domingo, 5 de octubre de 2025

Una vez más

Ha vuelto el colibrí que estuvo en el jardín de casa el año pasado, espero que algo nuevo comience, porque en esta curva de la vida, hay tantos silencios como árboles, que parecen custodiar los márgenes de una teoría, acaso cultivada desde el obliterado páramo de una presunción, donde siempre supe que algo pasaría. 

Una vez más, el aparente pliego de un artefacto, inicia sin desdén su improbable conjetura.

domingo, 28 de septiembre de 2025

El tiempo y el espacio

Hay una pregunta para el tiempo, y una indagación por el espacio, mientras el poema es tensado en el contexto de un problema. 

Los días pasan y el problema se olvida, pero aquella divagación, acaso cruzada por la belleza, ahora tiene espinas donde antes había flores, y entonces no sé bien en qué parte se perdió el sentido, si es mejor desbrozar el problema o hacer un trato con el crepúsculo, si hay o no acechanza en el horizonte, cuando las sombras parecen dibujar amenazas entre los árboles, mientras salimos como lobos bajo la luna, cubiertos de ramas, con los ojos pintados, para que el poema se parezca a una verdad.

sábado, 20 de septiembre de 2025

En la quietud del bote


Un bote que apenas se mueve
hasta quedarse quieto, en un silencio de lirios reunidos
junto a los pájaros del amanecer

¿Cuánto pesará ese silencio que detiene el bote?

Esa es la única pregunta, en la quietud de la mañana, mientras todo lo nuevo empieza otra vez.

sábado, 6 de septiembre de 2025

El marco del poema


Corro junto al mar

y las gaviotas, petreles,

albatros o como se llamen

levantan vuelo y caen

un poco más allá.

Vuelvo a correr, vuelven a volar

y a bajar

y cada vez son más.

 

Corriendo junto al mar

al amanecer

invento las aves del mar.

                    Corro junto al mar, de Héctor Viel Temperley

Pocas veces me ha pasado de que aparecen las imágenes a medida que avanza la lectura, es como si se abriese un marco en donde las palabras prefiguran el contexto de algo que se va pintando, en ese amanecer en que las aves eran inventadas mientras se alejaban, así sean gaviotas, petreles, albatros, o como sea que se llamen. 

Y es que el día en que la poesía no importe en este mundo, no habrá nadie que pueda entender la visible permanencia de unas gotas de lluvia marcadas en la arena, y diferenciarlas de las huellas de los escarabajos negros entre los médanos de un día soleado, porque como supo darse cuenta Viel Temperley, se pueden contar por la arena todas las gotas que llovieron.

sábado, 30 de agosto de 2025

La conciencia de una estructura en el poema


Los caballos soportaron

el peso de la historia

hasta que fue creado

el motor de combustión interna.

Ahora, cada vez que nacen

titubean y se demoran ante la luz

creyendo haber irrumpido

en un mundo equivocado.

                                          de Joaquín Gianuzzi, “Los caballos”

 

Lo que encuentro en este poema es una observación a la que le sigue una conclusión reflexiva -sustentada en los pliegos de la historia- que no pretende cerrar el poema, que incluso habilita la pregunta no formulada en esos 8 versos. 

Como tantos poetas, Gianuzzi vivió del periodismo, y lo que a veces se advierte, en varios de sus poemas, es esa variable ejercida desde los periódicos que busca instalar el contrapunto a partir de ideas enfrentadas, para que sea el lector el que pueda tener elementos que le permitan discernir sobre lo leído. 

Ya pasaron más de 30 años desde que el Diario de Poesía ubicó en el centro de una discusión parte de la obra reunida de este gran poeta, en donde los objetos del poema son apresados por un yo, cuya conciencia los estructura, algo así expresó Fabián Casas cuando prologó una antología en el centenario del nacimiento de Joaquín O. Gianuzzi, el poeta que pidió que no lo dejen a solas con su balbuceo terrestre, el que escribió que la poesía es un extraño asunto personal.

Texto consultado: 

El regreso a Giannuzzi: un perfil de Fabián Casas, disponible en Eterna Cadencia  https://eternacadencia.com.ar/blog/prologos 

domingo, 24 de agosto de 2025

El ejercicio de no corregir

Estoy un poco preocupado por el peso de una línea celeste que agobia mi escaso entendimiento de la literatura, la pude haber pintado para discernir sobre los límites entre lo que se crea y lo que se construye, la pude haber trazado como una periferia que divide el conocimiento de la presunción -siempre barroca, siempre arborescente- y no alcanzo a dilucidar si esa línea está allí como una mera entelequia o como pueril argumento para llenar de colgajos literarios los márgenes de una sentencia. 

El ejercicio siempre es el mismo, ocurre algo y no lo corrijo, el tiempo después lo ubica en algún lugar, lejos del poema del que alguna vez formará parte, porque me sigo recordando que esto aún es un blog, porque me tengo que dormir mientras creo que todo va a estar bien.

sábado, 16 de agosto de 2025

La inminencia del plano creativo


Una vasija que se rompe, en el tiempo que no, con su eco y su distancia, rodeado de helechos bajo la luna. Una pregunta que nunca estuvo en el poema, los páramos sin frecuentar en esa concepción del horizonte poblado de pájaros, donde cruzan las ideas esperando dejarlas en alguna orilla, acaso una periferia, o el contorno que supone la interrelación y el fondo. 

Ahora pienso en algo que dijo Borges: “el hecho estético es la inminencia de una revelación que no se produce”, de alguna manera prefigura el entendimiento de que la poesía puede nacer de algo ya concebido poéticamente, pero que se disipa cuando pretendemos apresar eso que ocurre, como el pavo real segundos después de perderse en la espesura. 

En este momento creo que acaso la mejor posibilidad de escritura que puedo anhelar sea restar y no sumar, porque al fin de cuentas, la inminencia de ese plano creativo, sucede en un espacio y un tiempo en donde las palabras solo alcanzan para darnos cuenta que estamos perdidos.  

Para leer en algún momento: Jorge Luis Borges-Roberto Alifano: La Poesía https://borgestodoelanio.blogspot.com/2019/02/jorge-luis-borges-roberto-alifano-la.html