domingo, 22 de junio de 2025

Sobre la idea de la deformidad en la poesía

Alguna vez, Alejandro Rubio consideró a Leónidas Lamborghini como el mejor poeta argentino, y lo había expresado por dos razones, me importa una de ellas, la de haber encontrado una figura que condensa la literatura de un país periférico como el nuestro: la deformidad. Rubio decía que la deformidad es el recuerdo de la forma en medio de la contingencia, y esa idea supone que todos los destellos que puedan surgir con las eventuales intervenciones en los sucesivos artefactos de palabras, llevan inevitablemente a la multiplicidad de variables que anulan, desintegran o disuelven los efectos de la forma, llegando hasta la máscara de lo que se entiende como una evidencia de lo verídico, la deformidad como arborescencia de todos los cristales que formaban parte de un espejo segundos después del estallido. 

El criterio supone consecuencias, una se eleva por sobre todas las posibles elucubraciones: se debe refundar el concepto de belleza: "apartar a la belleza de la medida, la regularidad, la simetría, la verdad y el bien", es eso lo que para Rubio hizo como algo nuevo Lamborghini. La lectura que se puede desprender, seguramente mal entendida, es que la deformidad requiere apartar a la belleza de toda estructura que la regule, y hacer de las malezas nuevos jardines que habiliten la conjetura, o como lo dice Rubio "todo ya fue hecho y hay que hacerlo otra vez"

Del libro "la Garchofa Esmeralda", editorial Mansalva, 2010.

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