domingo, 24 de diciembre de 2023

El quinto evangelio

Un hombre viejo sostiene un globo en los pliegos de su infancia dormida, es esta una escena muda. Detrás pasan los carruajes y los perros, cruzando sin prisa una explanada desgastada por el tiempo.

Estuve pensando la eventual escritura de un quinto evangelio, me permito arrojar una remembranza, como si estuviera cubriéndola de la lluvia, es en un atardecer claro y luminoso, en el que veo a Jesús lavándose el pelo, recogiendo agua en una tinaja de barro cocido, agua clara y luminosa, como el atardecer.

esa película siempre termina con alguien recogiendo algo.

después los años pasan, como un rumor de piedras que caen desde un peñasco. La penumbra de un sombrero de paja que trepa hasta un molino. El silencio pintado de amarillo.

sábado, 16 de diciembre de 2023

La caja de madera

Vuelvo al tiempo que nunca fue un amparo.

pulo con cuidado los bordes de una caja de madera, pretendo que la caja cierre correctamente, que pueda guardar nubarrones y cucarachas de papel, mirar las flores blancas entre las baldosas inclinadas, donde se junta el agua de lluvia, tintineo de campanas pequeñas como silbos en la hora de la siesta, un limbo donde junto mis cosas: bocetos, palabras, "poemas", hilos, hebras...

verter en los cántaros las penas que se hunden en los bordes pálidos de una consecuencia, sin saber cuál de todos es el camino pardo, sin entender el error original, rodeado de mariposas que olvidaron haber sido orugas.

No concebir el artefacto dentro de un arenero cubierto de palabras, acaso un silencio que se parece, el sendero recto, el patio bajo la luna.

viernes, 8 de diciembre de 2023

Hasta cuando

 


Quisiera conjeturar sobre la edad de la remembranza, cerca de los pliegos rosados, debajo de la bóveda celeste, donde las estrellas se juntan al anochecer.

Tiene que ver con el primer verso leído a solas, en medio de la penumbra de un cuarto olvidado, entre las hojarascas de la casa que parecía brillar.

Siempre hay un fuego que nunca se apaga, no fui yo el que lo encendió.

sábado, 2 de diciembre de 2023

El problema de la vasija

Hay momentos en que uno pone un ladrillo arriba de otro, sin pegarlos con cemento. Esa perplejidad establece una razón, para conjeturar sobre las posibilidades que las acciones generan, cuando se busca encontrar un sentido al paso del tiempo.

Un limonero callado forma parte del día, todo lo nuevo serpentea con palabras que se vierten en los cántaros del lenguaje.

En un rincón del jardín hay una vasija sin nombre, quisiera nombrarla en el poema, pero lleva tiempo, tiempo del alfarero, del quejido de mimbre que se pierde en el pasillo, del dirimir en qué momento lo cóncavo es convexo, o al revés, del problema de la curvatura en la forma y el fondo, acaso del barro seco en las manos inmóviles.

La vida se olvida mientras algo me distrae, creo que fue una cortadora de césped, o tal vez unas azaleas muy hermosas, de esas que juntan sombras debajo de los árboles.

domingo, 26 de noviembre de 2023

El atribulado

 


soy el que calla.

el atribulado

el que entreteje el soslayo donde cabe una sentencia

la tarde áurea, la osamenta cubierta de glicinas.

 

ya no recuerdo cuando empecé una frase en minúsculas, todo es solemne, como la culpa,

pero las palabras no pueden poner un candado a los planos que se habitan con sus cielos a cuestas,

 

es demasiado

ancho

el campo de girasoles

 

para entender el sentido de la propia existencia, las estacas que sostienen todas estas iridiscentes conjeturas, cuyos temblores apenas percibo 

 

demasiado amarillo

y verde

en la espesura que voy abriendo

con mi sombra

de esqueleto

 

demasiados temores al anochecer, del otro lado del bosque, donde los frutos no caen.

 

soy el ausente, el que camina medio perdido en su propio día, 

el que se escondió en un estanque

mientras la alegría pasaba a un costado

sin nombre

ni tiempo

 

como un árbol

                       retorcido

                                     entremedio de una

        viña

                                                                            cubierta de uvas.

