Hay versos que quedan estancados en orillas impares, concatenaciones apenas separadas por una coma,
en ese arco sin edad, el tiempo es un paréntesis que no justifica la sequedad del poema, allí puede caber una hilera de álamos que desprenden su otoño en primavera, una ventana que alguien cierra, un pórtico de madera con marcas de sal, pero es probable que ninguna de esas imágenes encuentre un correlato, como también es cierto, al final del día, que nada de todo eso ofrecerá un amparo.
Acaso un poema sin concluir en un día como hoy.
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