viernes, 30 de agosto de 2024

Acontecer

El desánimo que cuelga de la rama de la única hoja perlada, en el rocío del amanecer, a través del campo cubierto de escarcha, para darme cuenta, detenido a centímetros de la alambrada, en esta curva de la vida, que lo único que puedo ofrecer es el olvido.

Podría repetir exactamente la misma frase, pero con otro final: "que lo único que puedo ofrecer es no olvidar".

y bien sabemos que son dos cosas distintas.


viernes, 23 de agosto de 2024

A veces no es un poema

En ocasiones no es un poema lo que ocurre, una improbable etiqueta haría mención a la "no-literatura", así como otros entienden la no-música y encuentran un extraño apego a la curiosidad de los sonidos, que todo eso ensamblado produce un interrogante que podemos denominar música, tal vez canción, porque tiene un plano, porque sus bordes son efímeros y difusos, porque hay escalas, coloraturas, calidoscopios, acaso tesituras.

y pienso que podría ser Pollock el día que decida poner un lienzo en el piso, y tomar pinceles y tazas y pinturas negras...

en ese juego fractal y luminoso a veces suceden cosas

estoy creyendo que lo puedo llegar a explicar alguna vez, estoy queriendo que ese día nunca ocurra.

sábado, 17 de agosto de 2024

Ir

Ir sobre las huellas de las palabras que parecen cubrirme, la mirada de una hormiga, muy quieta, en el jardín de los atardeceres glaucos.

huir del temor de la sed, ahora que parece que va a llover, y es esa la única certidumbre, más allá del poema sin terminar. 

sábado, 10 de agosto de 2024

Con el silencio de un silencio

Abrazar las orillas de los puentes con el silencio de un silencio, ver cuánto duran los nubarrones en el barro, en el momento que una línea de color naranja tensa el crepúsculo como si hubiera un detrás.

en aquel cielo se juntaron los crespones borravinos bajo el tibio resplandor de una osamenta, extendida en sus pliegos celestes, para alcanzar una hilera de cisnes negros cuyas delicadas ramas de bronce titilan en el pardo horizonte.

no pude medir esas huellas de arena, hundidas por el peso de su nostalgia, apenas un escarabajo de oro modificaba la quietud del atardecer, el médano blanquísimo, las mismas preguntas sin resolver.

viernes, 2 de agosto de 2024

La curvatura de los dulces campos

En tu pelo se deslizan las evanescentes plegarias de los colores atardecidos, parecen tender una manta en alguna línea temblorosa, la calma de una fogata lejana, sin saber quien estará cortando una ensalada con el mismo cuchillo que un fantasma clava en la tierra su espera sin rumbo.

el mundo suele terminar en esa parábola y en ese alguien que no es, el resplandor de un silencio que el fuego tranforma en una iridiscente conjetura, la curvatura de los dulces campos, plegado en amarillos designios, sobre una línea de algodoneros desprendidos de su tiempo.