viernes, 9 de diciembre de 2011

Sobre los talleres de poesía


Hay talleres de poesía que suelen ser reconocidos secretamente por una inmensa minoría de “escribidores”, quienes asisten con sus poemas, cuentos, relatos, crónicas, pequeñas novelas, ensayos…de antemano el escritor admite que no es posible enseñar a escribir, a lo sumo se habla de acompañamiento, de lecturas compartidas donde es necesaria la crítica y cierta distensión que forma parte del contexto, todos tienen su método, o algún método, alguna manera de plantear la experiencia de un taller de literatura donde lograr que el otro saque afuera sus evidencias, lograr “soltarlo” sin que eso signifique arrojarse sin paracaídas a un campo poblado de espinas y cardos. Lo impredecible en este caso es la persona que entra a ese taller, la carga de cosas que conlleva ir con un puñado de poemas a que otros lo evalúen, lo beban, lo musiten, lo desbrocen, escuchar infinidad de cosas: el porqué de las “imágenes”, la cáscara y el contenido, la forma, ciertos adjetivos, ciertas estructuras, cierta reiteración de sentido y así…
¿Sale un escritor de ese sótano? Tal vez entró un escritor y salió otra cosa, tal vez salió alguien más confundido o con más certezas, tal vez se trate del placer de hallar a un gran poeta entre desconocidos sin edad y sin pasado, como el placer de encontrar un buen libro en una vieja biblioteca, por un lado debe ser eso lo que motiva a mucha gente a dar talleres de literatura, por otro lado debe ser eso lo que tal vez motive a un potencial escritor a formar parte de un reducido círculo donde pueda ser “hallado”, “descubierto”.

Decía Saramago que la verdad no existe, que solo existen verdades parciales.
Abruma pensar que alguien puede enseñar a escribir. Tal vez se trate de acompañar un descubrimiento paulatino, como entrar con alguien a un bosque frondoso del cual se conocen pocas cosas, y salir al otro lado con un conocimiento inaudito o parcial que le permitirá ver de otro modo, esas mismas otras cosas.

Me interesa la construcción en este caso ¿Cómo se diagrama este tipo de tarea? ¿Dónde considerar la intervención, y porqué? ¿Cómo decir “eso no” o eso “tal vez”? ¿Cómo inspirar?

Lo que seguramente no corresponda es considerar la posibilidad de una “técnica”, difícilmente tenga sentido incluir esa noción en un taller de escritura, por lo demás, compartir lecturas y analizar en grupo un conjunto de textos bien podría significar una experiencia enriquecedora, se sabe que esas prácticas, entre poetas, son contadas, bienvenidos sean los casos donde se logren abrir ilimitados caminos a quienes han estado a solas con su alma, secretamente, anotando papelitos y libretas, haciendo bollitos de papel o leyendo en voz alta mientras la noche les pertenecía, esas vidas...

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