domingo, 22 de junio de 2025

Sobre la idea de la deformidad en la poesía

Alguna vez, Alejandro Rubio consideró a Leónidas Lamborghini como el mejor poeta argentino, y lo había expresado por dos razones, me importa una de ellas, la de haber encontrado una figura que condensa la literatura de un país periférico como el nuestro: la deformidad. Rubio decía que la deformidad es el recuerdo de la forma en medio de la contingencia, y esa idea supone que todos los destellos que puedan surgir con las eventuales intervenciones en los sucesivos artefactos de palabras, llevan inevitablemente a la multiplicidad de variables que anulan, desintegran o disuelven los efectos de la forma, llegando hasta la máscara de lo que se entiende como una evidencia de lo verídico, la deformidad como arborescencia de todos los cristales que formaban parte de un espejo segundos después del estallido. 

El criterio supone consecuencias, una se eleva por sobre todas las posibles elucubraciones: se debe refundar el concepto de belleza: "apartar a la belleza de la medida, la regularidad, la simetría, la verdad y el bien", es eso lo que para Rubio hizo como algo nuevo Lamborghini. La lectura que se puede desprender, seguramente mal entendida, es que la deformidad requiere apartar a la belleza de toda estructura que la regule, y hacer de las malezas nuevos jardines que habiliten la conjetura, o como lo dice Rubio "todo ya fue hecho y hay que hacerlo otra vez"

Del libro "la Garchofa Esmeralda", editorial Mansalva, 2010.

domingo, 15 de junio de 2025

Cuando el personaje interpela al creador

Hace poco supe de un nuevo libro de Martín Caparrós, con dibujos de Miguel Rep, sobre la recreación de la vida de José Hernández contada a través de su personaje más emblemático, el gaucho Martín Fierro, me pareció válido el recurso, y por lo que escuché, el resultado de dicha operación deja en evidencia las contradicciones del escritor, por haber utilizado un personaje que nada tenía que ver con su propia idiosincrasia. Pienso que en algún momento leeré ese libro, pero la idea me dejó evaluando la posibilidad de un dilema, si en ocasiones, cuando recorremos ciertas distancias a través de un personaje conceptual, no llegamos a cuestionar lo suficiente el hecho de que el “recurso” no represente realmente lo desasnado, o si en todo caso, es el personaje conceptual quien plasma una lenta sentencia que el autor no puede dirimir, acaso una cuerda que se anuda a sí misma.

En el libro de Caparrós, es el personaje el que regresa del pasado para interpelar a su creador, y poder recuperar una voz que fue falsificada, ya no se puede decir que el autor crea al personaje, ese gaucho que se abrió camino al paso del tiempo, ahora puede mostrar las contradicciones del autor, al punto de saberse traicionado “Me hizo decir lo que él quiso / no lo que yo había vivido”, dice este nuevo Fierro, y tal como se expresa en esta nota periodística que cito al final del texto, “el libro entero se convierte en un gesto de reparación y un acto de restitución: una voz usurpada que regresa para decir su verdad y saldar deudas”.

Alguna vez, pero consciente de la derivación de lo creado, el poeta y titiritero Javier Villafañe indagó sobre el asunto, cuando afirmó lo siguiente: "Yo les he hecho muchos reportajes a los títeres. Me han hablado, o al menos yo les hago preguntas y si uno pregunta es porque tiene la certeza absoluta de que hay eco”.

Y vaya si Villafañe era consecuente con esta afirmación, como cuando uno de sus títeres lo interpeló a través de sus palabras escritas, al decirle que era mentira que a su creador le gustaban las lluvias, que eso era trampa, o sea literatura, porque cuando llovía salía “con un impermeable, un sombrero, botas de goma y un paraguas”. 

A la luz de las circunstancias, se infiere que lo profesado por Hernández careció de un carácter interrogativo. Proyectó una sombra que lo terminó cubriendo.

Acaso unas cuantas crónicas falsas, y un puñado de verdades que se perdieron en el tiempo. 

Textos consultados:   

Martín Caparrós y Miguel Rep recrean la vida de José Hérnández contada por Fierro. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/828981-martin-caparros-y-miguel-rep-recrean-la-vida-de-jose-hernand 

Javier Villafañe, el titiritero trotamundos. Disponible en: https://www.cultura.gob.ar/javier-villafane-el-titiritero-trotamundos-10677/


domingo, 8 de junio de 2025

La pequeña bruma del poema mutilado

A veces lo que veo en este pasillo del atardecer es un recoveco de pinturas desgastadas, en donde algunos versos van mutando hacia una fuga del cual conservan una pequeña bruma, 

lo que queda de esa intervención, es un despojo imbricado con palabras probablemente huérfanas de su contexto, lo que inquieta es el mañana de esa ausencia, 

acaso la nada o una nueva construcción.

domingo, 1 de junio de 2025

El infrecuente ejercicio

Lo que produce el territorio previo a la consecuencia de la escritura, es el efecto terrible de una verdad en la vida de alguien que está fuera de las coordenadas de la época, fuera de los márgenes del tiempo del poema. 

Construir un lector imaginario para producir un efecto que tenga por premisa habitar los pliegos de una conjetura, sea acaso el mayor de los ejercicios, el lector como hipótesis del autor, para desandar los anacronismos y las consecuencias, para responder a preguntas que solo se desarman mientras hablamos consigo mismos.

domingo, 25 de mayo de 2025

El arenero donde discurre lo irresuelto del poema

Acaso dispersión, un arenero donde se mezclan las paradojas irresueltas con anclajes apenas habitados por los preceptos literarios. 

Una línea correcta, con sujeto y predicado, un verbo que arrastra nubes, algunos adjetivos innecesarios, un melancólico atardecer. 

Y es que a veces todo se reduce a ese único ejercicio.

domingo, 18 de mayo de 2025

El tiempo de las hojas ausentes

¿Cuándo ocurrió? 

el fresno de la cuadra ya no es amarillo 

apenas una brisa en el murmuro débil de una corteza 

los años que se pierden en un conjuro.


sábado, 10 de mayo de 2025

El jardín del jardín

Desde aquí se puede ver el jardín (jardín del jardín), al jardín y al hombre que se escribe con los años, años del hombre dedicados a escribirle a un jardín, ocupados en parecérsele, terminan por ser años, por ser pausas de jardín. A estas horas de la mañana en que hombre y jardín lentamente se reciben de intemperie, las noticias se espacían, entre los canteros se lee una ausencia, la huella de cartas que no llegan, de cartas que nadie manda.

De “Diario de Eleusis”, Arnaldo Calveyra

 

En este último tiempo, en donde no encuentro espacios para las ideas, leer esto me parece algo nuevo, como si el poeta dialogara con lo que va siendo creado, y a su vez, lo creado cobra otra entidad, se aleja lo suficiente para formar parte del poema. Es como si todo ese ejercicio fuera concebido para saber por qué (y en qué momento) nace el poema. El modo en cómo el autor lo resuelve es alentador, despoja la paradoja, segundos antes de la pregunta que probablemente hagamos cuando el jardín se ponga en movimiento.