viernes, 27 de diciembre de 2024

Cuando el poema olvida su origen

Una brisa con escarabajos de papel, los ruidos se van alejando, parecen tener a la distancia un sombrero de humo, algo o alguien -tal vez el pasado- hace una reverencia con el sombrero, que ahora ya no es un sombrero, es otra cosa, tal vez una escoba de cerdas brillantes, de esas que no sirven para barrer.

Es el prolegómeno de una inferencia acaso innecesaria.

Es el mundo que pusimos ante nuestros ojos, con teorías que no concluyen.

Es el verbo indefinido que miró hacia el día después con disimulada perplejidad.

En el medio de ese tránsito, donde soy invisible, el poema olvida su origen, se vuelve fértil tallo de una calabaza.

Nunca podré explicar aquel atardecer.

sábado, 21 de diciembre de 2024

El permanente desbalanceo del poema a construir

Me sigue interesando poder desbalancear una construcción -arbórea o lineal- para alterar el orden de la sucesión de una trama, un ejercicio de suspensión que en el poema puede permitir la asociación del don de la invisibilidad con el corte de un plano habilitado por la ausencia.

Si multiplicáramos el recurso, tendríamos un modo de problematizar el deshabitado alcance de una secuencia.

Ese cielo a medio hacer, a un costado de la conjetura, sin darme cuenta de los colores y las formas.

domingo, 15 de diciembre de 2024

La irregularidad del invisible recurso


Utilizar para la escritura una suerte de amuleto que después se pueda sacar, para asociar en la posterior lectura la ausencia o la imbricación de ese espacio en blanco, dirimido por una sombra que habla consigo misma.

Como diría Luis Chitarroni, ese recurso se decide en la corrección final, ese es el trabajo de editar de quien escribe.

El problema es cuando el criterio permea lo irresoluto de la trama, entonces es probable que esa suspensión de bloques semánticos visualmente entrecortados, terminen dejando en evidencia una irregularidad en la secuencia, el hueso descubierto de la palabra.

sábado, 7 de diciembre de 2024

Sembrar pies para que crezcan voces

Alguna vez Tomasín, el legendario baterista de Reynols, mientras hablaba de plantas con un amigo, dijo que deberíamos sembrar pies para que crezcan voces.

Quisiera ir hacia esa polifónica sincronía, atravesar todos los planos posibles, todos los conceptos apenas cultivados, y entre los hierbajos de mil colores y los murmullos ineludibles, encontrar la conjetura.