domingo, 2 de noviembre de 2025

Las esquirlas del poema

Muchas veces se escriben poemas con las esquirlas del poema, muchas veces se busca entre las sombras las perspectivas de una conjetura, con sus diatribas y bifurcaciones, cuyo único fin es ensamblar las composiciones estróficas para luego desarmar el sentido, prestar atención al significante, intentar de nuevo proferir el conjunto de arborescencias semánticas, hacer visible los procedimientos acaso trabajados, no conformarse con la luna roja del poema. 

Y es que acaso ese haya sido el problema: los poemas que se escribieron con las esquirlas del poema.

sábado, 25 de octubre de 2025

Poética del error

En el último libro publicado por Daniel Samoilovich, se comparte un poema del poeta chino Su Che, de aparente simpleza, traducido por María Teresa León y Rafael Alberti, que expone de una forma acaso alegórica lo que implica el entendimiento, la confusión y el error en la interpretación y construcción de unos versos. Releyendo, puedo concebir el sentido de la primera lectura de Samoilovich: la vinculación del poema con la caverna de Platón, donde al final agrega una idea muy potente, cuando dice que “acaso todo error en un mundo sea un acierto en otro que apenas podemos pensar, un patito feo de una raza de cisnes fantásticos”.

Me pregunté desde una orilla cubierta por madreselvas, si todos aquellos que simplemente intentan hacer bien su trabajo, no persisten en el error de alguna manera, pero sobre todo me detuve en el alcance que puede llegar a tener la poética del error cuando cruza hacia otros planos, si acaso es posible descubrir cuánto de ramificado tiene el acierto en el objeto creado a partir del desacierto.

Guardo para otra ocasión el poema de Su Che y la feliz reflexión del recientemente fallecido poeta, ensayista, editor, periodista y traductor argentino:

El joven sirviente barre la terraza de jade

intentando apartar las sombras de las flores.

En vano: cuando el sol, al decaer, deja que se esfumen,

el claro de luna las trae de vuelta.

Quiero explicarme la emoción que despierta este poema y pienso que se trata de su visible y sencilla presentación de un combate en torno a nada, o a una ilusión, a una mácula en rigor inexistente, pero por lo mismo inextinguible. El hecho de que, en una convención extendida en la poesía del período Han, la terraza de jade que el joven está tratando de despejar sea el campo de batalla del amor, un símbolo o correlato material del amor sexual pensado como lugar perfecto, agrega una dimensión sugerente pero no imprescindible: yo, por lo menos, admiré durante años este poema sin saberlo. Los dos primeros versos presentan la confusión del sirviente entre las flores y su sombra; los dos últimos, al introducir el paso del día, evocan la figura solitaria que ha estado toda la jornada empeñada en la tarea: y hay un paralelo entre la impersonal, involuntaria pertinacia de las hojas en arrojar sombra y la insistencia del joven sirviente en su confusión. Las hojas persisten a través de una retirada y un retorno (el crepúsculo se las lleva, la noche las trae de vuelta); el joven, persiste en su incapacidad de entender lo que pasa. Estando involucradas cosas y sombras, es casi imposible no pensar en la caverna de Platón. Tampoco los encadenados entienden, justamente porque lo están y no pueden tocar lo que ven, comprobando así su falta de sustancia material; digamos, de un modo brutalmente anacrónico, que al encadenarlos Platón torna verosímil la situación en que no pueden reunir la información suficiente sobre la naturaleza de lo que ven. El joven sirviente, en cambio, no sabemos por qué no entiende, es más mágico o absurdo, como se prefiera, su no entender: Su Che nos pide sin más que aceptemos que no entiende, e incluso que persiste durante toda una jornada (que valdría por un tiempo infinito) sin que su experiencia le muestre que esas hojas no son “reales”. Platón encadena a sus personajes, el poeta chino deja libre al suyo. ¿Será esta una diferencia entre filosofía y poesía? ¿Es en Platón el que no entiende una víctima y en Su Che un héroe? La metáfora, la paronomasia, la aliteración, la sinécdoque, casi no hay figura retórica que no sea de algún modo una confusión: confusión entre sonido y sentido, entre dos cosas semejantes en algún punto, entre la parte y el todo. La propia creencia en que una musicalidad más eficaz hace a una frase más cierta es, lógicamente, una confusión absoluta, y sin embargo se trata de una confusión sin la cual la poesía no podría existir. Los chinos —para volver a los chinos— parece que agregan a este error otro más, para nosotros muy difícil de concebir: la asimilación entre la belleza de la escritura en su aspecto gráfico y la belleza de la idea expresada. Para los chinos un excelente poeta es también un calígrafo excelente, y el ideograma mejor dibujado expresa mejor, más clara y elegantemente el concepto; el concepto no acaba nunca de estar en el ideograma, necesita ser dibujado de nuevo cada vez para que la pericia e inspiración del calígrafo-poeta le hagan rendir algo nuevo. Estamos ante un concepto de la escritura y el sentido que por momentos intuimos y por momentos se nos escapa, ante algo que a ratos parece un error enorme y a ratos una idea maravillosa, maravillosamente diferente de las nuestras: de una materia diferente, diríamos. Acaso todo error en un mundo sea un acierto en otro que apenas podemos pensar, un patito feo de una raza de cisnes fantásticos. Acaso la inútil tarea del joven sirviente no sea tan inútil, ya que es ella la que genera el poema. ¿Será esta, entonces, la diferencia entre filosofía y poesía? Al revés que el esclavo encadenado, alegoría de la ignorancia e imperfección humanas opuestas al mundo perfecto de las formas, el sirviente de Su Che crea una forma, la forma del poema que sin su equivocación no existiría. Por otra parte, inmerso como está en una especie de sueño, el joven que barre se parece más a un monje budista haciendo laberintos de arena que a un necio; no hay en él imperfección alguna, sino cierta iluminación por el error, cierta perfección del sonambulismo que no disgusta como imagen del artista.

