viernes, 19 de marzo de 2010

El perímetro de lo creado

Todo concepto tiene un perímetro irregular, definido por la cifra de sus componentes

Gilles Deleuze

Desde su abstracción, una idea representa una unidad de conocimiento, resulta una construcción desde donde comprendemos experiencias propias de la interacción con nuestro entorno. Intuyo que interpretar el pensamiento de Deleuze genera una usina de creatividad para músicos, pintores y poetas.

El perímetro irregular del que habla el autor parecería, en apariencia, ilimitado dentro de su propia contextualización (ejes invariables vinculados por una entidad subjetiva)

“el concepto es el perímetro, la configuración, la constelación de un acontecimiento futuro”. Estimo que cuando surge el poema se advierte, en lo no pensado del pensamiento, el fulgor apagado del horizonte, algo que tal vez inconscientemente el poeta logrará completar. Pero veamos esto:

se puede decir que el plano de inmanencia es a la vez lo que tiene que ser pensado y lo que no puede ser pensado. Podría ser lo no pensado del pensamiento”.

¿de estos hierbajos no están constituidos los jardines del poema?

 Ir detrás de lo que se piensa, o tal vez más, ir detrás de la antelación de lo gestado, donde emerge lo que activa todo principio de creación, impulsos de la mácula-útero o simiente, desde donde el poema converge.

No se trata de ubicar en un margen la periferia de lo no pensado, como si nos fuera inevitable desechar imágenes o dispares simbologías, sino que esas ramificaciones invisibles implican, en sí mismas, el nodo básico desde donde emergerá el pensamiento en tanto dilucidado, consciente, verbalizado de aquello destinado a hurgar en los vórtices para devolver mendrugos propios de un absoluto, que no mitigarán la profunda desdicha del poeta ante un torrente imposible de ser perpetuado y salvaguardado.

El perímetro del concepto, donde nace y se expande la idea, tiene su centro neurálgico en el cerebro, el estado mental del creador.

Alguien podrá probar, consciente de ese estado, que el perímetro existe en nuestra propia representación, pero sin pruebas empíricas que constaten su existencia, necesitamos de su arquitectura, la probabilidad “física” de su sentido abstracto, pero todo acto de creación poética, en sí mismo, resultaría ilimitado, y tal vez el perímetro, o lo inevitable de su idea, resulte necesario para otorgar contexto a una inferencia basada en literatura.

Imaginemos una idea que declina, el perímetro se va cerrando, pero el concepto guarda la materia, o tiene esencias de sus componentes primarios, esto no es más que una divagación provocada por una intervención criptográfica.

Después de todo, siempre habrá razones para nadar de noche en un estanque poblado de estrellas.


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