jueves, 27 de diciembre de 2012

Los límites


Cada tanto camino un trecho por un sendero cubierto de sombras de eucaliptos y pinos, hasta llegar a una cerca con alambres de púas, me suelo detener frente a un campo de cultivos, de un lado terrenos ocupados por fábricas y del otro plantaciones de alcachofas, brócolis y acelgas, estar ahí me recuerda que tengo un límite frente a mis ojos, yo podría franquear esa cerca, pero invariablemente tendré otra más adelante, y así sucesivamente. Por largos minutos miro a lo lejos una hilera de arbustos de un monte impreciso, de vez en cuando tres espaldas inclinadas recogen lo cosechado, parece un paisaje detenido en el tiempo, hasta los pájaros parecen fijar un sesgo de lo inamovible, habitan este pedazo de cielo sin posarse en los surcos verdes y marchitos, en las semillas desperdigadas en largas hileras, como si fueran manchas que retratan la soledad en cuadros sin fondo, solo marcos que penden de un hilo, quietudes clavadas en un tronco, apenas se los advierte como en un fulgor, arrastrando la quietud de una penumbra.

Es curioso, si cambiáramos el plano y lo eleváramos, observaríamos desde arriba nuestra propia celda dentro de un sistema cuyos límites apenas podríamos alcanzar a divisar, no logro ver en que se diferencian los esclavos espirituales, que viven recluidos en su propia insinceridad, con estos trazos cuadriculados que nos recuerdan nuestra propia finitud.
Me ha pasado cuando volvía al mar, si caminaba más allá de las dunas llegaba un punto en que dejaba de escuchar el bramido de las olas, en el mismo momento en que aparecía ante mis ojos la primera alambrada de púas, a escasos kilómetros de la ruta, donde nada se advierte salvo el silencioso camino amarillo de los escarabajos negros, con sus huellas diminutas que el viento no logra borrar.

Siempre vuelvo al mismo lugar, siempre tengo esa cerca por delante, que no me deja avanzar, siempre hay un límite que pareciera que nadie vigila, es algo irresuelto en mi vida, me cuesta encontrarle sentido, llego a esperar incluso que pasen algunos pájaros, creyendo que son parecidos al día anterior, es entonces cuando me doy cuenta.

Y vuelvo tras mis pasos a mi vida conocida.

PD:
Por cierto, feliz año nuevo, que puedan empezar en armonía un nuevo ciclo, que sus andares se pueblen de dichas…

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