 

pero no, salgo al ruedo, este es solo un momento en medio del desierto

en el que quisiera tener la piel azul y la mirada distante, mientras voy a casa sabiendo que, después de todo, la felicidad es una extraña cosa que quiero frecuentar.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Lo que no debería ocurrir

Una vez supe de un sistema de energía plagado de conectores, mientras los árboles se duplicaban en un estanque, tan quietos, tan perfectos.

yo quedé afuera del sistema, pero sentía que podía cruzar al otro lado, solo hubo ventanas llenas de sol aquella vez, y los pies pintados de violeta.

ahora es distinto, la contemplación es ajena a la clarividencia de una tarde apacible, las cosas parecen reflejarse en una infancia que se rompe, como si no estuviera en esta realidad, tan cíclica en sus debiéramos, tan incierta en estos días.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Lo que no puedo dirimir


Yo podría trazar una línea sin saber de qué lado situar mi desdén ante el arbitrio, conjeturar la división de un prolegómeno poblado de hirsutas razones, explicar el después cuando nunca hubo un antes, para luego dirimir -entre ese paréntesis y esta serena hipérbole- el fundamento de una teoría.

Llevo años intentándolo, y fracaso puntualmente.

A veces, alcanza con un puente amarillo cubierto de violetas, donde pretendo cruzar sin temor lo que sigo sin entender, acaso quedarse en esa contemplación, y no ceder a la ilusión de que puedo enarbolar todo eso con palabras, atadas con cintas de colores, sobre un espino lleno de frutas.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Los que a veces vienen

 


A veces me visitan los pájaros, aparecen en medio de una nube blanca, algo difusa, donde arrojo mi desasosiego.

Si supieras, ayer el día brillaba como un chorro blanquísimo de luz, la empatía era una sombra envuelta en papel de diario

todo estaba en ese altillo, guardado en bolsas negras, donde cruzan los recuerdos mezclados con palabras, lamentando el temor de tu ausencia.


viernes, 27 de octubre de 2023

A la deriva

Estar a la deriva, rodeado de helechos que cuelgan como lunas inclinadas en medio de la noche oscura, mientras una hilera de higos ampara el cerco donde cae el agua serena de la infancia, ese discurrir del tiempo pasado, acaso una de las mayores perplejidades, en un silencio que vadea el promontorio cubierto de musgo, como si eso fuera la representación de lo ocurrido, un gesto ausente, un paso desaprensivo por el mundo.

He estado intentando cerrar esa idea, hundido por el propio peso, como un barco de piedra en un charco sin edad.

Al final del pasillo los niños se convierten en ancianos, es una imagen recurrente, mientras las sonrisas de las gárgolas clausuran el atardecer.

Cuando cruzo esa línea, siempre atravieso otro tiempo y espacio.

Siempre soy otro.

viernes, 20 de octubre de 2023

Acaso

 

Una vez vi, a las 3 y media de la madrugada, una niebla blanca girando alrededor de una cúpula, en el patio de un hospital. Era difícil de explicar, el vidrio de aquella habitación estaba algo frío, y el pasillo parecía habitado por fantasmas, como si no supieran hacer otra cosa que formar parte de una nube, descubrir que pueden girar suspendidos en el aire, sin intenciones de asustar a nadie.

Me quede pensando todo aquel amanecer donde habrán ido esos condenados que estaban adentro de la niebla, como si estuvieran tomados de la mano, como si pudieran verse, dándose cuenta de que algo nuevo empezaba.

En el pasillo real, el de los limpios mosaicos blancos, escuché toda la noche el lamento de una anciana, pidiendo que la lleven, sin entender adónde.

viernes, 13 de octubre de 2023

La segunda parte de la lluvia

¿Es posible arrojar hubiéramos como migas de pan?

Miré a una anciana rodeada de palomas, sentada sobre un monolito, entre dos pinos inmóviles, el tiempo cubierto de ramas.

Cuando pensé en la lluvia estaba amaneciendo, una madre llevaba a su hija a la escuela, las nubes parecían romperse, a la niña no le importó saber que sus botas iban a mojarse.

A la anciana la vi desde el auto, cuando volvía del trabajo.

Algún ángel sin alas, desde algún jardín sin macetas, tejió sin apuro esas remembranzas.

viernes, 6 de octubre de 2023

La lluvia de este mundo

 

Hay algo que los padres no pueden evitar

Que la lluvia caiga sobre sus hijos.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Un día como hoy

 


Un día como hoy, en otra parte de la vida
Encontrándonos en un beso, la tarde anocheciendo.

ven a mi 
oh bella
de todas esas cosas que amamos.

ayer, ayer fue el día que crucé en silencio aquel prado
rodeado de margaritas, algo tan simple como eso.

una hoja que cae en la ranura del piso de madera
un secreto menos que contar.

y puedo decir entonces, que todo lo guardé mientras te amaba
cada trébol, cada dibujo, cada cajita dorada.

ven a mi 
oh bella
que todo lo que brilla parece alcanzarnos.


sábado, 23 de septiembre de 2023

Un día en Harar


La imagen supuestamente le pertenece al vidente Arthur Rimbaud, mientras deambulaba en las estrechas calles de Harar, al este de Abisinia, actualmente conocida como Etiopía. Inquieta preguntarse cómo habrá sido ese día, en aquella ciudad amurallada, en que el poeta de las iluminaciones se detuvo para fotografiar a los lugareños, de túnicas blancas y pies descalzos. Si acaso después de capturar aquel instante, se haya perdido entre el gentío, dejando que el destino lo marque, entre pasillos sin flores y paredes de barro.

La palabra experiencia cobra con Rimbaud ribetes abrumadores.

sábado, 16 de septiembre de 2023

El cuadro que no, el poema que tampoco

Debería juntar cañas con punta afilada, para verter pintura negra en los bordes, y arrojarla a un fondo blanco de tela tensada, como quien cura sus heridas, sabiendo que no existen, que todo es un marco sin puerta donde cruzan los fantasmas.

Entendería -si es que no me engaño- las posibles conexiones entre las junturas semánticas, donde mi cerebro supone un esquema, porque estoy algo confuso entre el hacer y el preámbulo del plano donde hundir mis devaneos.

El cuadro está en otro lado, por más que haya un pasillo amarillo y una cortina rosada ataviada con una hebilla de plástico, el tiempo es del cuarto donde imagino el bosque en el que encontraré las cañas, acaso inclinadas, amparando el bosquejo de una sombra.

Lo único real es el camión de cervezas que ahora se estaciona enfrente de mi casa, donde se llevan botellas marrones en cajas azules.

 

domingo, 10 de septiembre de 2023

Mientras tanto el olvido

 

Dormir hacia la infancia, inclinado e inmóvil

una cama de hospital concurrida, alejada de los estruendos, la taza de leche sin terminar

gota a gota, el dulce sueño perdido, los muertos que salen a pasear.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Cuándo arderán los vientos

 

Creo que estos versos de Susana Thénon añoran algo semejante al preámbulo de Thomas Wolfe en la mirada del ángel “¡Oh fantasma perdido, batido por el viento, vuelve a nosotros!”, acaso un anhelo hacia el verdadero sentido de la literatura, de algún modo ambos dijeron lo mismo con distintas palabras, por más que los poemas hayan avanzado hacia otro contexto:

Cuándo arderán los vientos
sepultados.

Por un momento intuyo que la poetisa pensó en la literatura, no solo la que ha creado, sino la que fue creada a través de la historia por quienes la precedieron, como Tomas Trastromer cuando habló de los vivos y los muertos, haciendo alusión a la historia de la literatura sueca, anunciando el bosque en movimiento.

De alguna manera, considero que estas líneas dejan al descubierto todo aquello que como poetas nos resignamos a callar, cada vez que pretendemos ubicar un problema de la literatura, la periferia que se hace visible, nos dice cuánto nos queda por recorrer.

El poema completo es este:

Cuándo dejará la luna

de preferir a esos pocos
que tanto a medianoche
como al alba
gritan su ardor sin freno.
Cuándo será definitivo
el derecho a soñarse
sin verificar números,
papeles rotos, sexos,
velocidad sin prisa de la sangre.
Cuándo morirá el cielo
-sus castigos-
y el rayo será un niño
entre las hojas.
Cuándo arderán los vientos
sepultados.

Susana Thénon
Habitante de la nada, 1959.

sábado, 26 de agosto de 2023

Sangría, de Martín Gambarotta


 Dan a entender que podrías llegar

a ser como ellos, te alientan a que

intentes ser como ellos, te tratan

como si fueras igual a ellos

porque saben que nunca

serás uno de ellos.

Cuando leí estos versos me acordé de un trabajo en el que estuve, siempre hubo un ellos que me hizo pensar que función cumplía el yo en aquel nosotros, invariablemente quedaba afuera -aunque lo prefería sin analizarlo demasiado- en esa mesa larga en que las opiniones parecían colectivas.

Nunca funcioné en ese sistema, tuve un nombre, pero no una historia, me fui por la misma puerta, con silenciosa indiferencia, dejando un espacio en blanco.

Ahora que lo pienso, la sangría es esa bebida que ellos preparan para hacerte sentir que podrías ser parte de ellos, esa bebida que nunca tomarán en tu ausencia, y pueden reírse mientras beben, mirando como bebes de esa jarra, sabiendo que vos sabes que ese nosotros, no existe.

El poema pertenece al libro Sangría, de Martín Gambarotta, editado por Rapallo, 2023.

viernes, 18 de agosto de 2023

Algo debajo de algo

Algo que ocurre debajo de algo

el día que se pierde bajo el sol
esa estela del crepúsculo anaranjado con manchas parecidas a las ciruelas, 
esa memoria que se aleja hacia ningún lugar
porque siempre soy otro. 

sábado, 12 de agosto de 2023

El hilo de oro en el ovillo del poema

De alguna manera, todos escuchamos voces, el tiempo transforma algunas conjeturas en sosiegos no transitados, las cubre de hierba y de puestas de sol, mientras espero la llegada de un barco.

Entonces la lira enmudece, sin tener la claridad suficiente para entender el peso de un poema, cuántos kilos de oscuridad, cuántos murmullos guardados en bolsas de arena, cuántas sombras sin medir.                

El poema es como un ovillo, un hilo de oro lo cruza al medio, es también un problema, como si el tiempo lo curvara por dentro.

Las aguas serpentean, intento escribir un puñado de estrofas sin adjetivos exuberantes, la única cosa cierta es la penumbra.


sábado, 5 de agosto de 2023

En otro tiempo y espacio

“los bosques están llenos de intérpretes ansiosos”, Clifford Geertz.

He aquí una correlación, a la hora en que temo darme cuenta de lo no alcanzado.

El lejano momento de algo que estalla, donde cuelgan faroles que se inclinan en el vaho de una remembranza. 

Acaso un arrebato de iridiscentes discrepancias, cuyo anhelado plano plantea una paradoja: la necesidad de interpretar cada fragmento, para colmarlo de significado.

Y es difícil entender aquello que existe en otro tiempo y espacio, por más que tomemos de la misma copa, con el mismo vino, a la hora señalada en el poema.

viernes, 28 de julio de 2023

Mientras tenso un poema por dentro

 

Tomar una piedra en la orilla, en el exacto momento que un conjunto de nubes amontona un cielo de honduras violetas, de esas que arrastran las dudas cuando la tarde se parece a una sentencia.

Estoy hundido en el lodo mientras tenso un poema por dentro, tengo un poco de barro en la cabeza, creo entender la vertebración de un artefacto atravesado de palabras.

Una puerta sin bosque, un bosque sin puerta.

Porque todo es materia ígnea sin una infancia que cuestione el entramado, sin ese verso marmóreo que deja lo imbricado en evidencia, sin darme cuenta del error.

sábado, 22 de julio de 2023

El sonido de algo como si fuera una niebla

Intento una apropiación fragmentaria de un enunciado incompleto, el interés por la deformidad del yo, tomar en un plano esas dos palabras, para experimentar en la primera persona del singular, un modo de subrayar lo incompleto del devenir, en esa sombra que se desarticula en el mismo momento que se pronuncia, y se extiende, hasta límites acaso inaprensibles.

En el medio de esa alegoría, incluí la palabra jacinto pero sin que sea una flor en el poema, sin ningún tipo de color ni textura, solo el sonido de algo que cubre el texto como si fuera una niebla suspendida en el agua, y luego enumeré un conjunto de frases en donde el objeto a pulir solo aparezca en el título, porque la obra impar, cuando se desguaza por dentro, se puebla de razones que no merecen ser aplicadas en el texto bajo un concepto enciclopédico. 

Estas iridiscencias, desconectadas de su centro, surgieron de una lectura de poesía en un colectivo, a cierta hora de un oscuro atardecer, sobre un tal Frank O' Hara, poeta contemporáneo de los beatniks que ocupó un lugar en la bohemia neoyorquina, aquí el poema: 

Por qué no soy pintor

No soy pintor, soy un poeta.

¿Por qué? Creo que preferiría

ser pintor, pero no lo soy. Pues bien,

por ejemplo, Mike Goldberg

está empezando una pintura. Y cuando llego

me dice: "Toma asiento y bebe un trago".

lo bebo; bebemos. Levanto la mirada.

"Le has puesto SARDINAS".

"Sí, necesitaba algo ahí".

"Oh". Me voy y los días se van

y yo regreso otra vez. La pintura

avanza, y yo avanzo y los días

avanzan. Y yo vuelvo. La pintura

está terminada. "¿Dónde están las SARDINAS?"

Lo único que queda

son letras. "Era demasiado" dice Mike.

 

¿Pero yo? Un día estoy pensando

en un color: naranja. Escribo una línea

acerca del naranja. Muy pronto se convierte

en un montón de páginas, no líneas.

Luego otra página. Debería haber

mucho más, no sobre el naranja, de

palabras, de cuán terrible es el naranja

y la vida. Los días pasan. Está

en prosa inclusive, soy un verdadero poeta. Mi poema

está concluido y no he mencionado

al naranja todavía. Son doce poemas, lo

llamo "NARANJAS". Y una mañana en una galería

veo la pintura de Mike llamada "SARDINAS".

 

Fuente: Revista "Las ranas. Arte, Ensayo y Traducción". Año II, Nº 2, abril de 2006.