Del libro “Estética del error. Apuntes sobre arte y poesía”, de Daniel Samoilovich. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2024.

domingo, 19 de octubre de 2025

El olvido

Hubo algo que ocurrió, en ese alejarse de uno mismo, donde el olvido ocupó todo un plano, en el exacto momento en que el sol se oscureció, 

ese no darse cuenta al que me estoy acostumbrando, 

ese jardín que parece ser mi única obra, 

ese que no, 

ese que tal vez, 

y me tengo que acordar de no olvidar(me).

sábado, 11 de octubre de 2025

El tiempo de la pregunta

Yo debería haber sido un par de garras afiladas

corriendo por los fondos de mares silenciosos

T. S. Eliot


Hay algo del silencioso desatino que parece cubrir con su niebla el resplandor de una sentencia, acaso habitada por certezas inconclusas, negando el correlato del tiempo, mientras el patio donde comimos manzanas se llena de moscas grises. 

Yo alguna vez me detuve en los charcos amarillos creyendo encontrar una cifra del destino, y desde entonces me aterra saber, que si algún día arrojo las cajas llenas de manuscritos que tengo guardadas en el altillo, mi vida se limitará únicamente al tiempo presente, y sabré que no tendré algo nuevo que decir, que ya no habrá un pasado que me sostenga. 

Yo debería haberme puesto la máscara, mientras el jardín se llenaba de niebla, pero la máscara fue solo una palabra, preferí realizar bien mi trabajo, y hacer de cuenta que no tuve tiempo para redimir el inalcanzable sentido de esa pregunta.

domingo, 5 de octubre de 2025

Una vez más

Ha vuelto el colibrí que estuvo en el jardín de casa el año pasado, espero que algo nuevo comience, porque en esta curva de la vida, hay tantos silencios como árboles, que parecen custodiar los márgenes de una teoría, acaso cultivada desde el obliterado páramo de una presunción, donde siempre supe que algo pasaría. 

Una vez más, el aparente pliego de un artefacto, inicia sin desdén su improbable conjetura.

domingo, 28 de septiembre de 2025

El tiempo y el espacio

Hay una pregunta para el tiempo, y una indagación por el espacio, mientras el poema es tensado en el contexto de un problema. 

Los días pasan y el problema se olvida, pero aquella divagación, acaso cruzada por la belleza, ahora tiene espinas donde antes había flores, y entonces no sé bien en qué parte se perdió el sentido, si es mejor desbrozar el problema o hacer un trato con el crepúsculo, si hay o no acechanza en el horizonte, cuando las sombras parecen dibujar amenazas entre los árboles, mientras salimos como lobos bajo la luna, cubiertos de ramas, con los ojos pintados, para que el poema se parezca a una verdad.

sábado, 20 de septiembre de 2025

En la quietud del bote


Un bote que apenas se mueve
hasta quedarse quieto, en un silencio de lirios reunidos
junto a los pájaros del amanecer

¿Cuánto pesará ese silencio que detiene el bote?

