sábado, 26 de septiembre de 2015

El hipnótico ritual de los Residentes


Viernes a la noche, camino por la vereda con un gorro verde, me quedo a la espera de un amigo, dentro de unos minutos estaremos viendo a los Residents en Niceto, me quedo pensando en esta banda que descubrí tarde, el mito de sus identidades ocultas, las más de cuatro décadas de trayectoria privilegiando los contenidos artísticos por encima de los nombres y las historias personales, la "teoría de la oscuridad", a la que adhiero, y el enorme impacto visual de sus presentaciones.

Finalmente entran al escenario los 3 músicos enmascarados y uno no sabe si en el fondo tenemos conciencia del extraño ritual que vamos a presenciar, bastan unas breves distorsiones para ingresar en una especie de túnel, donde se representa bufonescamente el prolegómeno de una obra hipnótica, desplazando sonidos e imágenes en diferentes planos oscuramente frecuentados.

En algún momento recuerdo esa sentencia de que el arte solo es puro si es anónimo, una serie de conceptos extraños en estos tiempos donde las exposiciones artísticas en redes sociales y programas televisivos conllevan un implícito musical para las bandas que surgen, la necesidad de trascender sin importar lo que se expresa, el factor creativo acompañado del juego de espejos en el que ciertos artistas gustan contemplarse.

Los Residents escapan de todo eso, y salen indemnes. Al final, cuando se van, me quedo cavilando si nos dimos cuenta.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Albores


Entre medio de los albores en el que pacen débiles junturas, atavío la única suerte que me desbroza.
Todo es una osamenta gris donde nada discurre...
He fabulado en los cimientos de mi vida plena -cuadernos llenos de asombros ingenuos- pulsando las cuerdas del devenir, aquello que transmuta en madejas sutiles que se imbrican, a medida que se avanza hacia un bosquejo plateado como el sol, las orillas claras donde se detienen los ausentes.

Me acostumbré a la idea de que todo envejece mientras estamos haciendo planes.

Así las cosas, estoy esperando que las palabras se parezcan a un estanque de agua quieta, que me pueda reflejar en los márgenes de mi propia disolución, y que al final del día recuerde bien el porqué de mi silencio.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Los poemas de Juana Bignozzi


Tanta vida para la literatura...

Alguna vez, por una consulta que hice a su correo electrónico con motivo de un proyecto literario, Juana Bignozzi me respondió a las pocas horas lo siguiente:

"Tampoco me gusta convertir todo el pasado en mito y hay experiencias y poetas que mueren con su tiempo..."

Ahora que se fue -¿cual será el cielo de los poetas?- no dejo de pensar si alguna vez aquello que soy morirá con su tiempo, y no es algo que pueda responderme, ni que tampoco alcance a dilucidar.

¿Que quedará? ¿un blog? ¿escrituras? ¿poemas?...

Juana Bignozzi es ahora un consuelo para muchos lectores que encontrarán en sus versos un modo de comprender su poesía, su inquebrantable lucidez.

Quedan los poemas, y eso es todo lo que podemos y no podemos tener.

sábado, 5 de septiembre de 2015

De lo vertical a lo horizontal


Buscar reconstruir aparejos entre pedazos de silencios, cuando todo lo que tengo es un tiempo que se deshace mientras hago de cuenta que tomo decisiones. La posibilidad de un texto horizontal, elaborado luego de bosquejar poemas verticales donde la luminosidad quedaba entrecortada (allí donde asoma una variable mutilada por el propio esquema del verso), y en ese problema sin resolver encontraba en los márgenes un entendimiento que completaba el campo semántico del artefacto literario, acaso una contradictoria manera de otorgar sentido a la escritura.

En aquel bosquejo de anotaciones, cuando todo lo que pretendía era una construcción, tomaba como recurso habitar momentáneamente un espacio cuyo silencio estaba cubierto de violetas, un territorio imaginario donde poder desechar partes del poema, es entonces que con ciertos textos optaba por hundirme en esa figura abstracta, entendiendo que por esa grieta podía redimir mi sentido arborescente, desmalezando el predicado de múltiples adjetivos para poder justicar la verticalidad del poema.

Y tal vez allí estaba el error, o lo que se supone debía ser apartado, mientras los versos se desbrozaban, deshilándose, en hebras desprendidas bajo un viento que nunca existió.

Lo inalcanzable del poema.

El mecanismo de las palabras que nada tienen que ver con lo que representan, un aire pesado de libros viejos que pronto atomiza el único techo que opaca mi rutina.