sábado, 9 de julio de 2011

Aquello no leído, aquello abandonado


A lo largo de la historia existieron autores cuyos libros han provocado inevitables renuncias por parte de abrumados lectores. En ocasiones sus textos han sido sobrevolados con intermitencias por parte de generaciones amedrentadas por la crítica escrita. Probablemente ciertos mitos de la literatura se correspondan con aquello que no ha sido leído con detenimiento.
Libros como el Mahabharata, epopeya mitológica de la India, considerada la obra más grande escrita en sánscrito (contiene buena parte del saber religioso de la India distribuido en 18 libros, llamados "parvan", escritos probablemente desde el siglo IV a.C. Al siglo IV d.C.), o el Ramayana (Gesta de Rama, obra de 24.000 versos en siete cantos), célebre epopeya que figura como la composición literaria más espléndida de la literatura hindú, atribuida al poeta Valmiki Prachetasa (de quien se conjetura un argumento similar al de Homero, que muy probablemente varias personas intervinieron en su redacción), libro que refiere la encarnizada lucha de Ramachandra (encarnación de Vishnu) contra los Asuras (símbolo equivalente al titán o demonio en la literatura hindú) y su soberano Ravana. De modo que la epopeya recrea el mito de la guerra entre dioses y demonios.

Es interesante advertir, en la lectura babilónica de Gilgamesh (poema épico salvaguardado en tablillas de arcilla con escritura cuneiforme), cómo ciertos pasajes fueron tomados como registros históricos que representaron curiosas coincidencias con otras obras, acaso la más significativa sea el diluvio que aparece en la Biblia, recreando con otras circunstancias un hecho que ya aparecía registrado en el poema de Gilgamesh.
De Homero se sostiene que tuvo la virtud de darle un tono a los innumerables relatos que la abrumadora memoria de los rapsodas conservó, a través de la oralidad, en el antiguo mundo griego. Tanto la Ilíada (15.000 versos distribuidos en 24 cantos), como la Odisea (aproximadamente 10.000 versos en igual cantidad de cantos), recrean el pretérito mundo de Occidente, desde la cólera de Aquiles hasta el regreso de Odiseo. Pero el que se considera como el poema épico más extenso del mundo es el que corresponde a los llamados Cuentos tibetanos de Gesar (120 tomos que contienen más de un millón de versos y más de 20 millones de caracteres), estos cuentos, mitos y leyendas, luego de mil años de ser difundido oralmente por juglares del Tibet, alcanzaron su punto de fijeza a principios del siglo XII, logrando perpetuar en el tiempo la vida del Rey Gesar, un semidiós que simbolizó, con sus enseñanzas y virtudes, los temores y esperanzas de su época.

De la Biblia ya se sabe, "libro de los libros" o "libro sagrado", resulta una obra significativa para los creyentes judíos y católicos. Según el cánon, el Antiguo Testamento se compone de 39 libros para los protestantes, entre 46 y 49 libros para la iglesia católica (según se interprete la inclusión de algunos capítulos), y hasta 53 para las diferentes iglesias cristianas ortodoxas.
En cambio el Nuevo Testamento habilita la piedra fundacional del Cristianismo (habría que considerar los numerosos evangelios apócrifos que dan buena cuenta de versiones distintas de las publicadas, como los atribuidos a Judas, probables textos de Daniel no incluidos en el Antiguo Testamento, o evangelios como el de María Magdalena, no considerados en el Concilio de Trento).
Para Borges, se trata simplemente de la mayor obra de la Literatura fantástica en la historia de la humanidad.

Otra obra extensa ha sido el Ulises de Joyce, sin embargo existe en Argentina un libro que supera en 30.000 palabras a esta obra, se llama "Los Sorias", y la escribió un tal Alfredo Laiseca. Cuenta la leyenda que esta novela, que se mantuvo inédita durante veinte años, fue leída con devoción por Ricardo Piglia, César Aira y Rodolfo Fogwill, quienes se encargaron de sembrar el mito, con el boca a boca entre sus amigos y colegas, logrando que la primera edición de 350 ejemplares quedara prácticamente agotada en pocos días. Se trata de una novela desopilante, que según el autor se puede conceptuar como "un realismo delirante", la edición 2004 tiene 1323 páginas, Piglia llegó a considerarla como la "mejor novela que se ha escrito en la Argentina desde Los siete locos". Destinada a convertirse en un clásico y a merecer el título de "civilización Laiseca".

No he leído estos libros (exceptuando la Ilíada), sobrevolé algunos, probablemente porque los tiempos internos nunca fueron correlativos con semejante demanda, situación que requiere compenetrarnos con sus signos, con su arbitraria arquitectura, cuando todo lo que hay por delante son palabras, y un misterio por desandar.

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