sábado, 26 de octubre de 2024

El poema que no en la lluvia que tampoco

Una vez, esperé en vano que el viento desprenda algo que intentaba conjeturar, no había razones ni ejercicios líricos planteados a medianoche, cuando quedan pocas cosas por preguntar.
Era el inicio de un poema, un esquema en verso libre, un territorio difuso, con bruma y acaso desaliento, bajo la forma de unos crespones borravinos sostenidos en un crepúsculo que parecía no pertenecer al cielo oscuro y violento, como prolegómeno de una tempestad.
En esa irrepetible orilla la luna arrinconó lo único que quedaba precariamente iluminado: el pálido verso del poema que no en la lluvia que tampoco.
El mar detuvo su movimiento, el tiempo dejó de aproximarse.

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