sábado, 15 de octubre de 2011

Las construcciones de este blog


Todo es precario en este blog.
Todo es efímero.
Hablo de la construcción de ideas.
No hay tiempo. Los espacios críticos se crean desde la fragmentación, aproximando disyuntivas mediante fugaces dicotomías. Las lecturas son esporádicas, aunque vertiginosas, siempre intensas. Las reflexiones intentan colmar un estado de tensión, situación que en sí misma supone todo abordaje, en ocasiones ofrecido desde subjetivas periferias, de obras nacidas en un relámpago, y decodificadas con cierta desventura en una bitácora tardía.
Siempre llego después a un tema aciago, probablemente deshabitado, intentando una perpetuación del cisma, una luz hiriente. Luego lo devano, agregando notas marginales de modo arborescente.
Entonces escribo y es esto, meros embelecos ansiando hilar los pormenores de una hilatura, escribir sobre la escritura, hablar de lo creado.

Así construyo, pero no me basta.

Accionar, tal vez sea la palabra recurrente cuando hilvano el ejercicio de pensar, y entonces pienso que en este punto algunos poetas exponen lo no creado, son escritores pero el blog los representa, con el tiempo son absorbidos por la obligada aportación original, que nunca cesa, finalmente el espacio se torna una extensión de sí mismos, siguen teniendo un nombre mientras lejanos y cómplices lectores aguardan el libro que les devolverá el significado de un consuelo, porque ellos también necesitan construir desde la lectura, y si bien los blogs aportan versos, son los libros los que permiten favorecer construcciones.
Así también ciertas bitácoras simulan un diálogo desde vericuetos artificiales, suponiendo una relación y una participación que busca desechar el carácter estático de lo propuesto, ansiando dinamizar mediante diagramas mentales el entramado del mundo exterior.

Por otra parte, hay seres que en el mundo del arte poseen el don de la invisibilidad, y se mantienen incólumes fuera de todo círculo espejado, pudiendo trabajar sin distracciones, y sin la necesidad de articular los resortes de un coro siempre disponible para la aprobación. No es nuevo, y por otro lado se perdió el sentido crítico de la lectura de poemas. Me ha pasado compartir esto, y lo extraño.

En una película alguien se preguntaba por el peso del alma ¿cuánto pesa una idea en una bitácora virtual? ¿cómo se mide esto? Incluso me lleva a pensar cómo será, en entornos digitales, la noción de desecho. Paulatinamente decrece, en el arco del tiempo, la curvatura del pensamiento colectivo. La construcción queda registrada para que otros las desmenucen, refuten o complementen.
Los manuscritos se pierden o se rompen o se queman, los sitios web desaparecen, y es todo.
Tal vez se trate de una selva demasiado frondosa como para advertir la mirada de un sapo segundos antes de tragarse una libélula.

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