sábado, 16 de noviembre de 2024

Lo que cabe en un devenir

no hay espinas sin rosas” sostiene un dicho popular, yo me distraigo en el envoltorio de un florero con papel de diario, sobre una mesa de plástico pintada de amarillo.

Es esta una tarde sin memoria, esperando que los loros pueblen las palmeras.

Las bahías caben en un devenir, cuyo ancho plano tiene la edad de una sentencia, hora tardía en que las casas resplandecen, lánguidas bajo las cúpulas brillantes, abandonadas de hortensias.

Vuelvo por una hilera de josefinas, recojo de la calle un banco de madera desvencijado, para que sostenga una maceta donde florecieron hace poco las orquídeas de los pobres.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Encontrar

Hay que ir al barro, a la primera relación posible, a lo ungido, es preciso conocer los alambrados y el horizonte, dejar la barca de las conjeturas, donde aún mora un perro verde.

concebir el contorno de lo disuelto, encontrar la sombra que todo lo habita.

domingo, 3 de noviembre de 2024

Sobre el registro del cierre

Hace unos años, Martín Kohan mencionaba en una discusión literaria algunas cuestiones que tenían que ver con la diferencia entre forma y contenido, hablaba de “un contenido que inhibiera la forma paródica, que inhibiera el registro irónico, lo que supuso una búsqueda nueva para mi escritura, yo había explorado muchas cosas sobre la base de la fragmentación y el corte, insistí sobre el efecto del cierre en el corte, no solo sobre la brevedad del fragmento sino poblar una novela de cierres, no solo el cierre de capítulos sino al fragmentar poder trabajar sobre el registro del cierre y el énfasis que el cierre tiene, que un texto estuviera casi saturado de cierres, así que en el momento de tener que resolver la forma, la resolución formal, me propuse ver qué pasaba en la escritura con un texto que no tuviese ni siquiera el corte de los capítulos, eso suponía una novedad por que no sabía pasar de un tema a otro”

Pensé el tema de la fragmentación en el poema, y recordé el libro de Oliverio Girondo, en la masmédula, por todo lo que significó la exploración de nuevas construcciones expresivas y la experimentación con el lenguaje, con rupturas semánticas que habilitaban nuevos sesgos, nuevas irrupciones.
El concepto me interesa para entender el cierre o abandono del poema, similar a los finales abiertos de algunos intentos cinematográficos, cuando ya no queda nada que agregar. Hay algo que en el poema queda afuera de esa lógica, y es el énfasis ubicado en una instancia que considere recurrentemente necesario instalar la noción del cierre, con escamas propias de un postulado, o como arrojan los últimos versos de un poema de Oliverio, en donde el cierre produce un quiebre que a la vez clama por un sentido:

entre epitelios de alba o resacas insomnes de soledad en creciente
antes que se dilate la pupila del cero
mientras lo endoinefable encandece los labios de subvoces que
brotan del intrafondo eufónico
con un pezgrifo arco iris en la mínima plaza de la frente
hay que buscarlo
al poema