Hace años que un colibrí tiene sus crías en el jardín de mi casa, en un nido cubierto por la enredadera, un alba que acontece, como si algo nuevo empezara.
Hoy volvió después de un círculo de 12 meses, es realmente una aventura ese ciclo que se completa, sin que nunca termine, sin saber dónde empieza
y cuando todo parece mucho, me quedo mirando ese revoloteo incesante, deseando que nunca se vaya, esperando que siempre vuelva.
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