sábado, 23 de noviembre de 2024

Sobre la noción de artefacto dentro del plano artístico

Me aparto un poco de la borrasca, mientras las intermitencias literarias quedan ancladas entre los conceptos de imbricación y desbrozamiento, donde a veces quedo enredado.

Dediqué un breve tiempo a la reciente autobiografía de Daniel Melero “Incierto y sinuoso”, tanto por la información musical como por los conceptos urdidos en su exploración hacia lo intangible, y sobre todo me interesó cuando manifestó la necesidad de crear “Catálogo Incierto”, un sello de bandas under que a fines de los años 80’ estaban ocupando toda una escena emergente.

Siempre me sentí atraído por la noción de artefacto dentro del plano artístico, así sea un libro cartonero, así sea un cassette, como los que hacía Reynols en sus inicios (a veces pienso que fueron los únicos que entendieron perfectamente lo que significaba la experimentación creativa de los sonidos, liberados estos del formato canción), mientras que los demás músicos fueron enciclopedistas (o simplemente respetaron el formato impuesto por los sellos y los medios de comunicación), la banda de Tomasín -el baterista y poeta que habla con palabras inventadas-, fugó hacia adelante en términos de ruptura con todo lo  preconcebido, fueron libres en el mejor de los sentidos.

El emprendimiento anárquico de Catálogo Incierto documentó de algún modo lo que se estaba gestando a fines de esa década en Buenos Aires, hay una definición del líder de los Encargados que dimensiona el sentido de lo creado:  

“precisamente la búsqueda de no ser un sello discográfico le otorga la fuerza que necesita: va a ser finalmente un sello cuando deje de existir. Cuando haya ediciones limitadísimas y míticas, cuando se sepa de la existencia de ciertos discos aunque nadie los tenga”.

Catálogo Incierto se fue gestando con la venta de cassettes a través de afiches o panfletos, especialmente en los recitales, para Melero, una tirada de 20 cassettes ya equivalía a una edición. Estamos hablando de objetos únicos, irrepetibles.

En esa suerte de logia heterogénea, a decir del cantante, no solo se produce música sino que se generan trabajos actuados, sonidos sampleados para un ballet, obras de teatro, el espectro se complejiza.

Una escena recrea la comprensión del proyecto, ocurre cuando Daniel Melero le dice a Fidel Nadal, cantante de Todos tus muertos, que ese cassette que acababan de mezclar estaba destinado a ser un objeto histórico del rock.

Yo creo que el tiempo le dio la razón.

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