Hoy, en esa
construcción arborescente que suponen los contenidos multimedia de Internet,
encontramos en el mismo término notas o fragmentos de diversos autores,
documentos sonoros y visuales, monografías, leyendas, poemas alusivos y enlaces
con abundante bibliografía en diversos sitios virtuales y digitales.
Pensemos en las
bibliotecas que puedan ofrecer a sus lectores documentos locales, generados
“desde adentro”, con acceso a notas marginales, acervos comentados, archivos
orales, construcciones interdisciplinarias, que permitan una idea de
“completitud” del concepto, tarea posiblemente inabarcable, pero que
potenciaría la noción de “sociedad del conocimiento” (a pesar de saber que
según UNESCO casi el 40% de la humanidad es analfabeta, lo cual confronta el
sentido de dicha sociedad).
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