domingo, 4 de abril de 2010

A veces...

A veces no entiendo por qué persisto, porqué dedicar un mínimo tiempo a las encrucijadas deshabitadas por la razón, porque quedarse después quieto, hasta otra inercia arrojando muérdagos hacia lo que emerge, porqué este porqué, y hasta cuándo.

No hago de este texto una melancólica abulia intentando preconizar sobre lo que se aprecia, no pretendo eso.

Pienso en la inutilidad de tanta escritura, que en los blogs a veces se encuentran mirillas desde donde observar un mundo detrás de las cosas, pero lo que sigue después es una lenta declinación de las ideas y es entendible, la producción es abrumadora, no nos podemos detener, y si algo significa algo, el tiempo se encarga de poner cal a la peligrosa significación, y la significación se olvida, se desestima casi automáticamente, y volver a intentar un darse cuenta, un valer la pena…

La bipolaridad puede aquietar lo agitado del intelecto, a la vez trauma desde su vértigo, desasocia lo hallado, desintegra desde los lentos engranajes del tiempo, donde nos tornamos poleas mecánicas construyendo movimientos ajenos, nos osificamos, somos como muñones de carne y acero, y nos habituamos a estar dormidos con los ojos abiertos. Tiempo después, estamos institucionalizados con la idea de aceptar nuestras limitaciones. Entonces la quietud, la atroz y banal quietud, y los versos que representan lo apagado de nuestra condición, como un tránsito lateral hacia un horizonte purpúreo.

Sigo insistiendo cuando tengo en claro que esto no se trata de insistir, “esto” es preexistente a la tarea de otorgar significado, escribimos brevemente sobre lo escueto y acontecido del devenir de la escritura, y ese instante, alumbrado con precariedades, sin explicación aparente, en que nace lo que nace, termina arrancando lo candente de nuestro inconsciente acto, para saciarnos con mendrugos y darnos cuenta que no se trata de darse cuenta, de que no hay razones para persistir, que todo esto no es más que escritura, nada más efímero y disoluto y aparente, nada que no hayamos visto antes.


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