Coincido con esta propuesta, que si prospera
le haría un bien a la literatura:
Tal vez sea lícito afirmarlo, si Borges se
hubiese enterado de este artefacto de Katchadjian, muy probablemente lo
hubiera celebrado, o al menos estaría complacido en contemplar los
procedimientos que el mismo empleaba en su construcción narrativa.
Como bien lo expresa Horacio González: Un plagio, en Borges es no sólo el reverso de
la originalidad, es su verdadero soporte cuando lo que se inventa se somete a
la insensata paradoja de decirse a sí mismo “que hubiera sino irreverente no
producir esa copia”. Al afirmarlo, sabemos que contrarresta el plagio dejando
mínimas huellas de que está haciendo, que es lo contrario de aquello a lo que
irónicamente él mismo se estaría condenando. Ente otras cosas, por eso lo
festejamos.
Hace no mucho tiempo el creador de este
experimento literario afirmó en una entrevista que si tuviera que
"engordar" otro texto engordaría "El Aleph engordado", que
lo deseable sería esperar unos 10 años, y que después de otro lapso similar de
tiempo podría engordar el segundo "Aleph engordado" y así
sucesivamente. Un mecanismo borgeano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario