domingo, 26 de noviembre de 2023

El atribulado

 


soy el que calla.

el atribulado

el que entreteje el soslayo donde cabe una sentencia

la tarde áurea, la osamenta cubierta de glicinas.

 

ya no recuerdo cuando empecé una frase en minúsculas, todo es solemne, como la culpa,

pero las palabras no pueden poner un candado a los planos que se habitan con sus cielos a cuestas,

 

es demasiado

ancho

el campo de girasoles

 

para entender el sentido de la propia existencia, las estacas que sostienen todas estas iridiscentes conjeturas, cuyos temblores apenas percibo 

 

demasiado amarillo

y verde

en la espesura que voy abriendo

con mi sombra

de esqueleto

 

demasiados temores al anochecer, del otro lado del bosque, donde los frutos no caen.

 

soy el ausente, el que camina medio perdido en su propio día, 

el que se escondió en un estanque

mientras la alegría pasaba a un costado

sin nombre

ni tiempo

 

como un árbol

                       retorcido

                                     entremedio de una

        viña

                                                                            cubierta de uvas.

 

pero no, salgo al ruedo, este es solo un momento en medio del desierto

en el que quisiera tener la piel azul y la mirada distante, mientras voy a casa sabiendo que, después de todo, la felicidad es una extraña cosa que quiero frecuentar.

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