Esa es la única pregunta, en la quietud de la mañana, mientras todo lo nuevo empieza otra vez.

sábado, 6 de septiembre de 2025

El marco del poema


Corro junto al mar

y las gaviotas, petreles,

albatros o como se llamen

levantan vuelo y caen

un poco más allá.

Vuelvo a correr, vuelven a volar

y a bajar

y cada vez son más.

 

Corriendo junto al mar

al amanecer

invento las aves del mar.

                    Corro junto al mar, de Héctor Viel Temperley

Pocas veces me ha pasado de que aparecen las imágenes a medida que avanza la lectura, es como si se abriese un marco en donde las palabras prefiguran el contexto de algo que se va pintando, en ese amanecer en que las aves eran inventadas mientras se alejaban, así sean gaviotas, petreles, albatros, o como sea que se llamen. 

Y es que el día en que la poesía no importe en este mundo, no habrá nadie que pueda entender la visible permanencia de unas gotas de lluvia marcadas en la arena, y diferenciarlas de las huellas de los escarabajos negros entre los médanos de un día soleado, porque como supo darse cuenta Viel Temperley, se pueden contar por la arena todas las gotas que llovieron.

sábado, 30 de agosto de 2025

La conciencia de una estructura en el poema


Los caballos soportaron

el peso de la historia

hasta que fue creado

el motor de combustión interna.

Ahora, cada vez que nacen

titubean y se demoran ante la luz

creyendo haber irrumpido

en un mundo equivocado.

                                          de Joaquín Gianuzzi, “Los caballos”

 

Lo que encuentro en este poema es una observación a la que le sigue una conclusión reflexiva -sustentada en los pliegos de la historia- que no pretende cerrar el poema, que incluso habilita la pregunta no formulada en esos 8 versos. 

Como tantos poetas, Gianuzzi vivió del periodismo, y lo que a veces se advierte, en varios de sus poemas, es esa variable ejercida desde los periódicos que busca instalar el contrapunto a partir de ideas enfrentadas, para que sea el lector el que pueda tener elementos que le permitan discernir sobre lo leído. 

Ya pasaron más de 30 años desde que el Diario de Poesía ubicó en el centro de una discusión parte de la obra reunida de este gran poeta, en donde los objetos del poema son apresados por un yo, cuya conciencia los estructura, algo así expresó Fabián Casas cuando prologó una antología en el centenario del nacimiento de Joaquín O. Gianuzzi, el poeta que pidió que no lo dejen a solas con su balbuceo terrestre, el que escribió que la poesía es un extraño asunto personal.

Texto consultado: 

El regreso a Giannuzzi: un perfil de Fabián Casas, disponible en Eterna Cadencia  https://eternacadencia.com.ar/blog/prologos 

domingo, 24 de agosto de 2025

El ejercicio de no corregir

Estoy un poco preocupado por el peso de una línea celeste que agobia mi escaso entendimiento de la literatura, la pude haber pintado para discernir sobre los límites entre lo que se crea y lo que se construye, la pude haber trazado como una periferia que divide el conocimiento de la presunción -siempre barroca, siempre arborescente- y no alcanzo a dilucidar si esa línea está allí como una mera entelequia o como pueril argumento para llenar de colgajos literarios los márgenes de una sentencia. 

El ejercicio siempre es el mismo, ocurre algo y no lo corrijo, el tiempo después lo ubica en algún lugar, lejos del poema del que alguna vez formará parte, porque me sigo recordando que esto aún es un blog, porque me tengo que dormir mientras creo que todo va a estar bien.

sábado, 16 de agosto de 2025

La inminencia del plano creativo


Una vasija que se rompe, en el tiempo que no, con su eco y su distancia, rodeado de helechos bajo la luna. Una pregunta que nunca estuvo en el poema, los páramos sin frecuentar en esa concepción del horizonte poblado de pájaros, donde cruzan las ideas esperando dejarlas en alguna orilla, acaso una periferia, o el contorno que supone la interrelación y el fondo. 

Ahora pienso en algo que dijo Borges: “el hecho estético es la inminencia de una revelación que no se produce”, de alguna manera prefigura el entendimiento de que la poesía puede nacer de algo ya concebido poéticamente, pero que se disipa cuando pretendemos apresar eso que ocurre, como el pavo real segundos después de perderse en la espesura. 

