“Todo
concepto tiene un perímetro irregular, definido por la cifra de sus componentes”
Gilles Deleuze
Desde su abstracción, una idea representa una
unidad de conocimiento, resulta una construcción desde donde comprendemos
experiencias propias de la interacción con nuestro entorno. Intuyo que
interpretar el pensamiento de Deleuze genera una usina de creatividad para
músicos, pintores y poetas.
El perímetro irregular del que habla el autor
parecería, en apariencia, ilimitado dentro de su propia contextualización (ejes
invariables vinculados por una entidad subjetiva)
“el concepto es el perímetro, la
configuración, la constelación de un acontecimiento futuro”. Estimo que cuando
surge el poema se advierte, en lo no pensado del pensamiento, el fulgor apagado
del horizonte, algo que tal vez inconscientemente el poeta logrará completar.
Pero veamos esto:
“se
puede decir que el plano de inmanencia es a la vez lo que tiene que ser pensado
y lo que no puede ser pensado. Podría ser lo no pensado del pensamiento”.
¿de estos hierbajos no están constituidos los
jardines del poema?
Ir
detrás de lo que se piensa, o tal vez más, ir detrás de la antelación de lo
gestado, donde emerge lo que activa todo principio de creación, impulsos de la
mácula-útero o simiente, desde donde el poema converge.
No se trata de ubicar en un margen la
periferia de lo no pensado, como si nos fuera inevitable desechar imágenes o
dispares simbologías, sino que esas ramificaciones invisibles implican, en sí
mismas, el nodo básico desde donde emergerá el pensamiento en tanto dilucidado,
consciente, verbalizado de aquello destinado a hurgar en los vórtices para
devolver mendrugos propios de un absoluto, que no mitigarán la profunda
desdicha del poeta ante un torrente imposible de ser perpetuado y
salvaguardado.
El perímetro del concepto, donde nace y se
expande la idea, tiene su centro neurálgico en el cerebro, el estado mental del
creador.
Alguien podrá probar, consciente de ese
estado, que el perímetro existe en nuestra propia representación, pero sin
pruebas empíricas que constaten su existencia, necesitamos de su arquitectura,
la probabilidad “física” de su sentido abstracto, pero todo acto de creación
poética, en sí mismo, resultaría ilimitado, y tal vez el perímetro, o lo
inevitable de su idea, resulte necesario para otorgar contexto a una inferencia
basada en literatura.
Imaginemos una idea que declina, el perímetro
se va cerrando, pero el concepto guarda la materia, o tiene esencias de sus
componentes primarios, esto no es más que una divagación provocada por una
intervención criptográfica.
Después de todo, siempre habrá razones para
nadar de noche en un estanque poblado de estrellas.