miércoles, 16 de abril de 2025

La improbable antelación del invisible artefacto

Muchas veces hay obstáculos que superponen esa problemática que implica querer escribir y promover una aceptación del oficio, si tal cosa es concebida. 

Esa restricción ocurre en los márgenes de un círculo social, donde los trabajos de los poetas forman parte de un mundo indiferente, sin alcanzar a sedimentar la imbricación de cualquier concepto desprendido de un conjunto de versos. Lo que hacemos, por la simple necesidad de hacerlo, queda afuera de todo reconocimiento, lo complicado que resulta fijar en palabras la antelación de lo creado, ese paso previo -nunca publicable- que difícilmente encuentre un espejo donde podamos, brevemente, demostrar la posibilidad de su existencia orgánica -acaso bajo la forma de un cuerpo reptando hacia las ideas, o un recurso que el paso del tiempo termina mutando en otra sombra- tal vez algo que se confía entre los pliegos de una retirada, cuando ya no quedan cosas por discutir, cuando finalmente optamos por callar. 

Ese espejo del otro que solo lee lo postergado sin una máscara, ese poema que nunca termina de nacer.


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