En este momento creo que acaso la mejor posibilidad de escritura que puedo anhelar sea restar y no sumar, porque al fin de cuentas, la inminencia de ese plano creativo, sucede en un espacio y un tiempo en donde las palabras solo alcanzan para darnos cuenta que estamos perdidos.  

Para leer en algún momento: Jorge Luis Borges-Roberto Alifano: La Poesía https://borgestodoelanio.blogspot.com/2019/02/jorge-luis-borges-roberto-alifano-la.html

sábado, 9 de agosto de 2025

La Feria de Editores Independientes

Hoy pasé con mi familia por la Feria de Editores Independientes, a eso de las 5 de la tarde había una fila que se extendió a unos 250 metros de gente esperando entrar, y al final no pudimos. Me alegró saber que los poetas, editores, músicos e ilustradores tuvieran la posibilidad de contar con un espacio de tanta repercusión, es sano a nivel sociedad, que ese tipo de alternativas culturales genere tanto impacto, ojalá la próxima lo pueda ver por dentro, y me pierda en esos pasillos, mirando libros por más que no pueda comprarlos. 

Sitio Web del FED: https://feriadeeditores.com.ar/


sábado, 2 de agosto de 2025

El poema que nace de otro plano

¿Es posible reducir un plano entre corchetes? 

Sobre todo, si en ese plano está condensado un fulgor del cual se desconoce el origen –propio de una escritura automática– mientras me preocupa como pintar el silencio de unos damascos en medio de un predicado. 

Ahora mismo, una vasija se rompe en el poema, pero falta que las palabras retumben en el suelo, que se pueda ver, al fondo de un párrafo, los pedazos de barro pintado en el declive del atardecer. 

Queda luego acaso la más terrible de las tareas, arrancar de ese artefacto la corteza suficiente para desechar todo lo realizado en el otro plano, que nada de eso se publique, que las ideas nos sirvan, en el tiempo del poema, para hacer canastos donde poder guardar las frutas, como palabras recogidas al final del día.


domingo, 27 de julio de 2025

El pequeño recorrido del poema que no

Como poeta, alguna vez me consideré un hijo ausente de los 90, lo podría resumir de la siguiente manera: 

siendo adolescente arrojé una piedra al medio de un arroyo, al poco tiempo decidí olvidar el gesto mientras encendí un fuego en medio de un bosque oscuro, luego de algunos años, cuidé un jardín donde aprendí a cultivar algunas plantas. 

Ahora creo que encontré el modo de transformar una brisa en un artefacto, pero no logro entender el problema ético de la puntuación. 

Mientras tanto, todos los poetas de mi generación publicaron algo.

domingo, 20 de julio de 2025

Aquellas canciones de cuna


Alguna vez supe -una tarde de verano a la hora de la siesta- de que las canciones de cuna eran verdaderos romanceros populares que se transmitían de voz en voz, esas rondas infantiles eran recitadas por los chicos en las plazas de barrio, sin advertir que lo que estaban cantando eran romances con más de 300 años de antigüedad: “estaba la paloma blanca sentada en un verde limón, con el pico cortaba la rama con la rama cortaba la flor”…

Hoy se tararean sonidos, no canciones.

Así como ya no se escuchan chicharras en las tardes de verano, así también algunas canciones de cuna se dejaron de murmurar. Me pregunto qué pasaría, si algo de todo eso fuera hoy silbado por alguien mientras esperamos en la vereda de la verdulería, probablemente se activaría algo en nuestra memoria que nos haría recordar la canción entera.

Vaya a saberse entonces por qué perdura algo que muchas veces no tiene origen, ni nombre, ni autoría, por qué algo así atraviesa el tiempo y el espacio.

domingo, 13 de julio de 2025

Mientras miro el río

Si el poema que no, nombra lo callado en el verso que tampoco, el olvido entonces es orilla del silencio, rodeado de juncos que se inclinan al paso lento de los barcos.

sábado, 5 de julio de 2025

La preexistencia del hecho poético en la crítica literaria

En el verso algo le ha sucedido a la inteligencia. En la prosa la inteligencia ha encontrado un objeto para sus observaciones. El hecho poético preexiste. De “El arte de la poesía”, Ezra Pound 

Decía Pound que toda crítica debería ser “admitidamente personal”, no se percibe como una contribución reducir la lectura de poemas a un conjunto de adjetivos, o en todo caso, puede significar una contribución en sí misma que todo crítico deba dar información acerca de las fuentes y límites de su conocimiento. 

la literatura sobre literatura es literatura” escribió alguna vez Martín Gambarotta, esos artefactos reflexivos son los que justifican el ejercicio de la crítica literaria, y por otra parte, tal como lo expresó Rodolfo Alonso, citando a Baudelaire, vale recordarnos que “todo poeta esconde a un crítico”, y es un tanto más difícil que ocurra lo contrario. 

