sábado, 24 de octubre de 2015

Donde todo es guardado


Vi el núcleo, el centro blanco, donde están guardadas todas las cosas...

Así empezaba el relato que traspasó un segundo mi rutina, un poco de luz en el espejo de la hoja plateada, el plano que oblitera la antesala del poema, mientras el devenir se aleja entre una hilera de lapachos en flor

soy yo” me dije, “soy yo”, el espantajo...

Las carreteras tornan pálidas todas las conjeturas, siento el temor de la sed, tratando de entender para que sirven los relojes, todo aquello que se mide, que cumple una función.

No sé cual es mi acto, la cortina roja y polvorienta oculta los rostros sostenidos por estacas, “hay una razón” me digo, avanzo unos pasos en el pasillo luminoso, lo primero que miro es la madera del suelo, los bloques de madera lisa, una voz sorda abre el círculo invisible, un cuerpo avanza y no soy yo, hice de ese espacio el sentido de mi existencia, la voz que pronuncié era un chillido...

Pupilas tiesas en la primera fila, la vista se pierde en una peluca rosada con un ojo gigante, el excesivo maquillaje de una anciana, la pollera que coció con bordados violetas, la vida que se iba en algún lado, y añorar después de todo, estos cuadros oníricos de películas que nadie recuerda, estas cosas que juntan tiempo.

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