Una noche en La Plata, un examen de latín, un corte de luz en medio del examen, un profesor que elige contar sobre un mito latino, la importancia que significaba en la antigüedad
la conservación de la luz como idea de resguardo del conocimiento y la virtud, a los pocos minutos todos los alumnos de la Facultad de Humanidades estaban en la calle, todos menos nosotros, 20 estudiantes de Letras y un profesor de latín, contando una historia
increíble en un escenario inaudito.
Esa noche entendí que era la vocación.
Muy buen blog. me he pasado un rato largo leyendo. Sobre todo las "Divagaciones".
ResponderEliminarCon respecto a esta última, la experiencia es tan reveladora como amarga. Soy de los que creen que la tan mentada "vocación" se construye más que se adquiere.
Así y todo, es cierto que no hay que forzar las "vocaciones". Sobre todo la docencia donde hay alumnos que esperan la palabra justa.
Un abrazo
Gracias Pedro, como siempre.
ResponderEliminarMe parece bien el comentario Hernán, yo asocio mucho la vocación cuando se construye socialmente un conocimiento, aquel docente dejó una enseñanza cuando no tenía los elementos ni las condiciones, tiene relación con la misión, tal vez la vocación sea un llamado y a la vez se construya día a día.
agradecido de los comentarios.
Saludos