Lo penoso que resulta iniciar una construcción, tal como lo sentenció Gilles Deleuze, habilitando de algún modo el entendimiento por la experimentación y transformación, sin estructuras fijas, sin preceptos que dejen en alguna periferia las disrupciones y asimetrías, sin prólogos que tengan por única tarea correr el telón para que se inicie la lectura.

domingo, 29 de junio de 2025

Esperanza

Estoy tratando de cruzar el páramo donde el poema se arremolina en una curva sin edad, preguntándome si el viento del poema hará girar las bolsas de este lado de la realidad, si las playas blancas del día después no terminarán en otro sueño, sin muertos ausentes ni despertares con gaviotas clausurando el horizonte. 

Entonces pienso en qué lugar el poema termina abandonado, como si pudiera tener un control de cada pliego conjeturado desde la arborescencia, o si acaso los preceptos literarios se reducen a una explanada de cemento y musgo donde pacen los cuervos que nunca tuvieron un pasado. 

Construir ese dique, en este momento de mi vida, se tornó un improperio del cual no tengo la más mínima certeza, solo ir hacia el promontorio esperando que algo ocurra.

domingo, 22 de junio de 2025

Sobre la idea de la deformidad en la poesía

Alguna vez, Alejandro Rubio consideró a Leónidas Lamborghini como el mejor poeta argentino, y lo había expresado por dos razones, me importa una de ellas, la de haber encontrado una figura que condensa la literatura de un país periférico como el nuestro: la deformidad. 

Rubio decía que la deformidad es el recuerdo de la forma en medio de la contingencia, y esa idea supone que todos los destellos que puedan surgir con las eventuales intervenciones en los sucesivos artefactos de palabras, llevan inevitablemente a la multiplicidad de variables que anulan, desintegran o disuelven los efectos de la forma, llegando hasta la máscara de lo que se entiende como una evidencia de lo verídico, la deformidad como arborescencia de todos los cristales que formaban parte de un espejo segundos después del estallido. 

El criterio supone consecuencias, una se eleva por sobre todas las posibles elucubraciones: se debe refundar el concepto de belleza: "apartar a la belleza de la medida, la regularidad, la simetría, la verdad y el bien", es eso lo que para Rubio hizo como algo nuevo Lamborghini.

 La lectura que se puede desprender, seguramente mal entendida, es que la deformidad requiere apartar a la belleza de toda estructura que la regule, y hacer de las malezas nuevos jardines que habiliten la conjetura, o como lo dice Rubio "todo ya fue hecho y hay que hacerlo otra vez". 

Del libro "la Garchofa Esmeralda", editorial Mansalva, 2010.


domingo, 15 de junio de 2025

Cuando el personaje interpela al creador

Hace poco supe de un nuevo libro de Martín Caparrós, con dibujos de Miguel Rep, sobre la recreación de la vida de José Hernández contada a través de su personaje más emblemático, el gaucho Martín Fierro, me pareció válido el recurso, y por lo que escuché, el resultado de dicha operación deja en evidencia las contradicciones del escritor, por haber utilizado un personaje que nada tenía que ver con su propia idiosincrasia. Pienso que en algún momento leeré ese libro, pero la idea me dejó evaluando la posibilidad de un dilema, si en ocasiones, cuando recorremos ciertas distancias a través de un personaje conceptual, no llegamos a cuestionar lo suficiente el hecho de que el “recurso” no represente realmente lo desasnado, o si en todo caso, es el personaje conceptual quien plasma una lenta sentencia que el autor no puede dirimir, acaso una cuerda que se anuda a sí misma.

En el libro de Caparrós, es el personaje el que regresa del pasado para interpelar a su creador, y poder recuperar una voz que fue falsificada, ya no se puede decir que el autor crea al personaje, ese gaucho que se abrió camino al paso del tiempo, ahora puede mostrar las contradicciones del autor, al punto de saberse traicionado “Me hizo decir lo que él quiso / no lo que yo había vivido”, dice este nuevo Fierro, y tal como se expresa en esta nota periodística que cito al final del texto, “el libro entero se convierte en un gesto de reparación y un acto de restitución: una voz usurpada que regresa para decir su verdad y saldar deudas”.

