sábado, 17 de octubre de 2015

Leyendo a Borges...


Me interesó este planteo de Martín Kohan en torno a los "mecanismos de intervención de los escritores tanto en la esfera pública como en la manera de construir narrativas que sobredimensionan la primera persona", tal vez porque he visto en algunos casos esa disyuntiva de venerar lo que en el fondo no se lee o se dejó de leer hace tiempo, y el ejemplo concreto recae en Borges, del cual valoraría nuevas relecturas tal vez imposibles de hallar en contextos donde las personas frecuentemente exhiben lo que viven y lo que son, o como diría Kohan "el que escribe y lo que se escribe son una y la misma cosa”.

Que el público idolatre a los escritores desde otro lugar (abordándolos por ejemplo en festivales de literatura como el reciente MALBA) no garantiza ciertamente la inmediata lectura de sus textos, volviendo al ejemplo de Borges “La admiración venerativa de su figura superaba con creces la disposición concreta a leer sus libros”, recordó Kohan, “Venerarlo y no leerlo, o venerarlo para eximirse de leerlo, llegó a ser un implícito literario.”

Acaso tengamos que recordarnos lo que subrayó el autor de Ciencias Morales, que la verdad del escritor “no está en otra parte que en su escritura”, cuya práctica nos permita abordar la pregunta que se hizo Josefina Ludmer en uno de sus tantos textos sobre crítica literaria (de donde incluso Kohan fue alumno):

¿Como salir de Borges?

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