también soy- me encuentro ensimismado en pequeñas celdas rectangulares, donde simplemente surgen destellos de imágenes concurridas del poema no nacido, se trata de un cuadro sin marco, arrojo pinturas, una pradera poblada de margaritas, un puente donde abrevar el reflejo perplejo –la vertical melancolía- horadando un tiempo que ya no es y una canción que nadie recuerda.

¿Dónde callarán esos trazos inconclusos, esa opereta sin bufones?
¿Dónde los versos aparentes en el aparente simulacro?

Los ojos enrojecen, el cansancio todo lo clausura.
Así me inclino, cuando todo lo que quiero es dormir.

sábado, 14 de febrero de 2015

Acaso yo


ahora que vuelvo con la escritura automática y sin mayúsculas, reverbero anotaciones en un puente donde cuelgan las rosas pálidas del estío, esa hilera que es a la vez una celebración, y estoy algo titubeante como para justificar un rodeo en el pasillo del poema. Se abren puertas entibiadas por el sol, a causa del viento de verano, que irrumpe entre hojarascas arrastrando el polvo de los campos, así devano la ilusión de una sentencia literaria, me cubro con un paraguas a rayas blancas y negras en medio del inmutado día, y los que pasan a mi lado, bronceados por expresiones que los rayos percuten en los cristales, suponen que sé algo que ellos no, y no es la lluvia pronosticada sino los entuertos del poema, en esta ventana de enredaderas donde el pasado queda reducido a una estrofa, acaso condensar un plano con suposiciones, que las construcciones tengan una fuente mínima, donde pájaros breves puedan abrevar la sed y el temor de la sed (ese verso perdido en los anaqueles y que cada tanto robamos con devoción sin saber bien qué supone tal entelequia), que la hilación o vertebración de su consecuencia ¿hilación o vertebración? presuponga estructuras donde conjeturar nimias razones, debo tener cuidado, apenas pronuncio esto apartando una rama de palmera en la oscuridad de una tarde macilenta, porque soy yo el que aparta la rama y el que mira el fondo del jardín, soy yo me digo, y en el descubrimiento avanzo hacia mi propia desenvoltura.

sábado, 7 de febrero de 2015

Un río


Solo veo un río, un río que separa, lo que une acaso es el retazo de un tiempo desvencijado, tiempo que se acopla a láminas de tiempo, observadas a la distancia en un espejo retrovisor, mientras cruzo el campo de las aspas, bajo la lumbre de una extraña mañana.

La ruta de los resplandores incandescentes, donde contemplo cosas que jamás recordaré.