Alguna vez, pero consciente de la derivación de lo creado, el poeta y titiritero Javier Villafañe indagó sobre el asunto, cuando afirmó lo siguiente: "Yo les he hecho muchos reportajes a los títeres. Me han hablado, o al menos yo les hago preguntas y si uno pregunta es porque tiene la certeza absoluta de que hay eco”.

Y vaya si Villafañe era consecuente con esta afirmación, como cuando uno de sus títeres lo interpeló a través de sus palabras escritas, al decirle que era mentira que a su creador le gustaban las lluvias, que eso era trampa, o sea literatura, porque cuando llovía salía “con un impermeable, un sombrero, botas de goma y un paraguas”. 

A la luz de las circunstancias, se infiere que lo profesado por Hernández careció de un carácter interrogativo. Proyectó una sombra que lo terminó cubriendo.

Acaso unas cuantas crónicas falsas, y un puñado de verdades que se perdieron en el tiempo. 

Textos consultados:   

Martín Caparrós y Miguel Rep recrean la vida de José Hérnández contada por Fierro. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/828981-martin-caparros-y-miguel-rep-recrean-la-vida-de-jose-hernand 

Javier Villafañe, el titiritero trotamundos. Disponible en: https://www.cultura.gob.ar/javier-villafane-el-titiritero-trotamundos-10677/


domingo, 8 de junio de 2025

La pequeña bruma del poema mutilado

A veces lo que veo en este pasillo del atardecer es un recoveco de pinturas desgastadas, en donde algunos versos van mutando hacia una fuga del cual conservan una pequeña bruma, 

lo que queda de esa intervención, es un despojo imbricado con palabras probablemente huérfanas de su contexto, lo que inquieta es el mañana de esa ausencia, 

acaso la nada o una nueva construcción.

domingo, 1 de junio de 2025

El infrecuente ejercicio

Lo que produce el territorio previo a la consecuencia de la escritura, es el efecto terrible de una verdad en la vida de alguien que está fuera de las coordenadas de la época, fuera de los márgenes del tiempo del poema. 

Construir un lector imaginario para producir un efecto que tenga por premisa habitar los pliegos de una conjetura, sea acaso el mayor de los ejercicios, el lector como hipótesis del autor, para desandar los anacronismos y las consecuencias, para responder a preguntas que solo se desarman mientras hablamos consigo mismos.

domingo, 25 de mayo de 2025

El arenero donde discurre lo irresuelto del poema

Acaso dispersión, un arenero donde se mezclan las paradojas irresueltas con anclajes apenas habitados por los preceptos literarios. 

Una línea correcta, con sujeto y predicado, un verbo que arrastra nubes, algunos adjetivos innecesarios, un melancólico atardecer. 

Y es que a veces todo se reduce a ese único ejercicio.

domingo, 18 de mayo de 2025

El tiempo de las hojas ausentes

¿Cuándo ocurrió? 

el fresno de la cuadra ya no es amarillo 

apenas una brisa en el murmuro débil de una corteza 

los años que se pierden en un conjuro.


sábado, 10 de mayo de 2025

El jardín del jardín

Desde aquí se puede ver el jardín (jardín del jardín), al jardín y al hombre que se escribe con los años, años del hombre dedicados a escribirle a un jardín, ocupados en parecérsele, terminan por ser años, por ser pausas de jardín. A estas horas de la mañana en que hombre y jardín lentamente se reciben de intemperie, las noticias se espacían, entre los canteros se lee una ausencia, la huella de cartas que no llegan, de cartas que nadie manda.

De “Diario de Eleusis”, Arnaldo Calveyra

 

En este último tiempo, en donde no encuentro espacios para las ideas, leer esto me parece algo nuevo, como si el poeta dialogara con lo que va siendo creado, y a su vez, lo creado cobra otra entidad, se aleja lo suficiente para formar parte del poema. Es como si todo ese ejercicio fuera concebido para saber por qué (y en qué momento) nace el poema. El modo en cómo el autor lo resuelve es alentador, despoja la paradoja, segundos antes de la pregunta que probablemente hagamos cuando el jardín se ponga en movimiento.

sábado, 3 de mayo de 2025

El curso lírico del poema

Esta esquiva particularidad de los versos que se van desplazando hacia una nada cubierta de nubarrones, la correspondencia de algún tipo de ejecución, que hizo del barroquismo un axioma desprovisto de cualquier mecanismo o tránsito asociado con lo empírico, ese perder en algún momento el curso lírico donde discurren las aguas tormentosas del poema, la orilla impávida que ahora contemplo, rodeada de casuarinas, la memoria que se escurre a través de un hilo de agua.

sábado, 26 de abril de 2025

Acaso soslayar

La precedencia o la originalidad, 

habría que analizar este tópico acaso literario, hay que soslayar las peripecias de lo atravesado vaya a saberse bajo que improcedentes circunstancias. Plantear la anterioridad como algo subyacente al proceso creativo segundos antes de plasmar una sentencia. 

