sábado, 11 de junio de 2011

Los antiguos romanceros populares


En otros tiempos las canciones de cuna eran verdaderos romanceros populares que se transmitían de voz en voz, versos que en las voces de las abuelas sobrevolaron generaciones, pequeñas rondas infantiles recreadas por los chicos en las plazas de barrio, donde acaso sin saberlo cantaban breves romances de siglos, nacidos vaya a saberse porqué circunstancia: “estaba la paloma blanca sentada en un verde limón, con el pico cortaba la rama con la rama cortaba la flor”…Hoy se tararean sonidos, no canciones.
En algún recóndito del tiempo aquello se reemplazó por algo.
Tal vez haya sido precisamente el tiempo con el que contaban las madres, a la hora de la siesta, para mecer al niño con dulces canciones, por no tener la excusa de la televisión o del DVD, ni contar con catálogos de discos infantiles en Internet.
Sin saberlo, se transmitía un legado ancestral.

Acaso ocurre lo mismo, en la actualidad de nuestro siglo, con las diezmadas culturas indígenas que aún recrean sus tradiciones, mitos y leyendas, relatados en dos lenguas puertas adentro de sus casas, aferrados a una cultura de resistencia.
Invariablemente, todo eso se perderá algún día.
Alguien nos contará la historia, sin embargo.

De paso, como quien no pretende asociar un desasosiego, me recuerdo que ya no se escuchan cigarras en las tardes de verano (lo mismo que las mariposas, cada vez hay menos) ¿signo de los tiempos?
Misterio, vaya misterio.

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