jueves, 24 de septiembre de 2015

Albores


Entre medio de los albores en el que pacen débiles junturas, atavío la única suerte que me desbroza.
Todo es una osamenta gris donde nada discurre...
He fabulado en los cimientos de mi vida plena -cuadernos llenos de asombros ingenuos- pulsando las cuerdas del devenir, aquello que transmuta en madejas sutiles que se imbrican, a medida que se avanza hacia un bosquejo plateado como el sol, las orillas claras donde se detienen los ausentes.

Me acostumbré a la idea de que todo envejece mientras estamos haciendo planes.

Así las cosas, estoy esperando que las palabras se parezcan a un estanque de agua quieta, que me pueda reflejar en los márgenes de mi propia disolución, y que al final del día recuerde bien el porqué de mi silencio.

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