sábado, 30 de enero de 2016

Mientras leo a Osvaldo Lamborghini (parte II)


Un paréntesis es eso, un signo seco (uno solo) sin ninguna finalidad salvo la aparente –el aparente diagrama en el que las primeras palabras (las oclusas) hilvanan artefactos– que solo buscarán llenar el vacío de un espacio vacío.
Es el oro brillando en el huevo pulido de una ostra
Es la argamasa cuyo faro es la inocencia
Las piedritas en los pies fríos de la bahía despoblada.

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