La verdad es un camino plagado de huellas, uno busca con su propio ropaje aquello que supone una elección, y lo que encuentra son encrucijadas, y decidir por una variable resulta abrumadoramente incierto. En eso se va la vida, hay quienes hacen un postulado de estas disyuntivas, y encuentran luminosos centelleos que los guían en la toma de filosóficas sentencias, y a veces, ese camino de las verdades frecuentadas no es más que un laberinto poblado de elecciones y decisiones. Así las cosas, puede ser terrible tener conciencia que cada momento prefigura un recorrido cuyo destino se encuentra anclado en una constante. Que siempre habrá un plano mayor que delimite los contornos de aquello que suponemos debe ser toda verdad. En todo caso, se escribirá en plural lo relativo que somos y lo inaudito que desconocemos, así se perpetuarán historias que vertebrarán el concepto de memoria. Nunca sabremos en que celda habitará el vórtice de nuestro desgarrado aullido existencial.
martes, 31 de enero de 2012
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