sábado, 27 de junio de 2015

El inefable desdén


Esta es la parte en que recojo los papeles, cuando el día era la noche y la noche una tardía ceremonia, bajo esta entelequia me cuesta discernir el sentido del vértigo, en ocasiones semeja un balanceo y por momentos parecen raptos que suben en espiral, sin conciencia de lo que el tiempo mide, insertos como estamos en una jungla donde todo se ve y donde nada se aprecia.

Hace ya dos meses que elegí trabajar en dos espacios, no sé porque lo hago, pero sé que me quita mucho tiempo, sobre todo cuando busco detenerme, intentar en silencio un trabajo con las palabras, y vaya a saberse porqué, me di cuenta, luego de leer unos versos de Osvaldo Lamborghini, que hacia ese lado debería ir mi escritura –una tensión aparente que el desdeñoso gesto reduce con indiferencia– en esa prosa que avanza sin dificultades entre formas nuevas, como si todo lo pronunciase por primera vez.

Porque a estas alturas, lo único digno que me queda con la poesía, es conversar conmigo mismo.

sábado, 20 de junio de 2015

Ejercicios líricos


Ejercicios líricos.
Alguna vez escuché esa frase.
Su construcción nace de una discordancia, se eleva entre promontorios y retumba en grave caída, apenas las nubes en los papeles pintados, una idea que traza una línea hacia un vértigo habitado, un esquema donde lo posible se alcanza a dirimir, cosas dentro de una cosa.

Solo son versos...

Si el día tuvo brisas de jadines abandonados el poema discurrirá sobre alguna ventisca, se moverá una brizna en el patio soleado de la infancia, y algo plateado se hará forma sin que los demás lo perciban, acaso aromas de limones y naranjos en la tarde quieta, la tarde con murmullos de los que apenas balbucean en otro contexto.

sábado, 13 de junio de 2015

Los opuestos en el poema


Convertir las discordancias en entramados donde los opuestos se complementen, para dicha tarea se necesita una extraña conciencia crítica, una puerta al fondo del pasillo donde sea posible ver un jardín poblado de arborescencias -el viento que todo lo cruje- sin advertir las convenciones y las premisas. En esa tensión es posible asumir lo nuevo, especialmente la forma, y que esos entrecruzamientos habiliten la posibilidad de conjeturar un arraigo.
¿conjeturar o conjurar?
La idea de un arenero donde nuevas construcciones puedan ser dirimidas...

¿Puede la poesía, desde candentes periferias, avanzar bajo estructuras combinatorias?

Hacia allí discurro, en esta hora no tan severa, mientras creo dilucidar, con inusitado interés, sobre los ejercicios líricos y los ejes conceptuales de improbables teorías, y acaso siempre, las eventuales curvaturas del poema.

sábado, 6 de junio de 2015

El poema de la vasija


El poema de la vasija es arrojado desde un puente, cae literariamente en una calle empedrada, se rompe en 38 pedazos, un crítico anuncia el despropósito: la vasija esta rota.
Hay un fuego que lacera el entendimiento del barro cocido, el barro de la vasija echo poema. Hay que juntar los pedazos dice el literato, dentro de un tiempo nos reuniremos a cenar y beberemos de la vasija, el poema, para entonces, podrá verse desde adentro.

Acaso sea el tiempo que todo poema necesita para ser inútilmente comprendido”, escribe, escéptico, mientras une cada pedazo.