“horizontes pardos que se alejan”
alguna vez tuve por práctica abordar los manuscritos de la adolescencia como si fuera algo nuevo, haciendo un trabajo sobre el pasado, y que en ese trance la concepción de temporalidad tuviera otro entendimiento. El ejercicio era como una marea que terminaba en una parábola sin demasiadas pretensiones.
hace años que vengo acumulando tesituras no habitadas en relatos interrumpidos, creyendo que esos versos vienen de algún lugar y que se marchan sin alterar ninguna comprensión de lo transitado.
me suelo quedar en esa parte del poema, el pasillo lleno de plantas mientras el sol cubre con su tibieza la compasiva quietud de un naranjo.
horizontes pardos que se alejan...
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