Estaré disperso algunos días, como quien se detiene a examinar mendrugos, buscando pasar las cosas mientras nos ocupamos en preocuparnos por hacer otras.
Al azar leo estos versos de Juan Gelman, de un libro cuyo título ahora me representa (interrupciones).
Cuerpo que me temblás entrando al alma
frío que me enfrías, manito tuya
manando sombra/sombra/sombra/sombra
¿paro tu deshacerte en algún lado?...
Me hago siempre las mismas preguntas
deshago lo aparente, discurro sobre el devenir
y siempre es lo mismo
y no sé cuando retomaré esto que hago.
Porque estas palabras son como pájaros no nacidos
Porque ahora me quedo pensando lo que no hice y lo que hago.
Aunque cómo hace falta ese divagar mi áureo-áureo amigo... digo yo que soy divagadora profesional.
ResponderEliminarAhora mismo en eso ando, di-va-gan-do, si bien no simplemente va-gan-do.
Pero bueno, gracias. Cuando el mundo más que "concreto" se vuelve "de concreto", es maravilloso tener adonde venir a recalar.
PD Ahora andaba en lo de un amigo, que es también muy bueno, y allá me dejé en fragmentos sobre un fondo negro. Vos tenés en cambio un fondo blanco (y hablo sobre todo de cierta luz de palabra), con lo que vengo equilibrarme -no hubiera sido propicio permanecer desmembrada-.
Eso, gracias.
Un beso, otra vez.
Amiga
ResponderEliminarCreo que la mayor recompensa no es de quien recala, sino de quien es "recalado"
Digamos que el que encuentra morada en un blog vive su vida y de vez en cuando publica algún relato, eso lo justifica y tal vez hasta lo distrae
Pero el que tiene las suelas de viento suele darle sentido, con su visita, a esa especie de guarida que supone este tipo de encuentro, en el que solo hay computadoras, pero esencialmente palabras
por eso gracias, sinceramente...