No quisiera fabular sobre los cruces de caminos, donde a veces quedan resueltos los recovecos, mientras resultan invisibles los horizontes aplanados luego de las homogéneas relecturas. 

Es como cubrir con el tiempo un agujero donde se perdieron las palabras, las únicas posibles para aquella remembranza, el poema que se transformó en otra cosa.

miércoles, 16 de abril de 2025

La improbable antelación del invisible artefacto

Muchas veces hay obstáculos que superponen esa problemática que implica querer escribir y promover una aceptación del oficio, si tal cosa es concebida. 

Esa restricción ocurre en los márgenes de un círculo social, donde los trabajos de los poetas forman parte de un mundo indiferente, sin alcanzar a sedimentar la imbricación de cualquier concepto desprendido de un conjunto de versos. Lo que hacemos, por la simple necesidad de hacerlo, queda afuera de todo reconocimiento, lo complicado que resulta fijar en palabras la antelación de lo creado, ese paso previo -nunca publicable- que difícilmente encuentre un espejo donde podamos, brevemente, demostrar la posibilidad de su existencia orgánica -acaso bajo la forma de un cuerpo reptando hacia las ideas, o un recurso que el paso del tiempo termina mutando en otra sombra- tal vez algo que se confía entre los pliegos de una retirada, cuando ya no quedan cosas por discutir, cuando finalmente optamos por callar. 

Ese espejo del otro que solo lee lo postergado sin una máscara, ese poema que nunca termina de nacer.


domingo, 13 de abril de 2025

Tener una voz

Alguna vez, acaso como ejercicio narrativo, tengamos que tensar un arco, arrojar una construcción y medir el tiempo que tarda en llegar esa espera o sentencia, y quizás sea posible, entre ambos puntos (escritura y corrección) establecer un sistema de relaciones de todo aquello que fue poblado y sesgado, ya sea insertando conceptos filosóficos, ya sea imbricando planos arborescentes. 

Tal vez a eso, con debidas relecturas, se lo entienda como tener una voz en el poema, por más que pasemos del barroquismo al despojamiento de recursos, de lo deshabitado a procesos de condensación y conceptualización. 

Los recorridos y las experiencias juntan cosas o ideas que refuerzan esa noción de la forma y el fondo. Explican, sin alusiones, los colores de todos los atardeceres, las sombras de todos los árboles.

domingo, 6 de abril de 2025

La nube oscura de mi poema

En ese declive de una sola línea -un trazo tembloroso- ubiqué la nube oscura de mi poema, donde aún sigo sin entender el por qué ni las consecuencias, donde no ubico el verbo tal como corresponde. Esa nube cubre el exacto momento de mi pequeña y breve tempestad, a la que llego luego de un día esquivo, juntando sombras, preguntándome si el tiempo me tendrá reservado algún cuestionamiento. 

El dibujo que no es, alcanza para dirimir el interrogante que nunca llego a interpelar. Debería saberlo, que los años amontonan postergaciones, que ya no soy aquel adolescente, que las cuentas siguen sin saldar. 

La nube de mi poema ahora tiene contornos de color anaranjado, y un brillo intenso blanquísimo detrás, como si supiera donde termina el atardecer, como si tuviera una respuesta al final del verso. 

domingo, 30 de marzo de 2025

Mientras tanto

Luego de haber ido a comprar ajo y perejil, tomates y cebollas, tuve que salir con la bicicleta a la ferretería para conseguir un par de “soportes bronceados con base redonda con dos agujeros de sujeción”, para así colgar las cortinas y seguir viviendo oculto detrás de las ventanas. Luego tuve tiempo de darme cuenta, que la pared del fondo sigue sin pintar, que necesitaría una amoladora para cortar una mesada, porque hace 15 años que quiero poner ahí una huerta, y creo que la mesada le quita espacio a esa idea. 

luego fue tiempo de cocinar una tortilla, limpiar unos estantes, tender la mesa, separar los cuchillos de los tenedores, abrir una botella de vino…

Ahora debería escribir un poema, o algo que se parezca a un desamparo que se avecina.


domingo, 23 de marzo de 2025

Aquello de los malos poetas


Hay días en que siento que no entendí cuando Fogwil dijo “se necesitan malos poetas”, si lo que vale es un concepto y no el vuelo lírico fragmentado sobre jardines abandonados. 

