viernes, 22 de abril de 2011

Lo vertical en lo horizontal


Intento devanar pensamientos desde vías paralelas donde trazar lo complementario. Entendido de este modo, las variables de las ideas se entrecruzan, no hay allí una única fuente, ciertamente el saber fluctúa mientras diversas corrientes perceptivas van hollando la estructura, que se pretende emplear para significar un desvarío.

Suelo recrearme en los esbozos de ideas que otros conjeturan, mi tarea consiste en extractar bloques de un pensamiento, separar el contenido de la matriz (con sus parámetros a cuestas), y analizar una eventual divagación desde una periferia del entendimiento.

Tratando de esquematizar, es probable trasladar ciertos conceptos literarios en relación a una problemática cultural o social, de modo que dichos conceptos puedan ser comprendidos a través de una estructura arborescente, resignificando los eventuales alcances. Para esto es preciso tejer un diagrama mental que nos permita abordar la idea primaria.

Se necesita licuar componentes interrelacionados, ejercer un pensamiento crítico.

Es allí que un concepto literario puede cobrar otro significado en este espacio de jardines que se bifurcan, asociados necesariamente con planos en apariencia inconexos.

Se puede incluso desde anacrónicas comparaciones forjar ecuaciones sutiles.

Veamos entonces el ejemplo de la Comedia de Dante: para abordar el poema puede resultar válido desandar previamente otros senderos literarios, salvo que prevalezca en el lector el deseo de penetrar el frondoso bosque sin ningún tipo de guía. Para quien esto escribe, leer los nueve ensayos dantescos de Borges ha clarificado cierta comprensión oscura del poema. De hecho, las ediciones posteriores de la Comedia han contado con cita de fuentes para situar a un posible lector en el contexto histórico, social y teológico del poema.

Incluso Borges, con su escritura del Aleph, ofrece una relectura de la comedia, y tal vez más aún, una comprensión anacrónica del espacio virtual de la Web, cuyos documentos suelen estar trazados por hipervínculos a diferentes tipos de soportes. De este modo se fomenta una conectividad, desde lo digital y electrónico, que acaso antes era propiciada en el laberinto de una biblioteca, entre libros, extensas enciclopedias y manuscritos varios.

Es allí que, intentando devanar lo enhebrado, sea posible, desde lo fragmentario, producir nuevos sentidos si se los interpreta fuera del plano donde se abreva lo candente de la idea original. Probablemente la tarea consista en poblar con imágenes los márgenes del plano descubierto, entender desde esa deconstrucción.

Y si acaso nos extraviáramos en los fragmentos, y uniéramos los pedazos del único cristal (trozos que en esencia representan una verticalidad extractada de bloques mutilados), se podría estar frente a un mosaico horizontal que oculta en su superficie el supuesto entramado de las ideas verticales.

Se sabe, o se supone, que el cosmos tiene su antagonismo en el caos, que precisa ocultar para establecer un control horizontal del pensamiento.

Todo lo que está fuera de este murmuro, son conceptos candentes invisibles al sistema.


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