lunes, 21 de junio de 2010

Sobre la creación de conceptos


"Trascender la realidad y la materia. Reconstruir la poesía y el mundo espiritual del ser humano" ante este lema Juan Gelman se preguntó ¿Qué significa reconstruir la poesía? Ningún poeta nace de la nada y, cada uno a su manera, sigue el consejo de Basho: no hay que imitar a los antiguos, hay que buscar lo mismo que ellos buscaron. Es cierto que vivimos en una época en la que la improvisación, la trivialidad y la ligereza parecen dominar. Pero el poeta abre caminos interiores para escribir cada poema, desbroza las malezas de su subjetividad, no escucha el estrépito de la palabra impuesta. No vive para escribir, escribe para vivir…

Esto me recuerda a lo que opinaba Gilles Deleuze sobre el sentido de la filosofía: la creación de conceptos. El pensador francés se preguntaba qué valor tendría un filósofo del que se pudiera decir: no ha creado conceptos, no ha creado sus propios conceptos.
Por ende ¿de qué serviría reiterar, corroborar o justificar lo ya recorrido, si en el acto de pensamiento no elevamos nuestra propia teoría, nuestro propio significado de las cosas?

Se trata de construir lo que otros en su tiempo construyeron, pero desde otro plano.

Deleuze definió al concepto por la inseparabilidad de un número finito de componentes heterogéneos, recorridos por un punto en sobrevuelo absoluto, a velocidad infinita.

Esta sentencia debería obligarnos a ir más allá de nuestras posibilidades, a corroborar cuáles son nuestros límites, precisamente allí donde somos libres, allí donde nada nos ata, allí donde simplemente podemos crear.

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