Estoy un poco preocupado por el peso de una línea celeste que agobia mi escaso entendimiento de la literatura, la pude haber pintado para discernir sobre los límites entre lo que se crea y lo que se construye, la pude haber trazado como una periferia que divide el conocimiento de la presunción -siempre barroca, siempre arborescente- y no alcanzo a dilucidar si esa línea está allí como una mera entelequia o como pueril argumento para llenar de colgajos literarios los márgenes de una sentencia.
El ejercicio siempre es el mismo, ocurre algo y no lo corrijo, el tiempo después lo ubica en algún lugar, lejos del poema del que alguna vez formará parte, porque me sigo recordando que esto aún es un blog, porque me tengo que dormir mientras creo que todo va a estar bien.
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