sábado, 21 de junio de 2014

Días horizontales...


Era Juan Carlos Onetti el que gustaba pasar la mayor parte del tiempo acostado en la cama, será que estuve una semana por una gripe que me vi en la vicisitud de contemplar mis relaciones con el mundo desde ese lugar, aunque sin llegar al extremo de recibir visitas, como sí era habitual en el gran escritor uruguayo. De pronto la única ventana cubierta de enredaderas cobra otra dimensión, el sol del otoño aparenta filtrarse entre las rendijas, la vida parece una nueva oportunidad para mejorar ciertas cosas, mientras el silencio lo va cubriendo todo con un manto apacible.

Es extraño, toda convalecencia adormece, ensordece, enmudece, de pronto en un oído nace un único sonido que nos acompañará siempre, anulando los otros sentidos, hasta que los remedios empiecen a hacer efecto. Cambia el sentido del tiempo, se modifican las percepciones y los actos se inclinan levemente, como un crepúsculo acaso pálido.

Todo es una débil aceptación hacia aquello que somos y no somos.

2 comentarios:

  1. Dicho así parece hermoso, la poetización de la enfermedad. Este año a mí una infección en los riñones casi me deja mirando las flores del lado de las raíces, como decía Cortázar.

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  2. es extraño como cada uno lo experimenta, nos excede, estando en cama yo solo quise sentir el sol, ese consuelo...
    muy bueno lo de Cortázar.

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