viernes, 4 de marzo de 2011

El origen de algunos poemas

A veces encuentro ciertas hilaturas, en planos imbuidos de un contexto filosófico abstracto, que suelo analizar en un sobrevuelo. A veces basta un sintagma para desarrollar una idea impar. A veces la sustancia de un bloque narrativo ofrece mendrugos para la construcción. A veces un hilo desvaído sostiene la envoltura de un entramado conceptual, probablemente ajeno al ovillo madre, probablemente cercano a las disquisiciones estéticas del creador.

Esta tarea de extracción e imbricación colma un estado de tensión. El del poema que va surgiendo a medida que las imágenes van siendo arrojadas, urgido el poeta por captar esa materia y perpetuarla en un soporte, para luego extraviarse sin límite en los senderos de lo creado.

Leer a Rimbaud, significar a Rimbaud, tal vez conceptualice dicha tarea. Pero es también extraño cuando esos bloques son extractados de contextos musicales o pictóricos. Cuando el artista narra su modo de crear, hay elementos que subyacen a la esencia primaria, que pueden ser re-significados, no ya para entender dicho proceso, sino para extraer quinta-esencias de una concepción mental, que opera en un marco de nervaduras apenas visibles, vertebrando todo plano detrás de lo que va sucediendo mientras el poeta escribe.

Allí, el poema ocurre, extractado en su materia por bloques de concepciones estético- filosóficas, para aventurarse entremedio de simultáneos componentes, haciendo de conjeturadas mesetas su inacabada meseta.

PD: la imagen pertenece a un artista que vive en la calle, es deseo suyo permanecer anónimo.

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