Una vez vi, a las 3 y media de la madrugada, una niebla blanca girando alrededor de una cúpula, en el patio de un hospital. Era difícil de explicar, el vidrio de aquella habitación estaba algo frío, y el pasillo parecía habitado por fantasmas, como si no supieran hacer otra cosa que formar parte de una nube, descubrir que pueden girar suspendidos en el aire, sin intenciones de asustar a nadie.
Me quede pensando todo aquel amanecer donde habrán ido esos condenados que estaban adentro de la niebla, como si estuvieran tomados de la mano, como si pudieran verse, dándose cuenta de que algo nuevo empezaba.
En el pasillo real, el de los limpios mosaicos
blancos, escuché toda la noche el lamento de una anciana, pidiendo que la
lleven, sin entender adónde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario