Pensé un final en donde los personajes conceptuales se retiran en fila india, tocando flautas, trompetas y violines, mientras desfilan rodeados de gallos y perros, llevándose lo irresuelto sin mirar para atrás, atravesando el lodo y las serpentinas, algo parecido a un cruce de caminos entre Kusturica y Gombrowickz.
como esta fuga de calesas y pianos destartalados, que una manada de sordomudos transita con chambergos y chalecos desteñidos de atardeceres pardos, buscando la tierra prometida de trigales y maizales, el oro de los muertos cansados de vivir.
como si estuviéramos afuera del paraíso, de ese campo blanquísimo, alambrado hasta el final del horizonte.
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