domingo, 26 de julio de 2015

Dirimir


Ofrecer pautas sin más puntuación que...
Diferir de las ideas como claustros de cal donde la nada es barrida a la hora convenida ese túnel debajo de la vida en el que los obreros cumplen su jornada– esa carencia, que no es mentira, pero cuyos trapos ¡alguna épica! Cubren las heridas, las invisibles desgarraduras de lo no aparente.

Salir del hoyo, al aire fresco, el cotidano vértigo de los esquemas cuadriculados –donde todo lo previsible tiene su llave y su candado– a veces creo que un sistema consiste en la arquitectura de un plano mayor, donde previamente se ubicarán los tableros organizados de las rutinas y las urgencias, cada llave un número y cada número la certeza de lo remendado, tiestos sobre tiestos, un legado que se frustra, porque su idea es inabarcable, la idea de un sistema donde quepa la felicidad, y mientras tanto la dura tarea, alcanzar la perfección, una línea de la película que vimos a la noche parecida a nuestro ostracismo –algo en esa mirada que parece un espejo– ¡y la noche amplia!

Ayer –en realidad hoy– vi la luna en cuarto menguante y un lucero debajo (que no sabemos si es debajo o si la ubicación se forja en espiral) y pensé que quienes habitamos la jungla no podemos situarnos en el contexto de la vida plena, aceptar la desnudez de los contextos, donde la luz es distinta, un vacío que no podemos dirimir...

¡Ay el plural! Volátil evidencia de una fuga prosaica que no puede sustentar el entendimiento de su propia comprensión, apenas puedo balbucear y en eso “estamos” de acuerdo, yo y mi pretendida multitud de multiplicadas arborescencias, y en este árbol, este cuadro de pinturas azules, solo hay un bosquejo que alguna vez enarbolé sin forma, y fue esa la única construcción que elevé a mi audiencia con el anhelo de un murmullo aprobatorio.

La única vez que cerré la puerta convencido de haber logrado algo.
Y nunca supe que –como este artefacto, que adentro tiene palabras y afuera simula una conversación– la luna que ahora parece fría.

sábado, 18 de julio de 2015

Mensajes que se guardan en recintos que se olvidan


Los mensajes se van acumulando, quedan a la espera de un momento acaso irresuelto, donde sea posible recordar porqué los hemos apartado en un recinto virtual, sin tener por destino el éter o la papelera. Parecen cartas encomendadas a la memoria, para recordarnos que alguna vez, por motivos que pronto olvidamos, optamos por suspender su lectura, en ese almacenar permanente que uno encuentra en la selva digital, y entonces repaso el listado de lo que guardo, y encuentro partes con las cuales trabajaré luego en construcciones nuevas, abrevando en las ideas como madejas donde urdir apreciaciones, tensando las palabras hasta encontrar nuevos significados, probablemente otros elementos simbólicos...

A propósito, algún día tomaré un texto clásico, lo elaboraré como si fuera una partitura, le agregaré trozos de ideas que tengan la virtud de una concatenación, e inauguraré sin urgencia la posibilidad de un despropósito, los críticos dirán de un artefacto fungible en relación a teorías propias de un sincretismo literario, después la estructura será llenada con una bolsa de palabras, el texto, la eventual arquitectura del texto, respetará sus variables y su esquema, pero se extenderá arborescente, para intentar desde su periferia habitar otros planos bajo otras secuencias narrativas, para cuando lo termine, me quedará la intrépida tarea de hurgar sobre sus tubérculos, lo que hay en esa tierra negra, cuando las palabras apenas se reconocen entre los amaneceres purpúreos de una madreselva.

domingo, 12 de julio de 2015

La programada distracción


Ahora que la televisión parece mostrar los prolegómenos de una distracción programada, me pregunto si soy yo el que está del otro lado de la pantalla, el que bebe de su vaso la última de las discordias, conjeturando -porque siempre lo he hecho- sobre aquello que está lejos de resolverse, cuando los finales no son finales sino más bien prolongaciones de una estafa cuidadosamente urdida, cuando los maquillajes no cubren los estudiados planos, ni las sonrisas parecen sinceras en su propósito, es entonces que me inclino hacia la idea de entender que todo en este mundo es una mera vicisitud, y me dejo caer en la silla incómoda, mientras las disrupciones se van troquelando a sí mismas, como si fuera posible observarlas en cámara rápida, y yo quieto, impávido, mirando la última luz del edificio apagarse, porque nos dimos cuenta que ya no había nada por hacer, salvo aceptar que somos parte del decorado, que a nadie le importará si la tarea queda incompleta, porque al final de la jornada siempre habrá alguien en nombre del sistema que pondrá los manteles en la mesa, tomando nota que lo correcto esté correcto, que nos hagan creer que siempre hicimos una elección.

sábado, 4 de julio de 2015

Epigrama de Heráclito


Dice Heráclito en uno de sus epigramas:
"la armonía oculta es superior a la manifiesta"

De lo cual podríamos desprender que la armonía manifiesta encubre un deseo de dogmatizar lo alcanzado por el propio ejercicio espiritual, y que de allí a la intención de territorializar una abstracción hay un paso ¿que se entiende por armonía? ¿un estado de "equilibrio, proporción y correspondencia" entre las distintas partes de un todo? ¿es acaso una concordancia donde los opuestos ejercen un constante balanceo cuya "oscuridad" y "claridad" se contraponen sin anularse? ¿y que hay cuando se pretende universalizar dicho alcance? ¿que se encubre en el acto de tornar visible para el otro lo que se obtuvo por la propia vía del entendimiento?

En este sentido la armonía oculta es un estado en el cual el sujeto ejerce un control y un dominio sin necesidad de exteriorizar su territorialización, ya que si su concepción es producto de la experiencia, dicha arborescencia habilita tanto la virtud como la certidumbre de un error original, discernimiento motivado por la imposibilidad de comprender las infinitas articulaciones del pensamiento, en donde es preciso ser consciente de su alcance y medida.

De lo cual se desprende que la armonía no debería dogmatizarse: solo consiste en alcanzar una verdad reflejada en un espejo.

jueves, 2 de julio de 2015

Documento de adhesión para Pablo Katchadjian


Coincido con esta propuesta, que si prospera le haría un bien a la literatura:

Tal vez sea lícito afirmarlo, si Borges se hubiese enterado de este artefacto de Katchadjian, muy probablemente lo hubiera celebrado, o al menos estaría complacido en contemplar los procedimientos que el mismo empleaba en su construcción narrativa.

Como bien lo expresa Horacio González: Un plagio, en Borges es no sólo el reverso de la originalidad, es su verdadero soporte cuando lo que se inventa se somete a la insensata paradoja de decirse a sí mismo “que hubiera sino irreverente no producir esa copia”. Al afirmarlo, sabemos que contrarresta el plagio dejando mínimas huellas de que está haciendo, que es lo contrario de aquello a lo que irónicamente él mismo se estaría condenando. Ente otras cosas, por eso lo festejamos.

Hace no mucho tiempo el creador de este experimento literario afirmó en una entrevista que si tuviera que "engordar" otro texto engordaría "El Aleph engordado", que lo deseable sería esperar unos 10 años, y que después de otro lapso similar de tiempo podría engordar el segundo "Aleph engordado" y así sucesivamente. Un mecanismo borgeano.

Ojalá lo dejen.