sábado, 30 de mayo de 2015

Canción medieval


Escuchar una música lejana, como cajita ofreciendo destellos cristálicos, de los castratos apoyados en columnas de mármol, cantando de fondo -o musitando- mientras los bardos recitan, algo parecido a la redundancia, o tal vez los pajes, entremedio de una levedad -el rictus severo, las orejas puntiagudas- quietos como estatuas, mientras los pintan con un horizonte de fondo -un horizonte medieval-, bufones con medias a cuadros, los gorros rojos, sentados en círculo -siempre detrás una niña trenzándose el pelo- la secuencia que dura lo que un suspiro, sin doncellas ni arpas bellas -el verde césped, los blancos caballos- solo la cajita de cristal y el tiempo detenido, cuando los mitos todavía no existían, cuando todas las verdades podían escucharse.

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