No sé desenvolverme…
No sé hablar…
¡Oh!, si todo consistiese en pensar
no temería a nadie.
Arthur Rimbaud
Dar vuelta una hoja, cerrar un capítulo indefinido como un vocabulario, asir lo inasible del paso del tiempo y quien sabe cuánta entusiasmada languidez esconde esto que pienso, propio de quien vuelve a vivenciar una navidad (me despojo del contexto religioso, esta fecha es un indicio como tantos otros que el tiempo avanza), suelo hacer balances en esta época, suelo pensar que el áureo espantajo dejará de protegerse bajo una lluvia del mundo con su paraguas endeble, que seguirá recogiendo tiestos de la belleza a su paso
¿Qué otra cosa puede hacer?.
Pienso en las palabras que me fueron dictadas, aquellas que elegí para significar este tránsito en el que vamos, casi como autómatas, hacia lo cotidiano.
Pienso en aquello denominado "causalidad", ontología que me ha ocurrido con algunos visitantes (Rafael, Chandra, Ignacio...), pienso en las "supuestas realidades" como me escribió Rafael ¿cuántos se habrán dado cuenta de esto?
En este tiempo solo encontré preguntas y paradojas, tal vez me termine por dar cuenta que nunca tendré las respuestas, que siempre seré una sombra y una idea, que esto que necesariamente somos no podremos cambiarlo, es nuestra naturaleza...
Quiero dejar en esta última entrada de 2009 un saludo a todos aquellos que nunca conoceré más que en el pensamiento de una pantalla nocturna, acaso un simbólico modo de conocer a una persona, y que la noche nos pertenezca.