Salto el cerco y me prolongo en otra escritura (la de un personaje conceptual que no escribe poesías): voy hacia la digresión de un texto estructurado en formas perentorias, donde el devaneo de algo que se rompe cede a la curvatura del poema. Hay allí un límite del recurso que no debemos dejar de frecuentar, por más que nos cueste admitir todo lo que aún no sabemos de la poesía. El ejercicio me aleja de lo único que debería importarme: construir arborescencias indirectas con inflexiones recogidas de un silencio por habitar”. 

En todo caso, espero algún día ser uno de esos malos poetas que Fogwil reclamó.

sábado, 15 de marzo de 2025

El verso anclado de algún fragmento

A veces, cuando los días no son tan amenos, articulo en silencio un extraño mecanismo, intento que el verso anclado de algún fragmento tensione la noción de puente a través de la repetición de un bosquejo, como si se tratara de algo que se cultiva en medio de un desierto, un tallo que se parece a un río de piedra, una conjugación verbal con hilos de colores, un tiempo de arena en el péndulo de un predicado que ahora oscila entre glicinas sin edad. 

Poder cruzar al otro lado, sin importar las olas que llegan a mis pies, antes que las nubes se parezcan a una sentencia.  

jueves, 6 de marzo de 2025

Creyendo que esto es literatura

La correspondencia de algo que ya no espero, tan solo transitar el devaneo olvidado de una calleja, poblada de macetas blancas con flores rojas, creyendo que esto es literatura, 

y es que al final del día siento un poco el desconsuelo, 

son las voces que no se reflejan en el espejo, 

son las notas que recojo sin darme cuenta de lo que unen, 

es ese puente de hilo que cruza el océano, sin saber nunca en qué termina, 

si hay esperas del otro lado, 

si el acento acentúa la inmensidad, 

si no hay un páramo detrás o en el horizonte, 

si es acaso un ejercicio donde perderse, 

todo lo azul debajo, 

con toda el agua contenida, 

agua salada bajo el cielo celeste.

Es un día de marzo de muchísimo calor, en una hora en que todos los gatos son grises.

domingo, 23 de febrero de 2025

La incesante poesía


Hay miles de blogs de poesía en la web, en algún momento ocurre, que alguien se detiene a leer algo en medio de este bosque…

después es un misterio si ese algo se transforma en artefacto, cita olvidada o mera conversación, 

la vida continúa, como los carteles luminosos en las noches lluviosas, 

esperando que se apaguen al costado de la luna.

martes, 18 de febrero de 2025

Los breves ejercicios


Desde hace tiempo que solo planteo ejercicios breves arrojados al barro sin grandes pretensiones, como si fueran borradores de una reflexión siempre anclada en ideas preliminares, que no son tales cuando se establecen, solo representan pretextos envueltos en papel de diario, la niebla de una niebla donde se cruzan las palabras mientras atardece 

y es que a veces parece que algo ocurre, mientras rio a solas con los pájaros del bosque.

sábado, 8 de febrero de 2025

La hendidura en el poema


Abrevar en el mismo plano una sombra de muchos brazos, donde se dispersan las palabras como nervaduras trazadas por conductos obliterados, acontecidas de su tiempo, sabiendo que no es lenguaje, que toda penumbra pierde su oscuridad cuando no se encuentra en el poema, que el resplandor tenue de una hojarasca no alcanza para completar la pintura, que una vez más he llegado tarde a la conjetura, aquella que es atrapada en el exacto momento del fulgor revelado, acaso el problema de la hendidura en un artefacto de palabras, si dejar el surco para ser interpretado, si esperar a que la cubra una enredadera. 

sábado, 1 de febrero de 2025

El hilo de un hilo

Una niebla leve, arremolinada de cerezos, en una orilla cubierta de algas, donde las rocas son visibles, pretextos de los lobos que no aúllan en la noche cierta, sin moradas apacibles, en medio de los vientos.

y es que a veces los textos se cruzan hacia silencios indefinidos, acaso por no encontrar lo que debería ser frecuente: una delicada metáfora en medio de un puente, el hilo de un hilo que pierde la palabra.